La apertura de nuevos locales confirma a Russafa como el barrio gay de València

Hasta tres nuevos establecimientos acaban de abrir en la zona, donde existe uno de los escasos bares lésbicos de España

Discoteca Pica Pica en Russafa

Discoteca Pica Pica en Russafa

José Miguel Vigara

José Miguel Vigara

Russafa es desde hace más de una década el barrio gay por excelencia de València. Sin embargo, en los últimos tiempos esta tendencia se ha intensificado más si cabe con la apertura de nuevos locales de copas nocturnos y la atracción de público LGTBi a esta zona de l’Eixample desde otros enclaves como el Carmen. Hoy, entre cafeterías, pubes o salas, hay una quincena de locales que enarbolan la bandera arcoiris. Los más veteranos son la discoteca Piccadilly, ahora denominada Picca, con zona dance; el pub Planet, para chicas; el Cómic Café, donde todo empieza con la cervecita; o La Boba y el Gato Rancio, donde tomarse una copa después de la cena.

En una València mediterráneamente plural y diversa, que mira a la próxima celebración de los Gay Games en 2026, con las dudas de cómo gestionará el gobierno municipal de PP y Vox este evento; la oferta nocturna dirigida al colectivo gay, lésbico y trans, ha convertido a Russafa en una suerte de Chueca valenciano, aunque este cliché pueda chirriar un poco.

El gerente Pedro Domínguez reconoce que como directivo del sector del ocio ya lleva tiempo empeñado «en que Russafa sea el nuevo Chueca de València», aunque, claro, con su propia personalidad. Su grupo empresarial ha abierto dos pubes dirigidos al público gay en apenas año y medio: Las Vegas cumplirá en abril dos años ; y El Templo abrió en diciembre. «Abrimos El Templo porque teníamos colas en la puerta de Las Vegas; no podíamos atender a los clientes por exceso de aforo y no queríamos generar molestias a los vecinos», dice Pedro Domínguez. Sin embargo, ahora las colas también se están repitiendo en El Templo. Esto demuestra que Russafa ha sacado el orgullo con fuerza.

Otra apertura reciente ha sido el «Cómeme la boca», que se remonta a hace unos 9 meses. Además, se ha impuesto una tendencia en estos pubes con sala de baile que arrasa: la incorporación de artistas drags que presentan sus espectáculos en directo. En horarios amplios y con formatos variados que van del tardeo a la fiesta temática o la noche gamberra.

Por ejemplo, el público puede disfrutar de divas como Liz Dust, Alexia Thenight, Missacha, Rubí Lennox o Mitroskah Entubokah, y de eventos con lemas comerciales tan explícitos como «Apriétame el polvorrón», o los tardeos con «Chocochurros». Por ejemplo, otro clásico de Russafa, la discoteca Picca, ubicada en el carrer dels Tomassos, cuenta con una amplia programación de eventos y fiestas temáticas que invitan a sus clientes a deshinibirse «en un ambiente seguro». La seguridad y la confortabilidad son dos de las claves que explican el auge del ocio nocturno para gays en Russafa.

El activista y director audiovisual Carlos Giménez apunta que los negocios de Russafa ofrecen a sus clientes LGTBi unos espacios de diversión «seguros» donde pueden mostrarse como son: «divertirse, relacionarse, filtrear y reafirmarse». El concepto seguro no solo tiene que ver con que no sufran ningún tipo de agresión homófoba, sino también con disfrutar de un ambiente amigable: «Puedes vestir como quieras y entrar en estos locales sin ningún problema; en otros puntos de la ciudad no es así, te van a mirar mal o incluso no te van a dejar entrar», apunta.

Buena parte del colectivo LGTBi también vive en la zona, incluso son famosas las discomóviles de la Falla Tomassos por eso, Russafa es el barrio del ambiente por antonomasia. También hay otros factores que explican el auge gay del barrio del Ensanche. «La aplicación de la ZAS en el Carme implicó una serie de restricciones que hicieron que el público se trasladase a Russafa», comenta el director del documental «València, t’estime», que resume la historia del movimiento LGTBi en el Cap-i-Casal.

Por su parte, la gerente de Planet, Rosa María Gilabert, recela del concepto «gay friendly» como estrategia de márqueting. «Hay mucha gente que se ha subido al barco», cuenta. «Se ponen esa etiqueta en la puerta -lamenta- y quieren usar ese argumento para ganar dinero». «Planet, Cómic, La Boba y el Gato Rancio o Piccadilly llevamos años funcionando en Russafa y apostando por un público LGTBi», asegura. De hecho, «nosotras sí nos creemos el ocio nocturno como un espacio más para reivindicar los derechos del colectivo». Hace años, «solo este grupo pequeño de locales apoyábamos al colectivo Lambda» para que impulsará el Día del Orgullo cuando ninguna institución creía en ese hito. Además, Planet es «el único local para lesbianas de la ciudad y uno de los pocos que funciona en España desde hace 12 años». Eso sí, matiza, «en Planet no se prohíbe la entrada a nadie por su condición sexual, por eso también tenemos clientes heteros además de gays, trans o no binarios».

Rosa María Gilabert recuerda que hace años se publicó una guía de restaurantes, bares, pubes y discotecas amigables con gays y lesbianas. «De ellas, -comenta- el 80% están en Russafa».

Otros espacios de la ciudad

Aún así, también es de justicia citar otros establecimientos referentes del mundo gay que hay en València. De hecho, como apunta Carlos Giménez, la capital valenciana se diferencia de Madrid porque allí «la oferta de la noche LGTBi está centralizada en Chueca» mientras que aquí aún quedan otros establecimientos icónicos, aparte de Russafa. Por ejemplo, las discotecas Deseo 54 y The Muse, en el barrio de Morvedre; y el Turangarila, un restaurante con espectáculos drags, en Maestro Rodrigo. Mención aparte merecen los locales de sexo, como Bubu, en el Botánic, para osos; Nunca digo no, el gay sex cruising bar; y Hómens, el local cruising de la calle Alicante, con fiestas nudistas y slip. Casi nada para la calentura.

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