Alzira canaliza sus barrancos para evitar que se inunden las calles

El ayuntamiento espera que la ciudad encare el nuevo año mucho más protegida

La obra evitará el frecuente colapso del colector urbano

Tramo final de las obras del canal interceptor para evitar inundaciones

Tramo final de las obras del canal interceptor para evitar inundaciones / Perales Iborra

C. G.

Alzira culminará a finales de enero la canalización de los barrancos que mayor amenaza de inundación representan para los barrios más castigados por los reiterados desbordamientos que provocan las lluvias torrenciales. El denominado «canal interceptor» se abrirá en un par de meses tras unificar su doble trazado con la misión de recoger todas las escorrentías procedentes de las montañas que colapsan los colectores urbanos hasta anegar las barriadas de L’Alquenència, Venècia o les Basses. Los técnicos tienen depositadas muchas esperanzas en esa obra, que encauzará el caudal hacia el Barranc de la Casella, que va a ampliarse hasta su desembocadura en el Xúquer.

Obras del canal interceptor para evitar inundaciones

Perales Iborra

Cambiar el "curso fluvial" de la historia

Cambiar el "curso fluvial" de la historia / Perales Iborra

El río ha sido siempre el más temido, pero las obras de prevención y regulación de caudales emprendidas por la Confederación Hidrográfica del Júcar tras la pantanada han amortiguado su carácter devastador. Ahora son los barrancos los que compiten con los ríos en capacidad destructora. Los cauces que recogen las aguas del valle de la Casella resultan cada vez más intimidadores. Los barrios situados en las cotas más bajas de Alzira son testigos de las avalanchas que provocan en un periodo de gran desconcierto climático que lleva a la lluvia a descargar cada vez con mayor ímpetu dando pie a repetidos diluvios.

Las inundaciones de los barrios de Les Basses o Venècia nunca han sido gratuitas. Son fruto de décadas de un urbanismo tan voraz como descontrolado. Los barrancos que ahora pretenden canalizarse atravesaron en su día los terrenos sobre los que Alzira ha concebido su crecimiento urbano. Son las casas y las grandes fincas las que han ocupado los espacios que la naturaleza habilitó durante siglos para desagüar en el Xúquer. El tamaño y el escaso desnivel de los colectores del alcantarillado impiden absorver la torrencialidad de las reiteradas precipitaciones. Lo lógico, por tanto, es que se colapsen y desborden. 

La Conselleria de Infraestructuras diseñó en 2007 un plan, que inicialmente fue muy controvertido, para minimizar ese riesgo: un nuevo canal que encauzara el caudal de los barrancos de l’Arena, Fosc, Gracia María y Estreles para evitar que sus avalanchas entraran en el casco urbano. A partir de febrero se redirigirán hacia el no menos temido Barranc de la Casella, cuya ampliación sigue pendiente.

Las obras del canal, de 720 metros de longitud, quedaron bloqueadas por varias líneas de media tensión. Durante meses no han avanzado al ritmo deseable. El proyecto, que está a cargo de Aguas de Valencia, ha supuesto una inversión de1,2 millones.

Domínguez: «Una reivindicación histórica cumplida»

El alcalde de Alzira, Alfons Domínguez, defiende que el doble canal interceptor es uno de los grandes referentes del nuevo modelo de gestión que introdujo la coalición de izquierdas que llegó al poder en 2015: «Se descartó la ampliación a cuatro carriles de la avenida de la Ribera anunciada por el PP para apostar por las obras de defensa contra las inundaciones que respondían a reivindicaciones históricas de algunos barrios que va a verse cumplida». La conexión entre los dos canales está a punto de concluir y ahora «queda por rematar el proyecto con la ampliación del barranco de la Casella y esperemos que esas obras sean inmediatas con una inversión de 25 millones de euros», subraya el primer edil.

El Barranc de la Casella que deberá ser ampliado

El Barranc de la Casella que deberá ser ampliado / Perales Iborra

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