La Ciudad de la Justicia se blinda ante el juicio por el tiroteo mortal en el cementerio de Torrent

El autor material de los disparos se enfrenta a 51 años de prisión por dos asesinatos consumados y otro en tentativa y sus padres a 45 años cada uno

Agentes de la policía en el cementerio de Torrent el día en el que se produjo el tiroteo.

Agentes de la policía en el cementerio de Torrent el día en el que se produjo el tiroteo. / Fernando Bustamante

Todo está listo para que comience uno de los juicios del año más calientes en materia de seguridad. La vista oral ante un jurado popular contra tres miembros del clan de los ‘Bocanegra’ por el tiroteo en el cementerio de Torrent durante la festividad de Todos los Santos, el día 1 de noviembre de 2021, en el que murieron dos personas y una tercera resultó herida, comienza este lunes bajo fuertes medidas de seguridad dados los antecedentes violentos y la sangrienta enemistad que arrastran desde hace años los ‘Bocanegra’, también conocidos como los ‘Mone’, y el clan de los ‘Marco’, familiares de uno de los fallecidos.

Como ya adelantó en exclusiva Levante-EMV, el Ministerio Fiscal solicita penas que ascienden a los 51 años y medio de prisión para el autor material de los disparos, Ramón G. F, alias ‘el Bobo’, por dos delitos de asesinato consumado (19 años por cada uno) y por otro en grado de tentativa (12 años), así como por el delito de tenencia ilícita de armas (un año y medio de cárcel).

Para los padres del principal encausado, a los que también considera autores de los mismos delitos, el fiscal pide 45 años y medio de prisión para cada uno. Considera que Amparo F. G., de 61 años, portaba escondida entre sus ropas un arma de fuego de calibre 9 milímetros «para poder utilizarla en caso de que fuese necesario». Y que su marido, Ramón G. M., patriarca de los ‘Mone’, cogió dicha pistola «con la intención de acabar con la vida de los miembros de la otra familia, con la que habían tenido ciertos conflictos hacía tiempo».

Las víctimas mortales de aquel ataque alevoso a tiros fueron Antonio García, de 45 años, quien siempre se había mantenido al margen de los problemas y enfrentamientos de sus primos, del clan de los ‘Marco’, con los ‘Bocanegra’. Y José Luis Puig, un vecino de Torrent de 79 años, quien había acudido a llevar flores a la tumba de su difunta mujer cuando fue alcanzado por una bala perdida. Asimismo, el hijo de Antonio, de veinte años, también resultó herido con lesiones por arma de fuego en el muslo derecho con orificio de entrada y de salida.

Otro tiroteo en 2016

Los conflictos entre los ‘Bocanegra’ y los ‘Marco’ se remontan a 2016 cuando se produjo otro tiroteo con dos heridos tras una agresión a unos menores por un asunto banal, como informó en su día este periódico. Los presuntos autores del tiroteo, que resultaron absueltos, tuvieron que abandonar Torrent y ambos clanes establecieron turnos para velar a sus difuntos el día de Todos los Santos –una familia iría por la mañana y la otra por la tarde– para así evitar nuevos encontronazos.

No obstante, ese 1 de noviembre de 2021 el acusado como presunto autor material de los disparos abandonó el encierro voluntario que había guardado durante años para evitar ser detenido por una causa pendiente, e incumpliendo el pacto entre clanes acudió al cementerio de Torrent junto a su padres, también acusados como coautores. Allí se encontraron con miembros de la otra familia y comenzaron a increparles y amenazarles para que se marcharan del lugar, llegando a golpearles con sillas y palos.

Además del tiroteo de 2016, los ‘Bocanegra’ consideran a los ‘Marco’ responsables de la muerte en octubre de 2018 de Luis G. F., quien a sus 39 años perdió la vida tras precipitarse al barranco de Torrent desde el puente que une el municipio con Alaquàs. Aunque la autopsia determinó que se trató de una caída accidental, el estado de intoxicación que presentaba el cuerpo prueba que éste venía de consumir droga, cuando la familia le había prohibido al otro clan que le vendiera o le fiara cualquier sustancia estupefaciente para alejarlo de su adicción. 

Según los hechos que recoge la Fiscalía, cuando el patriarca de los ‘Mone’ trató de disparar, la pistola se le cayó al suelo. La otra acusada presuntamente habría recogido el arma y se la entregó a su hijo para que disparara contra la otra familia. Así, «con ánimo de matar y sin importarle lo más mínimo que cerca de él hubiese más gente y el riesgo que para ellos podía suponer, comenzó a disparar contra los miembros de la otra familia», quienes se encontraban «desarmados y sin posibilidad alguna de protegerse».