Las calles sin nombre de Manises saldrán en Google Maps

La situación es un tanto inverosímil. Cuando los vecinos de una urbanización de Manises llaman a la ambulancia para que socorra a una persona accidentada, el servicio de emergencias no sabe a dónde acudir. Se pierde en un entramado de calles sin nombre. Da vueltas a la espera de que el vecindario salga a su encuentro para guiar a la ambulancia hasta la urgencia, agravada por la demora. 

Esto es lo que ocurrió hace unas semanas en Montemayor 2, una zona de 50 chalets diseminados junto a la carretera que va a Riba-roja, cuando una vecina de 78 años se cayó en su casa y estuvo más de una hora esperando —con la cadera rota— a que llegaran las emergencias. Después de aquel incidente los vecinos se organizaron para reclamar algo tan sencillo como una nomenclatura para sus calles. Y el Ayuntamiento ha decidido escuchar la reivindicación. 

El alcalde Javier Mansilla (PSPV) se reunió ayer con la presidenta de la Asociación de Vecinos de Montemayor 2, Amparo Polo, para trasladar su intención de nombrar las calles del barrio y colocar las pertinentes placas en las fachadas de las casas . El trámite exigirá algunas semanas, porque antes debe pasar por la sesión plenaria del 28 de septiembre y el plazo pertinente para las alegaciones. Pero la voluntad es clara: el consistorio recuperará los antiguos nombres que ya utilizan los vecinos en su conversación diaria, denominaciones como Camí dels Segadors,que pasará a incluir la palabra "Travesía" en la construcción del topónimo.

Estimadas las alegaciones el Ayuntamiento enviará la documentación cartográfica a los organismos competentes y, casi más importante aún, agregará la información a Google Maps para que tanto ambulancias como Policía Local no vuelvan a perderse de camino a esta urbanización asentada en un terreno rústico de manera irregular. 

Regularizar su situación

Precisamente el limbo legal en el que ha ido creciendo Montemayor 2 era otra de las cuestiones que estaban sobre la mesa en la reunión. Una incógnita abierta desde hace 30 años. Lo que empezó siendo una casa de aperos construida en una extensión de la urbanización original —Montemayor— ha terminado convirtiéndose en una hilera de primeras residencias levantadas ante la permisividad de sucesivos gobiernos locales, que nunca pusieron coto a la ocupación del terreno rústico. En esa indefinición viven 200 vecinos sin iluminación viaria municipal, en calles por asfaltar y agua que sacan de sus pozos. Y todo ello pese a pagar el IBI rústico como si vivieran en el casco urbano.  

Por ello, los vecinos esperan que el primer paso de la nomenclatura en sus calles les encamine hacia un escenario de mayor reconocimiento institucional —y por consiguiente de más cobertura municipal—, aunque prefieren ser cautos a la expectativa de futuras reuniones: "Estamos muy satisfechos. Hemos conseguido lo que más nos urgía, el nombre en nuestras calles. Vemos que hay buena predisposición por parte del Ayuntamiento. Y en tema de la regularización hay mucho que pelear, porque exige una modificación del PGOU. Avanzaremos en otras reuniones", cierra Polo.