Casi 30 personas sin hogar fallecen en la calle en la última década en Gandia

Son los olvidados, los que no suelen salir en las noticias. Las personas sin hogar mueren, en muchas ocasiones, igual que viven, es decir, solas y en silencio. En la última década casi una treintena de hombres y mujeres han perecido en unas calles de Gandia que habían convertido en sus casas. Así lo atestigua el Arbre de la Memòria que luce en el Centre d’Atenció Integral de Cáritas (inaugurado el año pasado con motivo del décimo aniversario del edificio), en el que pequeñas placas con una 20 de nombres recuerda que un día existieron, que tienen una identidad y, sobre todo, una historia.

Solo en lo que va de año, un total de cinco personas que vivían en la calle han fallecido en la capital de la comarca de la Safor, una cifra que se asemeja a la de ejercicios anteriores y se suma a las que se honra en el mural del CAI. Todas ellas forman parte del servicio de atención de Cáritas, que este lunes presentaba su campaña anual para la visibilización de las personas sin hogar.

Las causas de estos fallecimientos son variadas y en algunos casos se explican con el mismo hecho de vivir al raso, pero fuentes de la entidad explican que, en muchos casos, existe una enfermedad que, debido a la situación de sinhogarismo, no está siendo adecuadamente tratada por los servicios médicos.

La intervención de los servicios de Cáritas han evitado más muertes en la calle, ya que gracias a los voluntarios y las voluntarias que no solo les atienden, sino que hacen un seguimiento de cada caso, en muchas ocasiones se logra su traslado a algún hospital o residencia donde son cuidados hasta el final de su vida.

Entre enero y septiembre de este año, la entidad ha atendido a 57 personas que viven en la calle, de las que siete son mujeres.

Chema Puente, coordinador del programa de Personas Sin Hogar, explicaba, por su parte, que Cáritas ha atendido este año a un total de 302 personas sin hogar a través de los diferentes recursos que gestiona en la ciudad (no todas ellas viven en la calle en Gandia, sino que en algunas ocasiones están de paso). De estas, 38 son mujeres. Puente explica que, a diferencia de lo que ocurría hace unos años, la inmensa mayoría de estas personas son españoles y vecinos de Gandia de siempre. «Todos estamos expuestos a ser personas sin hogar, no hay una vacuna que te inmunice», indicaba de forma tajante.

Precariedad laboral y alquiler alto

Cáritas ha detectado un incremento «notable» de personas que se encuentran sin hogar por factores como el económico, que viene derivado por la precariedad laboral en ámbitos como la agricultura o la hostelería, administrativos, o los que sufren las personas que no pueden lograr citas con la administración para solicitar protección internacional o la dificultad de llevar a cabo trámites de solicitud de ayuda por la digitalización de las gestiones.

La salud mental es otro de los factores que está provocando el aumento de personas sin hogar en Gandia, lo que «agrava las condiciones de la persona para mejorar su situación personal y poder salir del sinhogarismo».

El representante de la entidad ha denunciado, a su vez, la dificultad de acceso a la vivienda que existe «no solo para las personas sin hogar, sino para la población en general», por lo que ha realizado un llamamiento a las administraciones públicas comprometerse de forma «real» a «que el derecho humano a la vivienda sea una prioridad política». Para Puente, la carencia habitacional «se vulneran múltiples derechos como el acceso básico a servicios, la seguridad y la salud física y mental», señalaba.

Cáritas apunta al alto precio del alquiler, «que ha subido de forma significativa» y también al hecho de que, en muchas ocasiones, las personas no puede asumir ni siquiera la fianza.