Adicción al teléfono móvil

Niños adictos al móvil: "Las pediatras hemos pasado de ver mocos, a menores que se quieren suicidar"

Úrsula Maraguat es pediatra y miembro de la asociación Adolescencia libre de Móviles, una entidad formada por miles de padres y madres que presionó hasta conseguir que se prohibieran en los centros 

“A consulta llegan niños adictos con 7 años, o con ataques de ansiedad a los 12”, explica

Gonzalo Sánchez

Gonzalo Sánchez

Úrsula fija el inicio en 2012. Ese año pasó de ver cuadros respiratorios (mocos) a niños con ansiedad y depresión en consulta. “Empezamos a ver autolesiones, trastornos graves de conducta alimentaria y suicidios. Luego descubrimos que los niños buscaban en su móvil cómo comer menos o cómo matarse, a veces con el fármaco, su peso y la cantidad”. Los casos fueron aumentando y hoy los ve casi a diario. Detrás de todos estaba el teléfono móvil como denominador común. 

Úrsula Maraguat es pediatra del Hospital Clínico de València y atiende en urgencias. Lleva años viendo las consecuencias del uso de smartphones para la salud mental de los niños y niñas, y por ese motivo decidió impulsar el movimiento Adolescencia libre de Móviles, que ha presionado hasta conseguir la prohibición de los smartphones en los centros. “Estamos muy contentas y agradecidas por la regulación, pero no vamos a parar, ahora hay que dar formación a los docentes y a los padres. Es vital para la vida de nuestros hijos”, explica. 

El móvil graba la entrevista en el centro de la mesa “¿Cuántas veces lo miras tú al día?” pregunta Maraguat. Poco a poco, esta doctora fue viendo en consulta que “un smartphone no es tan inocente como todos pensamos”, y menos para un menor de edad. Lo único que ha cambiado estos años es que los pacientes son cada vez más jóvenes. “A consulta nos han llegado niños adictos al móvil con 7 años, o niñas con ansiedad y ataques de pánico a los 11. Todo ligado al uso del teléfono”, explica. Todo ello sumado la empujó a dar la voz de alarma. 

Los niños suelen caer en los videojuegos, y las niñas en las redes sociales donde se comparan con otras personas. “Las chicas buscan a influencers y quieren ser como ellas ¿Qué ocurre si una niña de 11 años quiere perder peso? Que busca en Google “cómo dejar de comer”. Y así nos llegan muchos casos de anorexia, con niñas que pasan ingresadas meses e incluso con desenlaces fatales”. 

Normativa necesaria

Maraguat aboga por retrasar mucho más la edad de acceso al teléfono, entre otras cosas por los efectos perniciosos que tiene en etapas tempranas. “¿Cómo es posible que una niña de 11 años venga con ansiedad y ataques de pánico? Ni que tuviera 40 años y no llegara a final de mes. Es tristísimo atender a niños de 9 o 10 años que están desmotivados o deprimidos, les estamos robando la infancia”, cuenta Maraguat.

Más allá de los trastornos mentales, hay consecuencias más comunes que la pediatra ve cada día en consulta como insomnio, obesidad, sedentarismo o baja tolerancia a la frustración. "Muchos prefieren quedarse en casa que salir a jugar a la pelota, y te encuentras con chiquillos que acaban aislados y sienten mucha soledad, porque mandar un audio no es lo mismo que hablar cara a cara con un amigo. Por ahí se explica la aparición de muchos trastornos psicológicos".

Varias estudiantes del IES Lluis Vives de València con sus teléfonos móviles.

Varias estudiantes del IES Lluis Vives de València con sus teléfonos móviles. / Miguel Ángel Montesinos

"¿Qué hace un niño de 7 años con un teléfono? ¿O uno de 11 con un Iphone? Pues su madre trabaja y él tiene un móvil niñera", explica Maraguat. La doctora remarca que "no hay que culpabilizar a los padres porque nadie es perfecto", pero reivindica que el cambio debe ir más allá, y permitir a las familias poder conciliar y estar más presentes en la crianza de sus hijos para quitarle espacio al móvil.

Los padres deben dar ejemplo

El cambio, según Maraguat, se hace en casa y en la escuela, y los padres y los profesores son claves en él. "Nosotros somos los primeros que tenemos que dar ejemplo. Si el niño llega a casa y ve que su padre tirado en el sofá scrolleando en el móvil ¿Qué va a hacer? Los hijos repiten lo que hacen sus padres porque son el modelo a seguir", explica.

Por eso la asociación considera tan importante la legislación en las escuelas. "En Primaria, y sobre todo en Infantil, las profesoras (la 'seño') son figuras de referencia, muy importantes para los niños. Si ellos ven que el móvil está prohibido y las 'seños' les educan en ello pensarán que por algo será. Esto es clave", cuenta.

Maraguat tiene dos hijas, de 9 y 7 años, y aunque reconoce que no es "una madre perfecta" intenta darles una educación alejada de pantallas. Es tan sencillo como jugar más con ellas si se puede, yo saco muchos juegos de mesa, y los días que llegas muy cansado de trabajar ponerles una película. No es lo ideal, pero es mucho mejor que estén con el dedito mirando el móvil", asegura.

Varios niños utilizan sus teléfonos móviles.

Varios niños utilizan sus teléfonos móviles. / SHUTTERSTOCK

Otra estrategia que Maraguat recomienda seguir es no comprar un móvil nuevo, sino darle a tus hijos uno propio antiguo. "Es importante que los niños no sientan el teléfono como suyo, sino como algo que tú les dejas, porque se pueden volver muy posesivos y negarse a que se lo quites porque 'es suyo'".

Cuando le doy un móvil a mi hijo

Adolescencia libre de Móviles (que agrupa a más de mil familias valencianas) reivindica que "no estamos en contra de la tecnología", pero sí de su buen uso. "¿Le daríais un coche a vuestro hijo con 12 años? Pues pensamos que un móvil también es algo potencialmente peligroso", cuenta Maraguat.

Hay varios estudios científicos que cifran la cantidad de horas de pantalla idónea para los niños. "De cero a dos años no puede tocar ninguna pantalla porque es malísimo para el desarrollo. De dos a seis se pone el máximo en media hora al día y un poco más hasta los 12, introduciendo aquí videojuegos, pero siempre adecuados para su edad", cuenta.

IES José María Parra, instituto libre de móviles.

IES José María Parra, instituto libre de móviles. / PERALES IBORRA

Aunque el movimiento no especifa edades, Maraguat considera que no se debería de tener acceso a un smartphone hasta los 18 años. Pese a esto, lo establecido ahora mismo es tenerlo a los 12 años (y cada vez más a los 8 años como regalo de comunión). "Las familias que se resisten reciben mucha presión del resto de padres, que sí que le dan un móvil a sus hijos. Pero ¿Para qué necesita un móvil un niño de 12 años? En los centros hay un trabajador que se llama conserje, que va a avisar a la familia si le pasara algo a tu hijo, como ha sido toda la vida. Para todo lo demás, no es necesario un móvil", sentencia.

La asociación remarca que no buscan criminalizar a padres, y madres, sino todo lo contrario. "La regulación que ha puesto Conselleria nos va a ayudar muchísimo, pero tenemos que seguir luchando para que se forme bien a docentes y a padres en el tema. A las familias les ha pillado la irrupción de los smartphones igual que a los jóvenes y muchas no saben cómo gestionar esta tecnología. Lo que necesitan es aprender hábitos sanos", reivindica Maraguat.

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