Mil oportunidades para pedir deseos

Lluvia de estrellas fugaces.

Lluvia de estrellas fugaces. / Información

Natacha Payá

De acuerdo con el Instituto Geográfico Nacional (IGN), no será hasta la primavera cuando podamos ver otro espectáculo de luces de esta magnitud. Serán las líridas y después las eta acuáridas, que apenas llegarán a los 50 meteoros por hora. Las que tendrán mayor visibilidad serán las eta acuáridas la noche del 5 al 6 de mayo. Esa misma noche, la Luna se encontrará cerca de su fase de luna nueva, por lo que no brillará mucho, facilitando la observación de este espectáculo.

En verano, las delta acuáridas y las perseidas decorarán las noches más calurosas del año. Ahora bien, las conocidas como «Lágrimas de San Lorenzo» no se dejarán ver tan fácilmente, incluso será difícil. Durante la noche del 12 al 13 de agosto nuestro satélite se encontrará en su fase de luna creciente, por lo que brillará casi en todo su esplendor.

¿Tendremos más suerte en otoño? Se trata de la época más esperada por los amantes de la astronomía. Las dracónidas, las oriónidas, las leónidas y las gemínidas serán las protagonistas del cielo nocturno. De todas ellas, solo las últimas superarán los 120 meteoros por hora.

Las de la constelación de Géminis serán las más importantes, incluso si incluimos a las úrsidas, las últimas del año. El problema es que la Luna se encontrará en su fase cuarto menguante, por lo que la visibilidad puede que no sea tan buena la noche del 14 al 15 de diciembre.

Las estrellas fugaces y los meteoros más comunes que observamos en el cielo son partículas de unos milímetros a unos centímetros de tamaño, que se queman a 100

kilómetros de altitud. Todos ellos se calcinan en nuestra atmósfera, generando un destello visible desde tierra firme.

En estos casos, la Luna juega un papel muy importante. La visibilidad de estos meteoros depende tanto de nuestro satélite como del estado del cielo de ese mismo día. Lo mejor para poder ver alguna estrella fugaz será buscar el cielo más oscuro posible, y desviar nuestra mirada hacia el lado opuesto a la Luna. Para ello, la Agenda Astronómica del 2024 nos puede servir de ayuda.