El envejecimiento de la plantilla municipal tensiona los servicios municipales y perjudica a los vecinos

La edad media de la plantilla está 50,7 años y fuentes sindicales calculan que solo este año se jubilarán más de 200 trabajadores públicos

El 18% del colectivo tiene más de 60 años y el 66%, entre 45 y 55 años, lo que significa que en una década la falta de recursos humanos se agravará aún más

Concentración de interinos ante el Ayuntamiento de València.

Concentración de interinos ante el Ayuntamiento de València. / M.A.Montesinos

José Miguel Vigara

José Miguel Vigara

La plantilla del Ayuntamiento de València, -por tanto, también los gobernantes municipales actuales; los del futuro, y los ciudadanos a medio plazo-, tienen un gravísimo problema. Se trata del alarmante envejecimiento de la plantilla de funcionarios que componen la institución. A fecha de febrero de 2023, la media de edad de todos los empleados públicos del "Cap-i-Casal" era de 50,70 años, teniendo en cuenta que había 5.398 personas en plantilla. En cifras globales, el grueso del colectivo municipal, el 65,88% tenía entre 45 y 59 años, lo que suponía 4.616 empleados. En cuanto a los más veteranos, el 17,19% estaba en la franja de 60 años o más. Esto significa que a esa fecha había cerca de un millar de funcionarios, 928 en concreto, con edades comprendidas entre los 60 y los 70 años. En la próxima década, siguiendo con la proyección actual se jubilarán al menos 2.000 empleados públicos.

Esta situación es achacable a que desde 2007 no se han convocado oposiciones en el ayuntamiento, excepto en Policía Local y Bomberos, donde hasta hace poco tiempo, la situación era crítica; y en áreas como Agentes de Igualdad o Parques y Jardines. Además genera graves problemas organizativos en ciertos servicios municipales que se ponen al límite por la falta de personal, y peor aún, porque no se cubren las vacantes lo que acaba empeodando el servicio al vecino. Lo hemos visto estos días con las bibliotecas municipales, ya con María José Catalá en la alcaldía, donde las bajas médicas y las vacantes acumuladas han obligado a realizar cierres parciales en diversos centros de la ciudad. El mismo problema se ha venido dando en la Policía Local, donde la falta de personal llegó a ser dramática hasta que los gobiernos de Joan Ribó atajaron el problema; o en Educación, hace unos años.

Ahora hay abierto también, indican fuentes sindicales, un proceso de estabilización de los interinos del ayuntamiento, pero este procedimiento, que busca reducir la temporalidad y consolidar estos puestos de trabajo, no ayudará a rebajar la edad media de la plantilla ni tampoco permitirá incorporar más personal. En realidad, se trata de personas que ya están trabajando en el consistorio y que merecen que se consoliden sus puestos, según como determine el derecho administrativo.

La tasa de reposición encorseta a las entidades locales

Pero en contra de lo que pueda imaginarse, el consistorio de València no puede convocar tantas plazas como quiera o necesite pese a que es una institución saneada económicamente. La tasa de reposición, que viene impuesta por el Ministerio de Hacienda en los Presupuestos Generales del Estado, condiciona e incluso encorseta a las entidades locales. Para 2023, el ayuntamiento solo ha podido sustituir por concurso público el 100% de los funcionarios que se han jubilado. Pero este porcentaje ha sido más bajo en los ejercicios anteriores ya que la denominada Ley Montoro, de ajuste del gasto público, que entró en vigor en 2012, recortó las competencias municipales impidiendo a los municipios contratar más personal como vía de control del gasto. Esta norma estatal sigue vigente hoy, casi 12 años después.

En aquel período, después de la crisis económica mundial de 2008 y sus consecuencias, cuando hubo un serio riesgo de intervenir económicamente el Estado Español, y desde un punto de vista puramente economicista, esta norma estatal podía tener su fundamento pero después de una década, esta ley resulta demasiado coercitiva para la autonomía municipal pues los ayuntamientos no pueden contratar al personal que necesitan para dar más servicios y de más calidad a sus ciudadanos. La principal vía administrativa para combatir este progresivo envejecimiento de la plantilla pasa por convocar nuevas ofertas de empleo público, nuevas oposiciones, para que se incorporen nuevos trabajadores al sector público municipal, señalan fuentes sindicales consultadas por Levante-EMV. Pero las OPE's, son procedimientos administrativos complejos, que cuesta al menos entre dos y tres años de completar, entre que se redactan las bases, se convocan las oposiciones, se completa la selección de personal y se dota el presupuesto para pagar a los empleados públicos.

De esta manera, en el Ayuntamiento de València, se han ido jubilando todos los años, 80, 90 o un centenar de personas, y solo se pueden reponer estas plazas. Este mismo ejercicio, las fuentes sindicales consultadas calculan que se van a jubilar unos 200 fiuncionarios. Pero aplicando al máximo la tasa de reposición, solo se podrán reponer estos puestos de trabajo, no se podrán aumentar más. Por tanto, no hay manera de incorporar más personas para rejuvenecer la plantilla ni para mejorar los servicios públicos o para atender nuevos equipamientos que se pongan a disposición de los ciudadanos. "Es un problema grave" señala la concejala de Personal entre 2019 y 2023, Luisa Notario, "y no tiene fácil solución de un día para otro". En el caso del Ayuntamiento de València, además de convocar nuevas oposiciones, una de las medidas que se pueden aplicar es crear más bolsas de trabajo, para a medida que se vayan jubilando los trabajadores, ir reponiendo esas plazas. También es una manera de tener capacidad de respuesta ante posibles bajas por enfermedad o por invalidez largas, o por otra circunstancias como fallecimientos o traslados.

El envejecimiento progresivo afecta a todos los servicios del ayuntamiento y a todas las categorías profesionales desde arquitectos, profesores, ingenieros y economistas pasando por oficiales, jefes de servicio o técnicos informáticos o administrativos, hasta subalternos, conserjes y auxiliares de servicios. Afortunadamente, la convocatoria de las nuevas oposiciones de Policía Local y Bomberos han permitido rejuvenecer la plantilla y mejorar estos servicios.

En las últimas semanas, la falta de contratación de nuevo personal en bibliotecas, acuciado por las bajas médicas y las vacantes que no se han cubierto, está obligando a realizar cierres parciales en centros de lectura de la ciudad, porque literalmente no hay trabajadores para hacerse caso del servicio. A principios de los gobiernos de Joan Ribó, en 2015, hubo serios problemas con educación. Notario recuerda que hubo de conformarse una bolsa de trabajo con profesores de diversas materias, para atender las vacantes que iban surgiendo. Sobre la falta de agentes de Policía Local y Bomberos ha habido múltiples quejas vecinales en los barrios, que ahora con la incorporación de más efectivos comienzan a remitir.

Pero en la administración local, cubrir vacantes -por enfermedad, por ejemplo- no resulta fácil ni ágil. No se puede contratar de un día para otro, aunque se disponga de dinero para hacerlo. Por eso, cuenta la exregidora, si en un servicio hay un aluvión de vacantes en poco tiempo, la única solución para mantener abierto el servicio es tirar mano de la bolsa de trabajo o cubrirlo con perfiles similares ya existentes en la plantilla municipal, que ya están asignados a otras áreas. Parecido a lo que se ha hecho, con el actual gobierno del PP, mandar personal de otros centros a las bibliotecas como Ciutat Fallera, en las que se quiere evitar cerrar totalmente.