La nueva JCF recuperará el uso generalizado de los tres moños en la indumentaria de las falleras

El traje del Siglo XVIII incorporará de nuevo los rodetes en la indumentaria tradicional en todos los modelos de vestimenta tras ser eliminados en 2016 por criterio etnológico

Las falleras mayores de 2024 ya han notado el cambio: con un moño antes de las elecciones y con tres ahora

Las falleras mayores de 2024 ya han notado el cambio: con un moño antes de las elecciones y con tres ahora / Fotofilmax

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

La indumentaria de las falleras mayores de València va a sufrir una sustancial novedad, dando un nuevo giro a un debate que ya tuvo lugar hace siete años. A partir de ahora volverá a proliferar el empleo de los tres moños en el tocado, independientemente de que el traje que se lleve sea el «Siglo XIX - Manga de Farol» -donde no está en discusión- o el llamado Siglo XVIII, que dispone de diferentes versiones y en el que la anterior Junta Central Fallera había introducido el uso del moño único. 

Se producirá, de este modo, nuevamente, el choque entre «lo que es», «lo que debe ser» y "lo que queda mejor", que ni siquiera está completamente determinado tanto por la enorme variedad de modelos que tiene la indumentaria, como por la inexistencia, a día de hoy, de unos códigos totalmente determinados de lo que es indumentaria tradicional o indumentaria tradicional adaptada al gusto del Siglo XXI. 

La corte de este año, con el traje Siglo XVIII a codo y con moño único

La corte de este año, con el traje Siglo XVIII a codo y con moño único / M. Domínguez

Tradicionalmente, desde la proliferación del traje «Siglo XVIII» -en las últimas décadas-, a efectos de Fallas -que no de, por ejemplo, grupos de baile- con tres moños. El cambio instaurado en 2016 provocó un enorme debate y no poca polémica, aunque, con el paso de los años, no sólo se asumió, sino que ha creado tendencia. La imagen de falleras con un moño ha pasado a ser habitual con determinados tipos de traje. La decisión fue avalada por indumentaristas con conocimientos etnológicos.

En los últimos años se habían buscado fórmulas que trataran de contentar a todas las partes, incluyendo, por ejemplo, el empleo de la totalidad del tocado con corpiño de manga larga. Incluso el jubón negro, en función a cómo estaba colocado, se adaptaba a uno o a tres piezas de pelo. Por contra, con la manga por el codo sí que se abogaba por el moño único. 

La justificación: la «gala»

La recuperación de los tres moños -la puesta en marcha del ejercicio determinará si el moño único se utiliza algo, poco o nada- viene justificado por diferentes motivos. Uno de ellos es el concepto de «gala». Se ha sostenido para ello que el moño único merma el concepto de «importancia», especialmente en determinados actos. Por ejemplo, no se ve adecuado que, en las exaltaciones, el acto más importante del calendario, la fallera mayor y corte opuesta (las infantiles el día grande de la mayor y viceversa) vayan a esa fiesta con un moño. O que cuando se acude a exaltaciones, especialmente de las grandes juntas locales, con representantes de poblaciones y de otras fiestas (Hogueras y Magdalena), todas ellas vayan con galas más identificativas y la fallera mayor de València vaya con moño único. 

Si a esto se añade que no se quiere ir cambiando el peinado durante un fin de semana -tanto por una cuestión económica como de descanso de las falleras-, resulta evidente que el moño único va a pasar a tener un papel menos relevante. 

Colisión con el rigor histórico

Toda este planteamiento entra en debate, cuando no colisión, con lo que se considera rigor histórico, defendido por indumentaristas que tienen visión etnológica, y que defienden que los tres moños sólo son aplicables a trajes más modernos, el llamado Siglo XIX, que habitualmente ha estereotipado a la fallera, con la manga de farol. 

Incluso en el contrato con los indumentaristas, para este traje, se especifica que debe estar «realizado a partir del modelo tradicional de vestido de valenciana del siglo XVIII, con patrón tradicional, (...) en diseño y confección respetuosa con los diseños de la época», además de que «se valorará positivamente la reproducción de modelos históricos documentalmente acreditados». 

Estos cambios han empezado a verse en el último tramo del mandato de las actuales falleras. Sin ir más lejos, esta misma semana, durante la entrega de los premios de las Cruces de Mayo, las falleras mayores de València han llevado un XVIII con la manga al codo, pero con tres moños. 

Quizá un tercer traje en el futuro

Lo que subyace al final también es la posibilidad de que, de cara al próximo ejercicio, se acabe confeccionando un tercer traje, más modesto, pero más de batalla, que fuera confeccionado para llevar con moño único. Y que permitiría, además, reducir el uso de los dos trajes oficiales, que acaban por deteriorarse a la carrera. 

De momento, trajes libres

Más allá del debate del peinado, otra norma que va a regir en el inicio del mandato de la nueva corte y fallera mayor es «no obligar a comprarse nada», y que se sustanciará en que, cuando el «dress code» marque corpiño de manga larga, todasirán con corpiño de manga larga -se aplica en los actos más solemnes- pero que cuando no sea así, podrán utilizar mezclados tanto trajes del Siglo XVIII como del XIX.