Las universidades valencianas ante el nuevo curso

Mavi Mestre: "He sido un rectora muy peleona por la falta de financiación desde el primer día"

La rectora de la Universitat de València reivindica la necesidad de más contratos predoctorales «porque no todo el mundo tiene capacidad económica para el doctorado»

La rectora Mavi Mestre,durante la entrevista en la biblioteca de la Nau, donde se conservan los libros más antiguos de la Universitat. | MIGUEL ÁNGEL MONTESINOS

La rectora Mavi Mestre,durante la entrevista en la biblioteca de la Nau, donde se conservan los libros más antiguos de la Universitat. | MIGUEL ÁNGEL MONTESINOS / rafel montaner. valència

Rafel Montaner

Rafel Montaner

¿Cuál es el principal reto que afronta para el nuevo curso?

Implantar la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), algo que no nos genera ninguna ilusión porque es una ley que nace sin consensuar con las universidades, impuesta, sin eliminar la tasa de reposición, y sin una financiación clara. Desde el primer momento he sido una rectora muy peleona contra esa falta de financiación y la respuesta que me han dado es que si no contamos con presupuesto que no la apliquemos, lo que supone dejarnos a las universidades con la presión de estar en la ilegalidad.

Llevan más de una década con tasas de reposición que les limitan ofertar plazas de profesorado más allá del número de jubilaciones ¿Qué supone este freno?

Hemos perdido muchas plazas de profesorado porque durante varios años la tasa fue del 0, del 10 o del 50 %. Eso afectó mucho a universidades como la nuestra, con una edad media de la plantilla docente muy alta. A nivel de España el 52 % de las plantillas están con más de 55 años, en las universidades públicas valencianas estamos en el 58,5 % con más de de 55 años. Y en la UV tenemos áreas de conocimiento donde todo el profesorado tiene más de 60 años e incluso hay algunas áreas que la mayoría de la plantilla supera los 65. Esto requiere hacer también una planificación de rejuvenecimiento de plantillas. La figura de entrada a la docencia universitaria es la de ayudante doctor y a la hora de sacar estas plazas a concurso público debemos ser responsables porque luego a los seis años, les tenemos que poder dar la oportunidad de estabilizarse. Con la tasa de reposición, aunque ahora esté ligeramente por encima del 100 %, hay que pensar muy bien cuántas plazas de ayudante doctor sacamos para que dentro de seis años no nos veamos en la situación de que estas personas, después de hacer carrera académica seis años y acreditarse, no las podamos retener ni en nuestra universidad ni en el sistema universitario público.

¿Cómo se puede rejuvenecer la plantilla docente?

Convocando las suficientes plazas de ayudante doctor, que es lo que podríamos hacer si no existiera la tasa de reposición. Su eliminación es clave para que la gente joven pueda acceder a la carrera docente y esto es lo que la LOSU no ha previsto. No han querido eliminar la tasa de reposición como pedíamos y ni siquiera han accedido a flexibilizarla.

La LOSU garantiza a las universidades el 1 % del PIB...

Pero no han dicho cómo lo van a hacer. Insistimos muchísimo en que constara por escrito en la ley, pero no han dado el paso de plasmar en los Presupuestos Generales del Estado lo que va ir destinado a las universidades. No está claro de dónde va a salir el dinero para que las universidades podamos recibir ese 1 % del PIB. Pensemos en los jóvenes estudiantes que terminan su grado, que hacen un máster, y todo eso con precios públicos e incluso con becas. No todo el mundo tiene capacidad económica, o sus padres la tienen, para poder hacer el doctorado hasta defender su tesis doctoral. Por eso tenemos que reforzar con contratos predoctorales, que deberían haberse incluido en la LOSU también dentro de la carrera académica. Un doctor, hasta llegar a ser doctor , necesita del apoyo de becas cuando estudia y contratos cuando está ya haciendo la tesis, y ahí hay un vacío en la nueva ley.

Pero, las universidades pueden convocar contratos predoctorales ¿no?

¿Con qué financiación? Un estudiante hace su grado, estudia su máster, y si no tiene recursos, tiene becas. Pero luego debe poder tener un contrato predoctoral que le financie la realización de esa tesis doctoral que le permita acceder a una plaza de ayudante doctor. Si no es así, por el camino podemos dejar personas valiosas que porque necesitan ponerse a trabajar no pueden hacer su tesis doctoral o precisan muchos más años para hacerla. Soy una persona que siempre ha estudiado con becas, y por tanto me preocupa bastante la falta de oportunidades por problemas económicos. Yo misma, si no hubiera tenido una beca para hacer la tesis doctoral, no la habría podido hacer y nunca hubiera entrado en la universidad. Hay que ser muy cautelosos con estas cosas para no discriminar a nadie por una cuestión de recursos económicos. Todo eso son aspectos de la LOSU que no están bien tratados en cuanto a financiación. Y eso me da muchísimo miedo porque las universidades con la financiación que tenemos no lo vamos a poder hacer. Y mucho menos las universidades valencianas, que ni siquiera tenemos un plan de financiación plurianual. ¿Cómo vamos a sacar contratos predoctorales? ¿Con qué dinero?

¿Y qué propone para que nadie se quede atrás?

La Administración debería aumentar el número de becas de Formación de Profesorado Universitario (FPU) y las de Formación de Personal investigador (FPI). Es tan fácil como aumentar el volumen de las convocatorias de becas y luego, bueno, si nos dan financiación a las universidades, perfecto. Nosotros ya sacamos contratos predoctorales, pero claro, el número es mínimo porque no tenemos dinero para convocar más. Todo pasa por una mayor financiación de becas y contratos predoctorales a nivel de convocatorias del Gobierno, de la Generalitat también y, por supuesto, de las universidades si hay un plan de financiación.

Las universidades valencianas llevan desde 2010 sin Plan Plurianual de Financiación por parte del Consell ¿En qué manera les perjudica no tener asegurados los fondos con antelación?

Nos perjudica mucho. Tengo que confesar que es un tema que el president Ximo Puig desde hace 8 años ya se comprometió a tener ese plan de financiación. Cuando yo tomé posesión como rectora en 2018, en mi discurso lo solicité, como en todos los discursos que he hecho en la apertura de curso, en todas las oportunidades que he tenido. En público y en privado. También allí, en esa toma de posesión como rectora, el president de la Generalitat se comprometió a aprobar ese plan de financiación. Cuando tomé posesión como rectora por segunda vez hace poco más de un año, se comprometió de nuevo y además dijo que eso era inminente y que estaría antes de que terminara el año, y no se ha resuelto. Yo tengo que decir que he pasado en este tema de la indignación a la pena y la tristeza. Y lo digo así porque pienso que es un signo de que las universidades no somos prioritarias. No somos prioritarias ni para el Gobierno de España ni tampoco para el Consell.

¿Cómo debería ser ese plan plurianual que tanto reclama?

Debería tener en cuenta la diversidad de las universidades públicas valencianas, para que cada una de ellas, dentro de sus características, pueda hacer una planificación de docencia, de las plantillas, de infraestructuras y que, en definitiva, también revierta en la investigación y en la transferencia de conocimiento. Sin plan de financiación quien más sufre son las universidades como la nuestra, que está muy mal financiada porque no se tiene en cuenta nuestro patrimonio histórico, ni el edificio de la Nau con su biblioteca ni el jardín del Botànic. Pero, no solo esto, sino que tampoco se tiene en cuenta la dispersión de nuestros campus, etcétera. Por tanto, lo que necesitamos es tener una financiación estable, previsible, para los próximos cuatro o cinco años que nos permita planificar nuestra plantilla. Porque lo necesitamos, no es que sea un capricho. Es que la gente se jubila. En estos momentos y después del covid profesorado con 60 y pocos años nos ha dicho: «yo no vuelvo al aula y me jubilo» Y, si no tienes cantera de gente joven, pues te encuentras en una situación muy complicada, no solo para mantener los títulos que hay, sino también para implantar dobles titulaciones, que es lo que ahora se demanda más.

El viernes el president Mazón se comprometió en la apertura del curso, ante usted y los otros cuatro rectores y rectoras de las universidades públicas valencianas, a «abordar sin dilación» dicho plan. ¿Confia en su palabra?

Soy consciente de que la financiación es un problema importante que el nuevo Consell hereda, pero también digo que su solución está muy avanzada porque hemos trabajado muchísimo y se hubiera podido cerrar el tema en la anterior legislatura. Ahora confío y espero que se priorice esta financiación por el Gobierno de la Generalitat porque considero que es indispensable para una buena calidad de la docencia y de la investigación, para un buen servicio público que es la responsabilidad que tenemos y unas infraestructuras necesarias para que realmente también los investigadores puedan trabajar con lo que necesitan para que luego estemos las universidades como estamos en los rankings. La UV está entre la tercera y la cuarta de España, y entre las 80 mejores de Europa y entre las 301 y 400 mejores del mundo. Pues eso requiere, además de capital humano, unas infraestructuras en las que nuestros investigadores e investigadoras puedan trabajar bien.

En primera persona

Mavi Mestre (Oliva, 1956) es la primera y única mujer al frente de la Universitat de València en sus 525 años de historia. Cuando en 2018 tomo posesión era la quinta rectora de una universidad pública española. Alcanzar la igualdad plena y romper techos de cristal es uno de los ejes de su vida. En los cinco años y medio de su mandato se han duplicado las catedráticas en la UV, que han pasado del 11 % al 26 %. Su empeño es que la maternidad no frene la carrera investigadora y docente de las profesoras. «Tenemos que seguir siendo una universidad en donde ninguna persona se sienta discriminada ni por ser mujer, ni por tener una discapacidad, ni por tener menos recursos económicos, ni por su identidad sexual», dice.