Las preguntas que se hacen a los falleros para saber el Impacto Económico de la fiesta

La Universitat de València lanza una encuesta on line para conocer el gasto directo e inducido en las economías domésticas

Un acto como la Ofrenda genera movimiento económico en toda suerte de sectores productivos

Un acto como la Ofrenda genera movimiento económico en toda suerte de sectores productivos

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

El gasto en mercadotecnia, alquilar un balcón para ver la "mascletà", comprarse un polar o el apartamento al que se muda uno para los días grandes de fiestas. Son algunas de las magnitudes por las que se pregunta en la encuesta enviada a las comisiones de falla para que la contesten los falleros de base y que, contenientemente depurada, formará parte del Estudio de Impacto Económico de las Fallas.

Es el apartado del gasto generado por los falleros -tanto directo como indirecto- el siguiente paso, que se está llevando a cabo en la actualidad, en un trabajo que la Cátedra de Modelo Económico de la Universitat de València está llevando a cabo como "obra definitiva" para conocer, con más rigor científico, cuanto dinero mueve la fiesta. Un estudio promovido desde el Ayuntamiento que quiere establecer unas cifras más exactas que esos 750 millones que figuran de momento como mantra y que responden a un cálculo, con más buena intención que rigor, llevado a cabo por la Interagrupación de Fallas en 2008. Desde que se puso en marcha se trabaja con el convencimiento de que esa cifra es superior, tal como aeguró el director de la Cátedra MESVAL, de la Facultad de Economía, José Manuel Pastor, uno de los coordinadores del proyecto, que partió de Desarrollo Económico y que también ha sido asumido y apoyado, como es fácil imaginar, por Cultura Festiva.

De hecho, en la última asamblea de presidentes del pasado ejercicio, en el mes de febrero, estuvieron presentes los responsables del mismo parahacer pedagogía sobre lo que se iba a hacer y la importancia de participar activamente a nivel de comisiones y de falleros de a pie.

Para llevar a cabo el estudio hay que tocar todos los palos que generan movimiento económico. Además de haber preguntado en su momento a la empresa privada, durante las fiestas se estuvieron haciendo encuestas a turistas y visitantes cercanos para pedirles su previsión de gastos. En el apartado estrictamente fallero hay dos magnitudes fundamentales: los presupuestos de las comisiones y la cuenta de gastos de las economías domésticas. 

Ambas precisan de persuasión para entender que los datos son anónimos y vitales para la fiesta. Por ello, se ha contado con la colaboración de la Interagrupación de Fallas, que ha avalado la encuesta y ha solicitado que se conteste en la mayor cantidad posible de hogares.

La encuesta se divide en varios apartados. Empieza con la cuestión técnica de número de falleros por unidad familiar y edad de los mismos. 

A partir de ahí, la encuesta solicita que se enumeren los gastos -lo más fielmente posible- realizados alrededor de las fiestas. Primero, en la semana de fallas. Y no necesariamente los relacionados con la propia comisión, sino con los sectores productivos relacionados con la misma: consumiciones en restaurantes y bares, ocio nocturno, espectáculos taurinos, mercadillos, alquiler de balcones, apartamentos, hoteles, transporte y desplazamientos o cualquier otro gasto que se quiera especificar de ese tipo. 

Después se inquiere directamente en los gastos relacionados con la fiesta a lo largo del ejercicio. Especialmente en lo tocante a la indumentaria, separados por una parte la confección del traje propiamente dicho y, por separado, los complementos: orfebrería por un lado; manteletas, enaguas, ahuecadores, carambas, pañolones y zapatos. También hay un apartado para los nuevos textiles de la fiesta: parcas, blusones y polares. Otras opciones para cuantificar son los disfraces, peluquería, fotografía y vídeo, flores, comidas y cenas, tintorería, loterías, libros, etcétera. Previamente se ha preguntado si algún miembro de la unidad familiar ha sido miembro el cuadro de honor, a lo hora de incluirlo como factor de corrección, pueso que los gastos, en ese sentido, se dispararían respecto al gasto de una familia corriente. 

Anonimato garantizado

La encuesta es absolutamente anónima. El único dato que se solicita es el de la comisión a la que se pertenece y el código postal. Ambos para, de la misma manera, establecer patrones que tiendan a la uniformidad de los gastos. Hay que tener en cuenta, en ese sentido, de que se trata de una encuesta y que, como tal, está sometida a extrapolaciones. 

Estos gastos no se toman, en un estudio de impacto económico, como una verdad absoluta, ni siquiera extrapolada. Tal como explicaron los responsables del estudio: a cada apartado hay que aplicar el algoritmo de los gastos indirectos. Todo ello ya especificado en la cualquier metodología. Dicho de otra forma, comprar una parca lleva acarreados otros movimientos económicos de transporte, energía o materias primas. Ramificaciones que también se tienen que cuantificar. 

Un estudio para reivindicar

La intención de los autores del estudio es que éste se encuentre finalizado a finales de año. Si, tal como se prevé, el impacto sea superior a los 750 millones, se convertirá en una herramienta aún más potente para que la sociedad fallera pueda reclamar el trato más justo por parte de instituciones, empresas y particulares.