Almeida hace balance de su primer mes de casado y sorprende lo que dice sobre su mujer: "Dadme la enhorabuena a mí... a ella no lo tengo tan claro".

Martínez-Almeida reconoce tener muchas manías de soltero y que su nueva vida es muy diferente a la de soltero

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, en la pradera de San Isidro.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, en la pradera de San Isidro. / EUROPA PRESS

Le ha costado, como él mismo ha reconocido... y mucho, pero el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida ya es un hombre casado. Hace un mes que dio por fin el "sí quiero" con su ahora mujer Teresa Urquijo y no se arrepiente en absoluto.

El alcalde reconoce ser un hombre muy feliz al, tal como ha reconocido a la revista Semana, por fin contar con alguien esperándole en casa. Tras volver de su viaje de luna de miel y regresar a la vida real, Martínez-Almeida no escatima en halagos hacia su mujer. Y es que parece que la vida de Martínez-Almeida había sido de todo menos hogareña. Neveras vacías, una cocina sin prácticamente usar y sin una vida en pareja... una situación que ha dado un giro de 180 grados tras su paso por el altar.

Sin embargo, el balance del primer mes de su vida como casados parece ser desigual para los miembros de la pareja. El alcalde no tiene ninguna duda: "Dadme la enhorabuena a mí... a ella no lo tengo tan claro". Con estas declaraciones, el alcalde de la capital se refiere a que su mujer, Teresa Urquijo, es la que tiene un gran reto por delante.

"Las manías se van acumulando con el tiempo"

No es fácil vivir con una persona pública como el alcalde, y menos cuando es una persona de su edad llena de "manías y costumbres de soltero", que él mismo a reconocido. En tono de broma, Almeida ha recordado para la revista que las felicitaciones por su boda se las deben dar a él, ya que se siente afortunado de haber encontrado a la mujer apropiada.

José Luis Martínez-Almeida habla por fin de su compromiso con Teresa Urquijo

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Dice que resulta fácil convivir con su pareja, pero él se aferra a determinadas costumbres propias de quien vive solo de manera prolongada: "Te estás adaptando. No es fácil adaptarte después de 49 años. Ella tiene que tener más paciencia que yo. Las manías se van acumulando con el tiempo. Estoy muy feliz e ilusionado. Las cosas se notan en la cara, para qué negarlo".