Salud Mental

En primera línea contra el suicidio

Cada día varias personas intentan quitarse la vida solo en la ciudad de València | Un equipo de bomberos y las psicólogas del ayuntamiento son siempre los primeros en llegar para evitar el desastre

Un equipo de bomberos y el Sauss son los primeros en actuar en los casos de suicidio

Un equipo de bomberos y el Sauss son los primeros en actuar en los casos de suicidio / Fernando Bustamante

Gonzalo Sánchez

Gonzalo Sánchez

Cada día varias personas intentan quitarse la vida solo en la ciudad de València. Una de ellas fue un niño de 12 años, otra un chaval de 18, otra una adolescente, una persona mayor, o la mayoría (según los datos que conocemos) adultos de 45 a 55. Cada día de 2021 once personas se quitaron la vida en España. Un total de 4.003 fallecidos por esta causa, cifra muy cercana a la media mundial fijada por la Organización Mundial de la Salud.

Sin embargo, según el informe «Evolución del suicidio en España en este milenio (2000-2021)» realizado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, del Centro de Investigación Biomédica en Red Salud Mental y del hospital del Mar, más de la mitad del país están por encima de esa media de 9 muertes por cada 100.000 habitantes. La provincia de Castellón, con más de diez, entre ellas.

Cuando se levanta el teléfono Alba García o Elena Rodríguez salen disparadas a donde sea sin más datos que una dirección, «a veces como mucho te dan el nombre, pero no hay tiempo». Corren porque su trabajo es evitar un suicidio. Y si se ha consumado, consolar al padre, a la mujer o a los hijos. A la pareja, a la familia.

Alba y Elena son una pequeña parte del equipo del Ayuntamiento de València especializado en actuar frente a estas tentativas. Ellas forman parte del Servicio de Atención a Urgencias de Servicios Sociales (Sauss), pero también lo componen Policía Local y Bomberos. Hasta hace poco menos de 4 años no tenían ningún tipo de formación, ahora sí porque esto se ha convertido en un problema social de primer orden. «Hay que movilizarse día sí y día también», explica Mireia García, una de sus coordinadoras. 

Reportaje sobre el equipo de asistencia a los suicidios de los Bomberos y el ayuntamiento

Reportaje sobre el equipo de asistencia a los suicidios de los Bomberos y el ayuntamiento / Fernando Bustamante

Policía Local no ha proporcionado datos actualizados, pero solo en los cuatro primeros meses de 2021 València movilizó a estos equipos en 451 casos de suicidio. Miguel Ángel Gómez, oficial del cuerpo de bomberos del consistorio cuenta que ellos se han movilizado en 190 casos en el último año. «Estamos viendo un aumento muy grande, te diría que de un 30 o 40 % de un año para otro». 

Habla solo de las atenciones de su cuerpo, que no son todas sino las más peligrosas. Y aún así hicieron una cada dos días solo en la capital. «Actuamos sobre todo cuando hay riesgo de precipitación, eléctrico, por una fuga de gas, o por fármacos y es necesario derribar una puerta», explica. 

Servicios sociales se ha movilizado en 57 casos, 4 de ellos tristemente consumados, según un estudio realizado por Roque Giménez, trabajador del Sauss. El mes con mayor número de tentativas fue noviembre con 17 y las intervenciones se realizaron sobre todo en los últimos meses del año (octubre, noviembre y diciembre). Más de la mitad de estas personas ya lo había intentado con anterioridad y el lugar mayoritariamente elegido para llevar a cabo la tentativa es un lugar privado como el domicilio. 

Con el tiempo estos casos fueron cada vez más y finalmente se decidió crear un protocolo, tanto para policía local como para bomberos, para poder dar una buena respuesta a estas situaciones. La encargada de diseñarlo e impartirlo a ambos cuerpos, Dolors López, cuenta que «el principal problema sigue siendo el tabú». «La gran mayoría de las personas no saben el alcance del problema. No saben que cada día hay una persona que logra quitarse la vida en la Comunitat Valenciana», explica López. 

Reportaje sobre el equipo de asistencia a los suicidios de los Bomberos y el ayuntamiento

Reportaje sobre el equipo de asistencia a los suicidios de los Bomberos y el ayuntamiento / Fernando Bustamante

La experta estima que por cada hecho consumado hay unas nueve tentativas. «Y eso son los datos que tenemos porque muchos no se llegan a conocer», continúa. «Al final, cuando te das cuenta de que solo en una ciudad varias personas intentan quitarse la vida cada día es cuando te preguntas ¿Qué hemos hecho para llegar hasta aquí?». 

Hablar el suicidio

Elena recuerda perfectamente un caso de un niño de 11 que se lanzó de un cuarto piso. «Sus padres estaban completamente destrozados. Pero el chico al final se salvó en el hospital», relata. Lo que destaca es que «ambos tenían muy claro que había que inventarse cualquier cosa para que nadie lo supiera, incluso que faltara al colegio para no tener que dar explicaciones. Se lleva como una carga y un estigma brutal», remarca. Es algo recurrente.

Salida nocturna del Servicio de Atención a Urgencias de Servicios Sociales

Salida nocturna del Servicio de Atención a Urgencias de Servicios Sociales / German Caballero

Del suicidio no se habla. Y eso es un gran problema. Una joven de 12 también se quitó la vida en un colegio de València, y cuando se supo tampoco se quería hablar. «Al final logramos convencer al equipo directivo de hacer charlas y hablar con los alumnos del tema, de las herramientas y los recursos que tienen. Eso es lo positivo, porque no podemos esconder estos temas, se tienen que hablar», remarca Elena. 

Antes, durante la tentativa, la conversación es la mejor manera de evitar la tragedia. «Las veces que hemos intervenido en cornisa no hay nada que puedas decir a la persona, lo importante es que sea ella la que hable. Cada minuto que habla baja mucho el riesgo de que el suicidio acabe consumado», enfatiza. 

Instalaciones del Servicio de Atención y respuesta a las emergencias de Servicios Sociales

Instalaciones del Servicio de Atención y respuesta a las emergencias de Servicios Sociales / German Caballero

No hay un escenario ni un perfil tipo, «cada persona y cada escenario es un mundo», comenta Elena. Muchos, por ejemplo, no son tan críticos. «Cuando alguien llama para decir que planea quitarse la vida saltan todas las alarmas, pero hay veces que llegas y ni siquiera ha tocado las pastillas ni ha mirado por el balcón, y cuando te sientas a hablar te empieza a contar por la vorágine emocional que está pasando. A veces solo es necesario eso», explica Alba García. 

Suicidio adolescente

García también atiende en sesiones posteriores, más allá de la emergencia, y señala que «en la consulta privada se ve un montón la ideación suicida en los adolescente, y lo que más preocupa es la reacción de los padres de no tomarse enserio lo que está sucediendo». «Muchos piensan ‘¿Cómo va a tener eso mi hijo con 12 años?’ no ven posible que pase», remarca. 

En la otra parte, encontrar a alguien con quien hablar de este tema es un alivio enorme. «Me pasa mucho que un chico o chica se sorprenda y me diga ¿Puedo hablar contigo de esto? Y cuando le dices que sí, sienten una liberación», cuenta García. 

Alba García, psicologa del Sauss durante una guardia nocturna.

Alba García, psicologa del Sauss durante una guardia nocturna. / German Caballero

El trabajo después está con la familia. «Son necesarias sesiones con ellos para explicarles la gravedad del problema, que puede suceder a cualquier persona, y cuando por fin les sensibilizas entonces le dices; pues tenéis ese problema en casa», asegura. 

El foco está puesto especialmente en los menores de edad y jóvenes, ya que cada vez se están detectando más trastornos mentales. «Antes los trastornos de la personalidad se veían entre los 18 y los 21, y ahora estamos cada vez más atentas a los adolescentes de 12 y 14, pronto cambiará la catalogación porque vemos muchos casos», añade.

La conversación es la principal enemiga del suicidio. Tanto Dolors López, como las psicólogas especialistas del Sauss, incluso los bomberos formados en el tema lo recomiendan. Hay que hablar del tema. Aunque de miedo, aunque asuste y aunque genere angustia. Hablar. Y nombrar la palabra para romper el tabú.