València podará 2.000 palmeras y duplicará los anillos antiroedores este año

De las 15.611 palmeras contabilizadas que hay en la ciudad, 4.860 son las que se encuentran en calles y avenidas y, por tanto, requieren una especial atención

Poda de palmeras en la esquina de la calle de Trafalgar con la avenida de Baleares

Poda de palmeras en la esquina de la calle de Trafalgar con la avenida de Baleares / L-EMV

Claudio Moreno

Claudio Moreno

El Ayuntamiento de Valencia, a través de la concejalía de Parques y Jardines, ha comenzado oficialmente la campaña de poda de palmeras en la ciudad. Durante los próximos seis meses, un total de 2.000 palmeras de viario serán sometidas a tratamiento por los técnicos municipales para eliminar palmas secas o en mal estado. Esta labor ya supone un incremento del 40% de las palmeras podadas respecto al año anterior, cuando el tratamiento específico de las ramas afectó a 1.423 palmeras.

La poda de palmeras que se realiza en la ciudad de Valencia afecta principalmente a aquellas que provocan interferencias urbanas, con el paso de viandantes o vehículos, con las fachadas de los edificios o por interferencias con señales de tráfico. En todo momento, dichas tareas se realizan siguiendo los estándares europeos, respetando la estructura de cada especie y los pliegos técnicos vigentes.

De las 15.611 palmeras contabilizadas que hay en la ciudad, 4.860 se encuentran en calles y avenidas y, por tanto, requieren una especial atención. La especie más extendida es la washingtonia (2.850) frente a la datilera (1.438) o la canaria (294). Asimismo, la especie que causa más problemas a los ciudadanos por la caída del fruto es la palmera datilera. Todos los años se realiza una campaña de retirada del dátil y revisión del riesgo de fractura del tronco. En esta campaña, también se van a retirar los dátiles en las palmeras hembra, para evitar su caída al suelo en las calles de Valencia y en espacios verdes recayentes a la vía pública.

“Atendiendo las reclamaciones de los vecinos tenemos palmeras washingtonias que cuentan con nidos de roedores. Hemos heredado ratas de la legislatura pasada y además existe una falta de anillos para las palmeras que eviten que esos roedores puedan trepar y llegar a la copa de las palmeras, donde están las ramas que no han sido podadas. Por tanto hoy iniciamos en la calle Trafalgar, en atención a los vecinos, una campaña de poda de las palmeras que  incrementa el número de las palmeras soldadas en nuestra ciudad pasando de 1.500 a 2.000 y duplicando, al menos, el número de anillos que vamos a colocar en esas palmeras para evitar los anidamientos de roedores”, ha manifestado el segundo teniente de alcalde y concejal de Parques y Jardines, Juan Manuel Badenas.

El segundo teniente de alcalde, Juan Manuel Badenas, supervisa los trabajos de poda

El segundo teniente de alcalde, Juan Manuel Badenas, supervisa los trabajos de poda / L-EMV

Otro frente abierto en su concejalía es la falta de superficie sombreada en la ciudad de València, algo que Parques y Jardines abordará tras analizar pormenorizadamente las necesidades: “Para que València sea una ciudad sombreada tenemos que cambiar la estrategia de plantación de especies. Hay que elegir árboles de hoja caduca –frente a la perenne– que dejen penetrar el sol en invierno y proyecten sombra en verano. Durante 20 años se ha abusado de las palmeras; ha sido una estrategia equivocada”, ha señalado Badenas.

"La poda es una agresión al árbol"

Por su parte, el jefe de servicio de Parques y Jardines, Nacho Lacomba, ha explicado a este periódico que la poda de palmeras siempre se hace en invierno porque no están en fase vegetativa y no circula la savia, con lo que tienen menos riesgos de infecciones al generar las heridas. “La poda nunca es deseable, porque al final es una agresión al árbol, se hace por necesidad sobre todo cuando hay conflictos, cuando las ramas golpean a las fachadas o chocan con el alumbrado”, cuenta el técnico. 

Pero el crecimiento descontrolado no es el principal problema al que se enfrentan las arecáceas, que además en las especies sin dátiles dejan caer el estípite floral sin peso ni riesgo, como mecido por el viento. La gran batalla de las palmeras es contra el picudo rojo o “morrut”, un escarabajo que las agujerea hasta matarlas. El tratamiento contra este insecto es muy costoso y el servicio de Parques y Jardines lo combate mediante lucha biológica –en la ciudad están limitados los tratamientos por toxicidades colaterales– y el seguimiento fitosanitario en estrecha colaboración con la Universitat Politécnica de València. 

Plantas más resistentes al calor

Asimismo, sobre la necesidad de plantar especies distintas, Lacomba señala que los árboles necesarios para la ciudad de València, plantas mediterráneas resistentes a temperaturas más cálidas de las acostumbradas, aún no se están cultivando en gran volumen en los viveros cercanos porque el cambio climático ha cogido con el paso cambiado a estos negocios locales. 

A cambio se han aprendido estrategias igualmente importantes para la convivencia de los árboles con la ciudad. Por ejemplo: se rompen las alineaciones de plantas para crear barreras contra las plagas, se vigila botánicamente lo que se ve y lo que no se ve –el sustrato bajo los alcorques– y se plantea una política de plantaciones en viario que responde menos a las modas y más a la necesidad.