Forment: "En Mestalla, estos ‘xiquets’ juegan animaladas"

"Es un orgullo que todavía se acuerden de uno. Aquella tarde en Mestalla se dispararon todas las tracas que sobraron de las Fallas"

Forment en la puerta de Mestalla

Forment en la puerta de Mestalla / JM López

Vicent Chilet

Vicent Chilet

Esta tarde, la afición del Valencia volverá a cumplir con un ritual único. La traca a las puertas de Mestalla, en el 53 aniversario del heroico gol de José Vicente Forment, que puso en bandeja la Liga de 1971.

¿Qué supone esta celebración del gol de Forment?

Es un orgullo. Fíjate si han pasado años, 53 nada menos. Y que todavía se acuerden de uno… Es sencillo. Se trata de tirar la traqueta y hacia casa. Me emociona.

No es solo la traca. Son las canciones de Cisco Fran, es ver a los excompañeros de equipo, a Rafa Lahuerta, a los aficionados de todas las edades. Mucho comboi…

Y de aquí de Almenara viene cada vez más gente. Los primeros años éramos 15 o 20. Ahora 200. El que lo vea a 15.000 kilómetros sí puede darse cuenta que esto es un sentimiento.

Singapur está a esa distancia. Si viera el acto Peter Lim...

(Risas) Bueno… A lo mejor haría las cosas distintas.

Hablemos del gol, Vicent. Está considerado como el tanto más celebrado de la historia de Mestalla.

Eso dicen. Yo sé lo que vi aquel día y no se puede describir. Ese mismo año, Antón marcó un gol crucial en Sabadell. No es lo mismo que marcarlo ante los 40.000 que habría en Mestalla. Pero fue muy importante.

Permítame un matiz, no restemos épica a aquella tarde. Se calcula que entraron 60.000 personas en Mestalla. 20.000 más que el aforo oficial, encajonados en las localidades de pie, en las escaleras y vomitorios.

No lo sé. No creo que hubiesen tantos. Eso sí, el campo siempre estaba a reventar. No sé si eran 60.000, pero sí sé cómo chillaron.

Así ha sido la traca que celebra el gol de Forment a las puertas de Mestalla

Así ha sido la traca que celebra el gol de Forment a las puertas de Mestalla / V. Chilet

¿Cómo era aquel Mestalla? En esos años, era el más pirotécnico y ruidoso de la historia del club. Se disparaban tracas a cada gol.

A la salida, siempre había un aficionado que tiraba una traca. Y aquella tarde contra el Celta no paramos de escuchar tracas y petardos. Dispararon todo lo que había sobrado de las Fallas (carcajada).

Y entre toda aquella marea humana, su familia. Su padre, que era patidor. Y su hermano Gerardo que bajaba a Mestalla con la cuadrilla de amigos de Almenara.

Mi padre no hablaba, allí en un rinconcito del palco. No decía a nadie que yo era su hijo, por si acaso tenía una mala tarde. Cuando volvía a casa se liberaba. Imagínate lo que debe ser para un padre ver a sus hijos en esas batallas. Los que hemos sido padres después reconocemos ese sufrimiento. Mi hermano era otra cosa. No tenía miedo a decir que ‘soc el germà de Forment’. Iba a Mestalla cargado con los álbums de fotos cargados de recortes de prensa. Recortaba todas mis apariciones en los periódicos. Ahora, con la celebración de la traca, no hace falta que le diga nada. Coge la furgoneta de algún amigo, carga con todos los álbums y los muestra con orgullo a los aficionados que se acercan a Mestalla. ‘Mare meua’, menudo es.

Vayamos al mítico partido, con un Celta encerradísimo.

Ten en cuenta que éramos un equipo que marcaba pocos goles. Siempre era un 1-0, 0-1, 2-1. A excepción del Athletic, que le marcamos cuatro en Mestalla, precisamente a un mito como el ‘Chopo’ Iribar, y al Elche, que le metimos tres antes de ir a Sarrià. Pero eran marcadores ajustados. Nuestra fuerza era el colectivo, la defensa. Abelardo fue el Zamora, los defensas eran inexpugnables y arriba éramos efectivos con las pocas que teníamos.

Antes del famoso gol, a usted le anulan dos.

Dos goles. Por fuera de juego, eso me dijo el árbitro. Vete a saber. En aquella época no tiraban las líneas (ironiza).

Y llega el gol, en tiempo añadido. Centra Sergio, que estaba desfondado, todo el Celta pendiente de los grandotes, Sol y Barrachina. Y al primer palo… ¡Forment!

Fue increíble. Córner, último minuto, todo el mundo a rematar. Todos mirando a Barrachina y Sol, ‘pobrets’, que ya no están entre nosotros. Eran muy buenos de cabeza. Y yo me quedé cerquita del primer palo, disimulando, como si no estuviera aquella tarde en Mestalla. A Sergio le digo que me puse en el primer palo porque ya no le quedaban fuerzas para centrar al segundo palo. Igual ni llega (risas). Y ahí la puso. Y allí estaba yo.

A quien les pregunte, digan que estaba todo estudiado.

Si alguien nos pregunta, diremos que todo estaba en la pizarra de don Alfredo (carcajadas).

Usted era un segundo punta con recorrido, técnica, y no un delantero clásico que se estilaba en la época.

Alfredo no quería delanteros tradicionales. Fíjate que teníamos a Ansola, que era fabuloso, y no jugaba. Yo era el jugador más adelantado, pero siempre arrancando desde medio campo. Con recorrido y llegada.

¿Cómo ve al actual Valencia? Son épocas distintas, pero es un equipo con muchos ‘xiquets’, como la hornada de su Valencia.

Veníamos muchos de Segunda división. Yo mismo, Enrique Claramunt, el hermano de Pep, también del CD Mestalla. Sergio, del Levante. Nadie daba un duro por nosotros. Y con estos ‘xiquets’ de ahora al principio tenía algo de miedo tras el año pasado. Pero ahora estoy viendo que no. Los niños están jugando muy bien, se han tirado el equipo a sus espaldas. Fuera de casa les cuesta un poco más. Es normal. Hay muchos jugadores que apenas tienen experiencia en Primera. Lejos les cuesta, pero en Mestalla están haciendo ‘animaladas’.

Así trató el periódico Levante-EMV el gol de Forment frente al Celta en 1971

Así trató el periódico Levante-EMV el gol de Forment frente al Celta en 1971 / Levante-EMV

¿Hay algún jugador de la actual plantilla que se le parezca? ¿Quizá Hugo Duro?

Diría más que era un estilo Javi Guerra. Ahora ha pegado un bajoncito, no sé si físico. Si alguna vez puedo hablar con él, le diría que trate de llegar un poco más adelante. Es un jugador que necesita estar cerca del área, es cuando se crece y es decisivo. Todos los goles que marca son de un jugador con clase. Yo era de ese perfil, llegador en segunda línea, mediapuntita.

Diakhaby ha sufrido una terrible lesión. Usted sufrió una dolencia gravísima en el campo del Granada que le condicionó el resto de la carrera.

Lo más difícil le espera ahora. Hay lesiones que van y vienen y otras que te marcan. Tengo amigos traumatólogos y me dicen que Diakhaby ha sufrido la lesión más grave que pueda padecer un futbolista. No es una lesión de fútbol, es propia de un accidente de circulación. Ahora hay muchos adelantos, no es como en mi época. Lo tiene difícil, hay que apoyarlo.

¿Qué le aconsejaría a Diakhaby en lo que le queda por delante?

Paciencia, estar con la familia… Y asumir lo que venga. Tras recuperarme, yo tuve que dejar el Valencia y fichar por el Villarreal, que entonces estaba en Primera Regional. Me preguntaban por qué estaba allí. Hay que estar a las duras y a las maduras. Qué vas a hacer. Yo ya sabía que no tenía la fortaleza para jugar en Primera. Ojalá se recupere, pero le espera un camino muy difícil.

¿Recuerda cómo fue aquella entrada de Aguirre Suárez?

Le precedía la fama. Era ya veterano. Él jugaba de líbero, iba al encuentro del rival que superaba al primer marcador. Recuerdo que estaba acabándose el partido y lanzamos un contraataque rápido. Yo iba veloz por la derecha, se cruzó y fue con todo… No sé si fue intencionado. Yo quiero pensar que ningún futbolista quiere lesionar a un compañero de trabajo.

¿Pudo hablar con él?

Me desperté en la clínica de Granada en la que me ingresaron. Vino casi todo el equipo del Granada. Les veía muy tristes, apesadumbrados. Pero Aguirre Suárez no apareció. Bueno, cada uno es como es.

¿Baraja se parece, desde el planteamiento táctico, al Di Stefano entrenador?

Es joven, como lo era de Alfredo. Y Baraja también ha sido un gran jugador. Pero, claro, hablamos de Di Stefano. El mejor jugador del mundo hasta pocos años antes. Imagínate mi cara, o la de Enrique Claramunt o Sergio, al verlo delante. Era nuestro ídolo. Lo que nos decía “a la orden, mi general”. Y muchos de los niños de este Valencia también tendrían a Baraja de ídolo. Eso ayuda para que los chavales agarren confianza.

Don Alfredo era un tipo motivador, canchero.

Era el mejor. Entrenaba con nosotros y era el mejor. Además se alineaba junto a Pep Claramunt. Hasta que no ganaba su equipo, no acababa el partidillo, no acababa el entrenamiento. Y si el domingo perdíamos, había que verle, la semana era dura. Le obsesionaba ganar.  

La traca de 2025, en la Nova Creu Alta y que la dispare Antón.

No estaría mal. Es un buen amigo y una gran persona. Su gol fue tan importante como el mío. Ganamos la Liga por mi gol y por el suyo.