El último molino centenario de Benigànim se resiste a desaparecer

El singular Molí de Peiró, uno de los pocos que mantiene su funcionalidad en el territorio, entra en el catálogo de bienes protegidos a instancias de la propiedad

El Molí Peiró en Benigànim

El Molí Peiró en Benigànim / Proyecto de catalogación del molino.

Sergio Gómez

Sergio Gómez

El patrimonio industrial suele ser el gran damnificado de los estragos del paso del tiempo en los pueblos valencianos. Son muchos los ejemplos de antiguas edificaciones de valor histórico que han desaparecido o se caen a pedazos fruto de décadas de abandono.

En Benigànim, sin embargo, la iniciativa emprendida en 2019 por la propiedad del singular Molí de Peiró, datado del siglo XIX, ha permitido resguardar para la posteridad los últimos vestigios de una gran construcción que permanece integrada dentro del núcleo urbano de la localidad de la Vall d'Albaida, transformada bajo nuevos usos.

La última modificación de la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano elevó el grado de protección del centenario molino harinero -también conocido como de la Llorença- a la categoría de Bien de Relevancia Local (BRL). A instancias de la titularidad, el Ayuntamiento de Benigànim está en proceso de actualizar su catálogo de bienes y espacios protegidos para incorporarlo y blindarlo de manera específica de cara al futuro, un expediente informado favorablemente por la Generalitat que encara su recta final después de cuatro años de tramitación con la exposición del acuerdo a consulta pública.

Vista antigua del molino, con algunos elementos perdidos.

Vista antigua del molino, con algunos elementos perdidos.

En el informe que sustenta la propuesta promovida por la propiedad, el arquitecto Josep Maria Congost desgrana el conjunto de valores arquitectónicos, culturales e históricos de la edificación y pone en valor la "lectura de la historia" que ofrece para justificar su protección.

Según el especialista, el molino es un ejemplo de una tipología edificatoria "muy escasa" en el territorio valenciano, de la que se conservan "pocos ejemplos en condiciones funcionales", aunque se destine ahora a otros usos. En su planta baja alberga una clínica dental y la parte trasera del inmueble se usa como almacén y espacio de reunión. En los años 70 se convirtió en un taller mecánico que comportó el desmontaje de la maquinaria del molino.

Elementos singulares

El edificio ha sido objeto de numerosas transformaciones a lo largo de su existencia y en el camino ha perdido elementos interesantes, como también desaparecieron los silos construidos a mitad del siglo XX. Su ubicación se encuentra en la Avenida Vicente Boluda, en el sur de l"illeta", nombre que recibe el núcleo histórico de mayor antigüedad de Benigànim, posiblemente de origen islámico. Originalmente el molino se instaló en la huerta al sur de la localidad, a pocos metros de la población.

Otra circunstancia que dota de singularidad a la construcción, según remarca Congost, es la ampliación de un volumen posterior añadido al inmueble original, que refleja la transformación del molino de tracción mecánica en el siglo XX en un contexto de industrialización del entorno rural del municipio.

Maquinaria del molino.

Maquinaria del molino.

Pese a la sustitución de la cubierta en 2013 y otras reformas en su seno, la volumetría del segundo edificio "hace posible una lectura de la historia desde los molinos hasta los usos industriales" sin "constituir un agravio por su altura dentro del entorno", subraya el arquitecto. De hecho, el conjunto de los dos volúmenes "es la imagen con la que identifican el molino los habitantes del pueblo".

Aunque la reconversión del molino hacia un modelo industrial comportó la desaparición de todos los elementos relativos al primer uso hidráulico, el informe subraya que una intervención arqueológica podría recuperar algunas piezas enterradas y desvelar el origen de los trazos de un grafiti aparecido sobre el lucido de un muro. Aún así, todavía perduran en la parcela muchos componentes de interés patrimonial que reflejan la llegada de la industrialización a Benigànim , como las correas de caucho y fibra con recipientes de aluminio para transportar el grano, ejes de transmisión metálicos, ruedas de madera de distintos diámetros o partes de los últimos motores utilizados en el molino.

Entre los elementos etnológicos existentes destacan los fijados en los muros. El forjado del cuerpo central de madera "es un ejemplo de construcción de gran calidad", según el arquitecto redactor del informe que insta a la catalogación del bien. La composición de la fachada es "coherente con la volumetría general y ofrece una lectura del crecimiento del edificio". En futuras actuaciones podrían recuperarse los huecos originales, ya que algunos de ellos están cerrados o modificados.