El "annus horribilis" de Layhoon Chan

Se cumple un año del regreso de la ejecutiva de mayor confianza de Lim. No logró enderezar al equipo ni desbloquear el estadio. En plena planificación, lleva semanas ‘ausente’ de la vida del club

Layhoon durante una comparecencia con el Valencia CF | F. CALABUIG

Layhoon durante una comparecencia con el Valencia CF | F. CALABUIG / ANDRÉS GARCÍA Y PABLO LEIVA. VALÈNCIA

Vicent Chilet

Vicent Chilet

El próximo miércoles se cumple un año del regreso de Layhoon Chan a la vida del valencianismo. Si bien su vuelta efectiva a la presidencia del club no se produjo hasta el 8 de agosto, la dirigente singapuresa, ejecutiva de máxima confianza personal de Peter Lim, aterrizó dos meses antes con la idea de tratar de equilibrar todos los frentes abiertos a nivel deportivo, político y social heredados de Anil Murthy. Sin embargo, 365 días después, la conclusión de su gestión no ha podido ser más devastadora. El saldo de su segunda gestión (ya estuvo de presidenta entre 2014 y 2017) es el de ‘annus horribilis’: el primer equipo ha esquivado de milagro el descenso, tres entrenadores desfilaron por el banquillo, no se ha llegado a desbloquear la negociación del Nou Mestalla y la crisis reputacional de Meriton Holdings se ha multiplicado a nivel internacional. Un año de enorme desgaste, también personal, para Chan, que desde el pasado 5 de junio (cuando se la vio salir del hotel Westin) no ha vuelto a aparecer en público. Con el proyecto con necesidad de reconstruirse, no hay noticias de Layhoon, y de cuál será su encaje en un proyecto que quiere encaminarse, en palabras de Miguel Ángel Corona, a un «local management», a un mayor protagonismo de los técnicos y empleados del «Valencia de València».

El 28 de junio del año pasado, con las brasas todavía humeantes del escándalo de los «audios de Super» que precipitaron la salida de Anil Murthy, Layhoon Chan reaparecía en público. Con Gennaro Gattuso asentado como entrenador, su misión prioritaria parecía la de recobrar puentes de cordialidad y comunicación con las instituciones públicas, y así avanzar en la encallada negociación para reactivar las obras del nuevo estadio.

En el seno de Meriton, y en la propia convicción personal de Chan, se consideraba que en términos de interlocución, a pesar de ser una negociadora con fama de inflexibilidad, Chan estaba bien vista en el Consell. De su primera etapa gozaba del aprecio personal del president Ximo Puig, así como de las entidades financieras con las que conversó durante el proceso de venta de 2013-14.

Si bien es cierto que en las primeras reuniones mantenidas durante el verano pasado con el Ayuntamiento de València y con la Generalitat Valenciana por el nuevo estadio no habló en representación oficial del club, sino en nombre de Peter Lim, Chan ya asistía a las reuniones ordinarias de los distintos departamentos del Valencia y su figura iba adquiriendo cada vez mayor relevancia en términos de representatividad. Por ejemplo, estaba presente en las negociaciones para la renovación de Hugo Guillamón o acudía periódicamente a Paterna para mantener viva la interlocución con Gattuso.

Su regreso oficial parecía cada vez más evidente. A pesar de tener que dejar su cargo en plena primera crisis deportiva de Meriton, en 2017, y perjudicada entonces por la ambición personal de Murthy en alcanzar la presidencia, Chan no perdió la confianza de Lim y continuó en una posición privilegiada en su círculo de influencia. Tanto en Mestalla, como las otras empresas del magnate.

El desmoronamiento

La influencia de Layhoon, sin embargo, no supuso ninguna estabilización del proyecto. A pesar del efervescente inicio del curso con Gattuso, o de avances políticos como el acuerdo por las fichas urbanísticas, el avance de la temporada aceleró el derrumbe total, inducido en la crisis de credibilidad y de proyecto de las tres temporadas precedentes. Tras el Mundial, el equipo cayó en picado y las conversaciones con las instituciones entraron en un punto muerto definitivo. El 2 de febrero, sin ningún fichaje en el mercado de invierno, con el primer equipo en descenso, Layhoon Chan asistió con la mirada perdida a la dura rueda de prensa en la que, junto a Corona y el portavoz Javier Solís, no pudo dar respuesta a la galopante decadencia del proyecto.

«Queremos lo mejor para el club y tenemos que seguir trabajando en ello. Esto no va de huir de los retos y problemas. Si quisiéramos vender el club yo no tendría razones para estar aquí. Estamos comprometidos con el club», fue la respuesta invariable de la presidenta, principal y casi única referencia de Meriton Holdings en el club después de los despidos de emisarios como Joey Lim y Sean Bai (fulminados a las dos semanas del regreso de Layhoon al sillón presidencial).

Desde ese momento, la presencia pública de Layhoon se redujo de forma significativa, con el club apoyándose en las intervenciones (de perfil técnico) de Solís, y en las ruedas de prensa de Rubén Baraja, que obró el milagro de la permanencia. Con la nueva temporada por planificar, con la presión social cada vez en más aumento, con la figura de Kiat Lim todavía muy indefinida pese a haber anunciado que encarnaría la representación de su padre, el protagonismo futuro de Layhoon Chan será ilustrativo de las intenciones de Lim en un club totalmente desconectado del valencianismo.