El juez envía a prisión a los cuatro detenidos en Almassora con 561 kilos de cocaína

El principal investigado es un empresario con negocios de reciclado de metales en Castelló y en Madrid

La Policía Nacional tuvo que abrir con radiales los seis cilindros ocultos entre chatarra para recuperar la droga

Agentes de la Policía Nacional posan junto a un cargamento de cocaína.

Agentes de la Policía Nacional posan junto a un cargamento de cocaína. / Efe/Elvira Urquijo

Teresa Domínguez

Teresa Domínguez

Los cuatro detenidos tras el decomiso de 561 kilos de cocaína llegados al puerto de València camuflados entre chatarra, tal como informó ayer en exclusiva Levante-EMV, se encuentran ya en prisión por orden del Juzgado de Instrucción número 2 de Castelló, que tomó la decisión tras examinar el atestado de la Policía Nacional y Aduanas y a instancias de la Fiscalía antidroga de Castelló.

El principal investigado, dueño del desguace de Almassora donde estaba siendo descargada la droga cuando intervinieron los agentes de la Udyco de València y los funcionarios de Vigilancia Aduanera, y los otros tres investigados fueron puestos a disposición judicial el día 10 de noviembre, y tras la resolución del magistrado, ingresaron en un centro penitenciario castellonense.

Los arrestados son el citado empresario, con desguaces y centros de recuperación en distintos puntos de Castelló y en Madrid; su compañera sentimental; el hermano de esta; y un cuarto implicado que hacía las veces de ‘notario’ de la descarga por orden de la organización dueña de la droga.

La cocaína llegó escondida en seis cilindros metálicos de 1,20 metros de altura y 30 centímetros de diámetro, que especialistas de la Policía Nacional tuvieron que abrir con radiales para poder acceder a los paquetes de cocaína ocultos en su interior.

Directamente llegado desde Panamá

La droga, oculta en uno de los cuatro contenedores procedentes de Panamá de que constaba el envío, llegó al puerto de València el día 7 y el 8 fue inspeccionada por agentes de Aduanas, que detectaron carga sospechosa, por lo que la mercancía fue despachada y los camiones seguidos hasta la nave de Almassora por los agentes antidroga de la Policía Nacional.

Cuando estaban descargando los cilindros, los agentes se identificaron y detuvieron a los cuatro presuntos implicados en este nuevo envío al por mayor de cocaína por vía marítima.

Fuentes de toda solvencia consultadas por Levante-EMV han informado de que la interceptación de este nuevo golpe al narcotráfico ha sido posible gracias al análisis de información facilitada por agencias policiales antidroga y compartidas tanto con Aduanas, dependiente de la Agencia Tributaria, como con la Policía Nacional.

Según esa información, las autoridades panameñas habrían detectado una vía de entrada de cocaína al por mayor en Europa a través de España, principalmente por el puerto de València, que habría aprovechado exportaciones periódicas de chatarra para camuflar en su interior la droga.

Un método antiguo

Lo más habitual desde hace años es que las grandes organizaciones de narcos que producen cocaína en Suramérica para los mercados europeo y estadounidense envíen los alijos en lo que se llama gancho perdido o rip off en su nomenclatura en inglés. 

En esos casos, la cocaína es introducida en grandes mochilas o bolsas de deporte, a razón de entre 30 y 50 kilos de droga por valija, que los narcos introducen en los contenedores, casi siempre nada más abrir las puertas, o bien en el puerto de origen o en alguno de los intermedios que el buque toque en su periplo hacia Europa o Estados Unidos.

En los ganchos perdidos, también llamados ganchos ciegos, ni el importador de la carga legal ni el exportador conocen la existencia de la droga. Los narcos se aprovechan de empresas con fuertes y constantes flujos comerciales para ‘contaminar’ alguno de los contenedores con la cocaína, que luego es recuperada en el puerto de destino por grupos de especialistas en esa tarea. 

En apenas unos minutos, son capaces de violentar la puerta rompiendo el precinto con una cizalla, bajar las bolsas, colarlas en una furgoneta o la cabina de un camión con autorización para operar en el puerto, colocar un nuevo precinto idéntico al roto que otros han colocado en algunas de las bolsas para aparentar normalidad, y desaparecer. Es un método rápido, seguro y barato. Ypor esa razón es el más apreciado por los narcotraficantes desde hace años.

El seguimiento del contenedor

Sin embargo, la vieja modalidad de la ocultación dentro de una carga de apariencia legal, pese a ser más cara porque implica a más cómplices -eso incrementa la ‘carga salarial’-, aún sigue en vigor. Prueba de ellos es el alijo intervenido en Almassora. 

Las fuentes consultadas por este periódico han explicado que, en esta ocasión, los 561 paquetes de cocaína, de un kilo de peso cada uno, estaban camuflados dentro de seis cilindros metálicos, de más de un metro de alto y un diámetro de más de 30 centímetros, que habían llegado dentro de un contenedor cuya carga legal declarada era chatarra, con destino a una de las empresas del detenido.

Agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la Jefatura Superior de Policía de València y funcionarios de Vigilancia Aduanera también de València realizaron una entrega controlada autorizada por el Juzgado de Instrucción número 2 de Castelló que les permitió seguir el camión con el contenedor hasta una nave de Almassora, donde decomisaron la cocaína cuando la estaban descargando, durante la tarde del pasado 8 de noviembre. Ese mismo día, fueron detenidos el citado empresario y otros tres presuntos implicados en la trama.