Cullera se vuelca con Etiopía
La ONG local, Mossolidaria, regresa al empobrecido país africano para desarrollar proyectos de cooperación
El objetivo es garantizar la alimentación y salud de los más necesitados
La ONG de Cullera Mossolidaria ha vuelto un año más a Etiopía para continuar la labor humanitaria que desarrolla en ese empobrecido país africano. Regresar a Gimbich mantiene la posibilidad de que los niños y niñas menores de siete años de este poblado puedan comer una vez al día un plato de comida equilibrada y variada, «una acción que puede parecer sencilla desde Occidente, pero que no es nada habitual en aquellas tierras», asegura una de las impulsoras y portaces de la asociación cullerense, Mari Olcina.
Etiopía es uno de los países más pobres del mundo, con un índice de mortalidad infantil muy elevado, con sequías y hambrunas repetidas, una gran inestabilidad política y una inflación tan alta que cada día se hace más difícil costear los escasos alimentos básicos. «Las madres que asistimos sufren desnutrición y también sus hijos y, ante la amenaza de una supervivencia precaria, estas incansables mujeres acuden al comedor social de MosSolidaria, en busca de agua limpia y alimento», detalla Olcina.
El agua limpia, tan necesaria para mantener la salud, los pequeños huertos creados para mantener cosechas continuas que abastezcan a la población y el comedor social convierten la solidaridad en un reducto de esperanza en tierra hostil para las familias que necesitan alimentos y apoyo externo. La Comunidad Misionera San Pablo Apóstol se encarga, desde el terreno, de perforar los pozos, crear los huertos, e habilitar el comedor. Otro objetivo es que un día aquellas madres y niños tengan profesorado que les ayude a superar el alto índice de analfabetismo que existe en esos poblados, otra de las claves de su subdesarrollo.
Mejorarles la vida
El trabajo de MOSSolidaria consiste en procurarles alimentos evaluar el estado nutricional de las madres embarazadas, lactantes y menores de 7 años. También en elevar su esperanza de vida proporcionándoles salud. Igualmente se pretende «sensibilizar a los estudiantes de nutrición y otras disciplinas que llevamos hasta allí para que aporten sus conocimientos y empatía en esta desfavorecida parte del planeta y sobre todo para que vuelvan con otro paradigma de lo que es la vida», afirma Mari Olcina, quien insiste en ver la situación desde otra óptica.
«Esta visión tan distinta a la de Occidente nos hace valorar y apreciar la calidad de vida que disfrutamos, la comodidad de tener agua, casas cómodas, alimentos en cantidad, variedad y calidad, electricidad, vehículos y transportes seguros, educación y formación continuada, democracia, trabajos remunerados y leyes que nos defienden. En definitiva, disfrutamos de una vida digna», argumenta.
Justo mañana se celebra el 75 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos y pensar en Etiopía invita a «luchar por los derechos de los más desfavorecidos, que a la vez son derechos universales», concluye Mari Olcina.
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