Desde el Nilo hasta el Mediterráneo: Cómo la acuicultura nos acompaña desde hace 5.000 años

La acuicultura en el siglo XXI: más que pescado, una fuente de alimentos sostenibles y empleo que responde al aumento de la población y al cambio climático

Los productos acuáticos constituyen menos del 20% de nuestra dieta, a pesar de que su consumo se ha duplicado en los últimos 50 años.

La acuicultura no solo es una fuente sostenible de alimentos, también ofrece empleo a millones de personas

La acuicultura no solo es una fuente sostenible de alimentos, también ofrece empleo a millones de personas / ED

Desde los albores de la civilización, la humanidad ha experimentado una atracción inquebrantable por las aguas que cubren nuestro planeta. Ya sea por la necesidad vital de hidratarse, por el misterio de lo que yace bajo la superficie, o por el sustento que estas aguas podían ofrecer; hemos establecido una relación innegable con el líquido elemento. Y esta conexión con el agua nos llevó, hace más de 5.000 años, a una de las más antiguas prácticas: la acuicultura.

Hoy, 50 siglos después, el desafío actual es claro: ¿Cómo alimentar a una población mundial en aumento con recursos naturales decrecientes? La acuicultura del siglo XXI no se trata solo de pescado. Se trata de avanzar en soluciones sostenibles para alimentar a una población mundial en crecimiento. Con los ecosistemas acuáticos y terrestres en tensión y la amenaza del cambio climático, la acuicultura se presenta como una solución imprescindible. No solo es una fuente sostenible de alimentos ricos en proteínas saludables y nutrientes esenciales, sino que también ofrece empleo a millones de personas en todo el mundo.

Y lo que es aún mejor: su potencial para seguir creciendo sin perjudicar los ecosistemas es enorme, por lo que todavía podrá ofrecernos mucho más alimento y empleo en el futuro.

Antes de 2023, la humanidad ya había superado la barrera de los 8.000 millones de habitantes, y las proyecciones apuntan a que este número se aproximará a los 10.000 millones para 2050. La demanda de alimentos sigue aumentando a un ritmo sin precedentes, y la acuicultura podría ser el salvavidas que satisface este incremento.

Según la FAO, los productos acuáticos constituyen menos del 20% de nuestra dieta, a pesar de que su consumo se ha duplicado en los últimos 50 años. Estos alimentos, además de ofrecer proteínas de alta calidad, contienen elementos esenciales para nuestra salud, como ácidos grasos omega 3, vitaminas y minerales. Su impacto ambiental es menor en comparación con la carne de animales terrestres, y requieren significativamente menos agua.

España ha sido pionera en muchos aspectos de la acuicultura moderna, priorizando la sostenibilidad y la eficiencia. Los viveros flotantes en mar abierto, los estanques junto a los ríos o tanques en la costa, por ejemplo, ofrecen condiciones de cultivo saludables para los peces y minimizan el impacto ambiental. Las aguas más limpias y oxigenadas benefician el crecimiento de los peces.

Los albores de la acuicultura

Pero, ¿cómo llegamos aquí? Viajemos atrás en el tiempo. Hace 5.000 años, cuando las primeras civilizaciones comenzaban a florecer, ya se daban los primeros intentos de domesticar la vida acuática. No fue solo por necesidad alimentaria, sino también por el deseo de comprender y controlar un elemento tan vital como el agua.

Antes de que los grandes imperios surgieran, en regiones de Oriente, se creaban los primeros estanques para criar carpas. La carpa, además de ser un alimento, tenía un valor simbólico y espiritual. Mientras que el antiguo Egipto, con su sociedad construida alrededor del Nilo, también vio los beneficios de la acuicultura. Los estanques de peces se construyeron cerca del río, aprovechando el agua fresca y fértil que el Nilo proporcionaba. Las tilapias, en particular, se convirtieron en un pilar de la dieta egipcia, siendo una fuente crucial de proteínas.

El Mediterráneo, un crisol de acuicultura

El Mediterráneo, con su rica historia de imperios y culturas entrelazadas, también jugó un papel crucial en la evolución de la acuicultura. Para los antiguos griegos, el mar no era solo un lugar de mitos y leyendas, sino también una fuente inagotable de riquezas. Aunque la pesca era la actividad principal, existen evidencias de que los griegos practicaron una forma temprana de acuicultura, especialmente con moluscos como ostras y mejillones. 

El mar no era solo un lugar de mitos y leyendas, sino también una fuente inagotable de riquezas.

El mar no era solo un lugar de mitos y leyendas, sino también una fuente inagotable de riquezas. / ED

Pero fueron los romanos quienes realmente llevaron la acuicultura al siguiente nivel. Los ricos patricios romanos construían estanques de peces, llamados "piscinae", en sus vastas fincas, donde cultivaban desde la lubina y la dorada hasta las anguilas y los cangrejos. Con la expansión del Imperio Romano, sus técnicas acuícolas también viajaron a otras regiones. Lugares como Hispania (la actual España) y las costas de África del Norte adoptaron y adaptaron las prácticas romanas, mezclándolas con sus propias tradiciones locales.

El legado en la península ibérica: Baños de la Reina

En esta región, los vestigios de los antiguos viveros son evidencia de una tradición acuícola que ha perdurado en el tiempo. Los Baños de la Reina en Calpe son una muestra perfecta de cómo los antiguos pobladores del Mediterráneo aseguraban tener pescado fresco para sus mesas. Estas estructuras, excavadas directamente en la roca junto al mar, permitían que el agua fluyera, manteniendo los peces vivos y frescos hasta que fueran necesarios para el consumo.

De la necesidad a la innovación

En la Edad Media, los monasterios reavivaron la acuicultura. Los monjes, necesitando proteínas en ayuno, crearon estanques, ofreciendo alimento y meditación. Más tarde, con el avance tecnológico, la acuicultura comenzó a mirar más allá de los estanques. Las técnicas de cultivo, alimentación y tratamiento del agua se perfeccionaron. Surgieron nuevas herramientas y métodos, desde instalaciones flotantes hasta sistemas de recirculación, que permitieron un cultivo más eficiente y sostenible.

la acuicultura es una práctica que ha sobrevivido al pulso de imperios y al cambio de eras

la acuicultura es una práctica que ha sobrevivido al pulso de imperios y al cambio de eras / ED

Como hemos podido descubrir en este artículo, a través del tiempo, la acuicultura es una práctica que ha sobrevivido al pulso de imperios y al cambio de eras. Pero, ¿podría esta tradición milenaria ser la centinela que vigila el destino de nuestro futuro?

A través de incontables generaciones, ha evolucionado, entrelazando antiguas costumbres con la vanguardia científica. España, con su rica tradición histórica, ha sido un faro en este progreso, fusionando tradición con innovación, orgullosa de su legado y esperanzada por lo que está por venir.

El desafío que enfrentamos es monumental. Satisfacer el hambre de generaciones venideras sin poner en riesgo los recursos del planeta. Es una responsabilidad, un legado, y un llamado.

Debemos velar por una acuicultura sostenible que perdure. Porque este viaje, que empezó en los confines del tiempo y nos trae hasta este preciso instante, nos habla de un alimento que ha cruzado océanos y tiempo. Y su historia, es también la nuestra.