El nuevo Orriols entierra "el agujero de la vergüenza" con las obras en Agustín Lara

La peatonalización del otro extremo de la barriada impulsa la regeneración urbana de esta zona de Torrefiel

La parcela donde han empezado las obras. La calle del fondo es la parte de Agustín Lara donde se encontraba el «agujero de la vergüenza». | M. DOMÍNGUEZ

La parcela donde han empezado las obras. La calle del fondo es la parte de Agustín Lara donde se encontraba el «agujero de la vergüenza». | M. DOMÍNGUEZ / moisés domínguez. valència

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

La regeneración del barrio de Orriols en su zona oeste da un nuevo paso: las máquinas han empezado a trabajar en el complejo Nova Urbe, ocupando una de las parcelas generadas tras la desaparición del "agujero de la vergüenza" y las fincas degradadas que había a su alrededor.

Los cimientos para la grúa han horadado el terreno profundamente.  | M. DOMÍNGUEZ

Los cimientos para la grúa han horadado el terreno profundamente. | M. DOMÍNGUEZ / moisés domínguez. valència

El derribo de toda una manzana ha permitido la apertura de la calle Agustín Lara en su totalidad. Después de décadas, ya entra a cuchillo en lo que, durante mucho tiempo, fue un foco de ocupación y suciedad. Tras la adquisición de los inmuebles y el más que simbólico derribo del muro, las obras permitieron que la calle cayera suavemente hasta la avenida de la Constitución. A los dos lados han quedado dos parcelas. Una, grande, ya tiene inaugurado un parque infantil, y queda una amplia pastilla para edificar. La otra, en la otra acera, es la que ha empezado a acoger las obras. Es la parcela en la que estaba el mítico restaurante Casa Balaguer.

«Ahora sí» hay nuevo complejo

Durante los primeros meses, esa parcela fue utilizada como aparcamiento espontáneo. No en vano, la falta de plazas es un mal endémico en la zona. El gozo ha durado muy poco. Ambas parcelas son propiedad de Metrovacesa, que desde el primer día tiene instalada una caseta de información sobre la venta de los dos bloques de pisos.

El lema de la promoción es «Ahora sí», lo que viene a dar una idea del tiempo que ha habido que esperar para que el proyecto urbano pudiera salir adelante. Un proyecto casi de generaciones, de un urbanismo incompleto al que no se le dio una solución más que después de infinidad de reivindicaciones y vergüenza. Y las máquinas ya han entrado. De momento, para poner en marcha los cimientos y la infraestructura de la grúa. Se trata de una finca irregular, en rampa, tan poco habitual en la ciudad de València. No hay nada valioso a la vista. Tan sólo tierra arcillosa que forma parte de lo que fue un pequeño cerro sobre el que se asentó el viejo pueblo de Orriols.

La excavación no deja nada a la imaginación. No hay vestigios de acequias o viejas canalizaciones. Tan sólo se aprecian algunos restos, los últimos, de Casa Balaguer. Paredes embaldosadas que, en nada, desaparecerán completamente.

En esa parcela, la promotora promete un residencial donde el diseño y la arquitectura «más cosmopolita se conjugan». «Para todas las familias urbanitas que quieren disfrutar de la comodidad de vivir con todos los servicios próximos; salud, educación, deporte, cultura y ocio», dice.

Finca con club social

Esta construcción incluye viviendas de 2, 3 y 4 dormitorios, todas con terraza, trastero y garaje y una zona común, que puede apreciarse en las figuraciones: un patio interior con juegos infantiles y original sistema de anclajes para las bicicletas. No hay capacidad para incorporar una piscina (las dimensiones de la parcela son limitadas) pero incluye un pequeño local social como punto de encuentro y zona para eventos, así como una preinstalación eléctrica para la recarga de vehículos.

El precio estimado está entre las 236.500 y los 308.000 euros en función a los metros cuadrados de superficie (entre 109 y 137). El nuevo parque es uno de los atractivos que se ofrecen.

A espaldas del Orriols humilde

Estos edificios dan la espalda al Orriols más humilde. Detrás, pasando el antiguo agujero, es donde se encuentra la zona donde la conflictividad social se acentúa y donde los incidentes se han multiplicado en los últimos años.

Ahora, el barrio quiere buscar nuevas oportunidades, con esta actuación a la que hay que añadir la peatonalización integral del otro extremo del barrio, una particular zona cero que se está pacificando, urbanísticamente hablando, y que sólo el tiempo dictaminará su destino. En definitiva, estas obras de la iniciativa privada han reactivado el nuevo Orriols, el nuevo barrio que va renaciendo.