La médica juzgada por omisión tampoco auxilió a otra mujer que también murió

La acusada por negarse a atender a un paciente que estaba agonizando a pocos metros es la misma facultativa que no se personó en el domicilio de Ana María Peris, fallecida en València en 2021 tras cuatro llamadas al 112 y esperar más de una hora

La médica acusada de denegación de asistencia sanitaria.

La médica acusada de denegación de asistencia sanitaria. / Ignacio Cabanes

Una supuesta trayectoria intachable. Así lo aseguró ante los miembros del jurado la defensa de la médica acusada de un delito de omisión del deber de socorro por denegación de asistencia sanitaria por no atender en septiembre de 2019 a un paciente que estaba agonizando en su domicilio, situado justo en la acera de enfrente del Punto de Asistencia Sanitaria de Juan Llorens de València, en el que estaba prestando servicio de asistencia exterior esa noche.

Pues se da la circunstancia de que esta misma facultativa tuvo justo dos años después otro aviso –en este caso fue incluso alertada por el CICU a través del Tetra– de una mujer de 66 años que también acabó falleciendo por un aneurisma cerebral tras cuatro llamadas al teléfono de Emergencias 112 y esperar más de una hora la llegada de una ambulancia o personal sanitario próximo.

Como en el caso por el que está siendo juzgada ahora, y por el que el Ministerio Fiscal solicita para ella un año y medio de inhabilitación, esta médico, de 36 años y nacionalidad paraguaya, «ni tan siquiera se trasladó al domicilio para atender esta emergencia, pese a que se encontraba a ocho minutos andando y haber estado hablando con el marido de la paciente y éste alertarle de la gravedad de la situación en la que se encontraba su esposa», según consta en los informes remitidos a la conselleria de Sanitat.

Se trata de la muerte de Ana María Peris, de la que informó en su día Levante-EMV, caso que si bien fue archivado por la vía penal, sigue su curso por lo Contencioso-Administrativo después de que la Audiencia Provincial de Valencia considerara que lo ocurrido era «un problema de un incorrecto o mal funcionamiento de un servicio público».

Al archivarse la denuncia por la omisión del deber de socorro no se profundizó jurídicamente en la actuación de la médico del PASde la avenida del Cid de València que atendió vía telefónica el servicio, sin llegar a desplazarse pese a la gravedad de la paciente. Pero llama la atención que se trate de la misma facultativa que está siendo juzgada ahora por adoptar una posición muy similar. No abandonar su puesto de trabajo bajo ningún concepto si no se lo ordenan. Pero, ¿dónde queda la deontología médica?

Sobre su actitud con esta segunda muerte, la facultativa alega que «fue correcta y conforme a protocolo»

Según reconoce la propia acusada en un escrito al que ha tenido acceso este periódico, tuvo conocimiento del aviso –del caso de Ana María Peris– a las 18.34 horas del 2 de septiembre de 2021. (Cabe recordar que ya tenía la experiencia del otro paciente al que no quiso atender pese a que estaba agonizando). La profesional sanitaria se justifica en el mismo que nadie le informó que la ambulancia del SVB iba a tardar, ni que la familia de la paciente había llamado ya varias veces pidiendo asistencia urgente.

De igual modo argumenta que en los 14 minutos que duró su «participación» no detectó «sintomatología que indicara gravedad y pudiera pronosticar una evolución tórpida como la que finalmente se desarrolló». Así, pese a ello, alega que solicitó una ambulancia a las 18.48 horas y remarca que su actuación «fue correcta y conforme a protocolo».

Las justificaciones utilizadas son muy similares a las que dio el jueves ante un jurado popular por la presunta omisión de socorro de Emilio Núñez, de 65 años, que se encontraba convulsionando en su domicilio de la calle Juan Llorens de València y había entrado en parada cardiorrespiratoria cuando uno de sus hijos cruzó la calle y fue a pedir auxilio al centro sanitario donde se encontraba la facultativa de guardia de atención externa.

Una de sus argumentaciones es que no podía abandonar su puesto de trabajo, pese a encontrarse el paciente a solo 50 metros, por si salía un nuevo aviso. Sin embargo, esa noche no tuvo ni uno solo y además se encontraba un segundo facultativo de guardia externa. La profesional médica, pendiente de veredicto, siguió durmiendo en la zona de descanso.