Las capturas de jabalíes superan los 300 ejemplares por segundo año en Alzira

Los animales analizados por los cazadores para determinar si son aptos para el consumo se reducen un 11 %, aunque los aficionados insisten en que «cada vez hay más» y que con la falta de lluvias han bajado de las montañas a la huerta y los ríos

Las capturas de jabalíes superan los 300 ejemplares por segundo año en Alzira

Pascual Fandos

El número de jabalíes abatidos por miembros de la Asociación de Cazadores de Alzira y llevados a analizar al laboratorio de referencia de la entidad se redujo un 11,5 % en 2023, aunque superó por segundo año consecutivo las 300 piezas capturadas, un volumen que da cuenta de la abundante población de cerdos salvajes que si bien hace unos años se localizaba principalmente en las montañas, ha acabado por colonizar cauces de los ríos y zonas de huerta aprovechando la proliferación de campos abandonados. 

La sensación de los cazadores, pese a este ligero descenso, es que cada vez hay más jabalíes, asegura el secretario de la asociación, José Marín, que tiene constancia de que algún aficionado ha podido abatir cerca de 130 piezas en un solo año.

Prácticamente todos los pueblos de la Ribera están incluidos en la última actualización de municipios con sobrepoblación de jabalíes realizada por la Conselleria de Agricultura y Alzira no es una excepción. El control que llevan los cazadores de los jabalíes abatidos a través de los análisis para determinar si la carne es apta para el consumo humano marcó en 2022 un récord con 346 capturas, lo que supuso un repunte de casi un 30 % respecto de los dos años anteriores, que habían establecido con 270 ejemplares la cifra más alta desde que la asociación empezó a recoger estos datos en la farmacia Alamanzón hace aproximadamente quince años. 

Esta cifra, con todo, supone solo un indicador que no recoge todos los ejemplares que se matan ya que algunos cazadores pueden acudir a otros laboratorios a realizar las determinaciones de triquina o simplemente no analizan las piezas que capturan. 

Las esperas que los aficionados realizan durante todo el año y los ganchos, pequeñas batidas con un máximo de quince escopetas que se organizan cada fin de semana entre los meses de septiembre y febrero, son la aportación de la asociación de cazadores para intentar controlar la población de jabalíes en el término municipal de Alzira, en base al convenio de colaboración que mantiene con el ayuntamiento. 

Se da la circunstancia de que el Ayuntamiento de Alzira ha anunciado esta misma semana la firma de un convenio con una empresa para facilitar la eliminación de jabalíes muertos con la perspectiva de triplicar las capturas ya que, según ha explicado el concejal de Agricultura, Enrique Montalvá, los aficionados son ahora muy selectivos «ya que no saben qué hacer con las piezas que capturan». Los animales muertos se destinarán a la elaboración de piensos.

Daños en el campo

La proliferación de jabalíes ha multiplicado las quejas de los agricultores por los daños que ocasionan en sus campos -escarban las raíces de los árboles, rompen márgenes y también las gomas del goteo, además de comerse la fruta en algunos casos-, pero también aumenta el riesgo de accidentes de tráfico ya que, especialmente por las noches, esta fauna salvaje cruza carreteras en sus largas caminatas en busca de comida y es habitual encontrar algún animal atropellado en las cunetas.

José Marín apunta que, supuestamente como consecuencia de la climatología, este año se han reducido las capturas en la montaña, que es donde los cazadores suelen realizar esperas y ganchos. «La montaña está tan seca que los jabalíes han bajado a la huerta y, si bien hay días que sí hemos cazado cinco o seis, hay otros que ni los hemos visto, pero la huerta está a tope porque tienen comida y agua segura», explica el secretario de la asociación, que advierte de que en esta zona repleta de campos la acción de los cazadores es más complicada para mantener las medidas de seguridad.