"El Impacto Económico de las Fallas será, seguro, superior a esos 750 millones que se sostienen desde hace año". Con esta rotundidad, el director de la Cátedra MESVAL, de la Facultad de Economía, José Manuel Pastor aventuró el resultado del estudio que la Universitat de València va a poner en marcha en los próximos meses. Hacía referencia al estudio presentado por la Interagrupación de Fallas en el año 2008 que en estos años, incluyendo los de la pandemia, se ha utilizado como verdad absoluta a la hora de cuantificar el movimiento económico de la fiesta.

Pastor aseguró, en ese sentido, que aquel estudio tenía muchas superficialidades porque "se realizó con una metodología muy sencilla. Se trataba de una encuesta de gastos entre las comisiones y aplicando criterios a la baja. Tampoco se hace referencia a los gastos inducidos... se puede decir que aquel estudio es loable, pero que, en nuestra opinión, se queda por debajo de la realidad". Sin decirlo expresamente, vinieron a decir que era un estudio rudimentario, con más voluntad que método.

Y eso, teóricamente, es bueno, porque el impacto económico es un motivo de fortaleza para las Fallas a la hora de reivindicarse e incluso exigir. De eso se ha hablado en una conferencia dedicada a la cuestión en la que el concejal de Cultura Festiva Carlos Galiana ha recordado que "en alguna ocasión se ha dicho la frase de "el día que no plantemos". Pues bien, llegó ese día con la pandemia y es cuando todos han podido darse cuenta de la importancia que tienen las Fallas en el tejido económico de la ciudad".

El Estudio sólo podrá hacerse con la participación del mundo de las Fallas. Para lo que va a hacer falta una labor de convencimiento en el que la Interagrupación va a tener un factor fundamental. Porque se va a basar en cuatro investigaciones: muestreo entre falleros y falleras, encuesta a comisiones de falla, encuesta a turistas y excursionistas y a las instituciones. "Necesitaremos los gastos de las comisiones" aseguraban Pastor y Juan Francisco Martínez "con la plena garantía de que son datos anónimos". Esas cifras tienen que extrapolarse mediante algoritmos a los sectores productivos y darán una cifra mucho más exacta que la de 2008. "Esos datos se dividen por sectores: restauración, alquileres, energía.. y tiene el efecto multiplicador que no había en el anterior estudio".

La idea es contactar con los agentes falleros en reuniones durante lo que resta de año, para pasar a hacer la encuesta nada más acabar las fiestas, con los presupuestos ya liquidados. "Las Fallas deben concienciarse de que la encuesta es importante porque, sobre todo, irá en beneficio de ellos". Galiana apuntó que "en estas cosas siempre hay temor, pero estoy convencido de que ayudarán".

La encuesta a turistas y excursionistas (visitantes eventuales procedentes de poblaciones) señalaría medias de gasto combinadas con el uso de la tecnología para cuantificar los visitantes y las instituciones relacionarían los gastos que les ocasiona la fiesta, desde las subvenciones a los refuerzos en servicios.

Todo ello combinado también generaría, según el concejal de Desarrollo Innovador, Borja Sanjuan, "la justificación al dinero público que se invierte en la fiesta" además de recordar que "las Fallas tienen otros intangibles no cuantificables, como su poder de asociación, que es un grandísimo indicador inmaterial de la salud de las ciudades".

Durante la charla, celebrada en la Facultad de Economía, el director de marca de VisitValencia, Miguel Ángel Pérez, reconoció la necesidad de las Fallas en el ámbito turístico, por mucho que la ciudad esté saturada esos días "porque el turismo está cambiando y en los destino se busca cada vez más lo único o genuino. Como es el caso de las fiestas".

En cualquiera de los casos, esa cifra de 750 millones, utilizada incluso por Ximo Puig cuando se suspendieron las Fallas (aludió a 700 millones), quedaría superado por una herramienta mucho más científica y cercana a la realidad.