Cuatro de cada diez puntos de control de los acuíferos revelan la prolongada sequía

La evolución negativa se concentra en la provincia de Alicante, el norte de Castellón y en las zonas limítrofes con las provincias de Teruel, Cuenca y Albacete

Estas mismas zonas, por el contrario, son las que acumulan mayor recarga por lluvia en el actual año hidrológico

El pantano de María Cristina en la actualidad.

El pantano de María Cristina en la actualidad. / Toni Losas

Lluís Pérez

Lluís Pérez

La sequía no es solo patente en la superficie, sino también en los acuíferos y masas de agua subterráneas. Según los datos de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), sólo cuatro de cada diez piezómetros de su demarcación -son los medidores del nivel del agua estancada subterráneamente, encargados de medir el estado de las 83 masas bajo la superficie- presenta un nivel de agua inferior al de la media histórica, la cual se remonta al año hidrológico 1980-1981. Concretamente, el 36,8 % de los 160 medidores habilitados, es decir 59 de ellos, registran niveles negativos, frente a sólo el 43,12 % de los mismos (69) presenta una evolución positiva con respecto a la media. De los 32 restantes, 25 de ellos presentan un estado muy similar al habitual porque "su variación no es significativa" y, de siete de ellos, se desconoce su estado al no disponer de datos "suficientes".

Los datos se extraen del "Informe de evolución de niveles piezométricos en la demarcación hidrográfica del Júcar", correspondiente al año hidrológico 2022-2023, por lo que el estado actual podría ser mucho más negativo. Es cierto que ese año hidrológico fue denominado como "irregular", pero se produjo tras el anterior, cuya primavera fue la más lluviosa en un siglo y medio. De hecho, el actual (2023-2024) está siendo "muy seco" -así lo califica la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet)- por el bajo nivel de precipitaciones registradas desde octubre. Hasta finales de febrero y, a falta de analizar el impacto de las lluvias de la pasada semana, es "el más seco de los últimos 30 años". Tanto es así que la demarcación declaró el martes la "situación excepcional por sequía extraordinaria y, en el mes de mayo, analizará si se han de implantar restricciones para el regadío, aunque se muestran confiados en que la campaña "está asegurada" y no habrá restricciones significativas. Pero apuntan a que las complicaciones podrían llegar en la siguiente si persiste la falta de precipitaciones.

La evolución negativa de las aguas subterráneas se concentra, especialmente, en la provincia de Alicante, sobre todo en las comarcas más alejadas de la costa -las tres del Vinalopó y la del Baix Segura- y en acuíferos como el de Villena o Crevillent; en el norte de la provincia de Castellón, como en el acuífero de la Plana del Sènia; o el Rincón de Ademuz. Además, esta circunstancia se registra, también, en varias regiones del interior de la cuenca, en las zonas limítrofes entre la Comunitat Valenciana y las provincias de Teruel, Cuenca y Albacete. Es, en esta última zona, en la que se encuentra el acuífero de la Mancha Oriental, el de mayor extensión de la demarcación con 7.580,78 km² de superficie. De hecho, es la masa subterránea de agua que acumula un mayor número de piezómetros de la cuenca del Júcar, 21; y en 15 de ellos, la evolución es negativa respecto a la serie histórica.

Situación de los piezómetros en la demarcación del Júcar (2022-2023).

Situación de los piezómetros en la demarcación del Júcar (2022-2023). / CHJ

Sin embargo, no significa que la situación presente sea la peor de la serie histórica. Por ejemplo, el acuífero de Crevillent tuvo su pico mínimo de agua acumulada en el mes de octubre del año 2021, cuando estaba prácticamente a la mitad de su estado actual; o en los del Baix Vinalopó, cuyo estado era peor al actual entre septiembre y diciembre del año 2016.

Recargas por lluvias

El informe de la CHJ analiza, también, las recargas de las masas por las lluvias registradas a lo largo del año hidrológico (2023-2024). A nivel general, los 83 acuíferos presentan "una reducción generalizada de la recarga de lluvia" respecto al promedio de los 24 ejercicios incluidos en la serie histórica. Por zonas geográficas, hay diferencias. Por un lado, las disminuciones más acuciadas se producen en las zonas del centro y el suroeste de la demarcación del Júcar, las que paradójicamente registran un mejor balance del nivel medio del agua estancada. Por el contrario, las mayores recargas se han producido en el oeste de la provincia de Alicante -en las comarcas del Vinalopó y el Baix Segura-, en el sureste de la provincia de Albacete, en el norte de Cuenca y en las regiones limítrofes entre las de Castellón y Teruel. Estas mismas zonas son las que presentan una peor evolución en relación con los niveles de agua, por lo que su estado podría ser bastante peor si la recarga por lluvias hubiera sido similar a la de las zonas del centro y el suroeste de la cuenca.

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