El incendio en el marjal de Almardà se queda a las puertas de la microrreserva de flora

Agró propone medidas para mejorar la gestión de las propiedades agrarias abandonadas al ser un polvorín

Los ecologistas hablan de "desastre" si el fuego se produce dos semana después, en plena nidificación de aves

El fuego a las puertas de la microrreserva

El fuego a las puertas de la microrreserva / LEVANTE-EMV

Marián Romero Torres

Marián Romero Torres

El incendio del marjal norte de Sagunt del pasado jueves se quedó a las puertas de la microrreserva de flora. Las pequeñas lagunas de agua hicieron de cortafuego e impidieron que las llamas continuaran su propagación hasta la Casa Penya, además de la rápida intervención de los bomberos y del dispositivo en la zona. Así lo contaba a Levante-EMV Enric Amer, portavoz de Acció Ecologista Agró, una entidad que gestiona parte del humedal y que todavía no ha podido acabar de valorar los posibles daños que el fuego ha generado en la zona.

La preocupación reside ahora en la fauna. "Ya ha comenzado la nidificación de aves en la zona, por lo que vamos a observar si las llamas han podido afectar a algunas especies. Desde luego, si el fuego se hubiera producido la semana que viene, el daño hubiera sido enorme, porque habría podido arrasar algunos nidos", adelantaba.

Con relación a este asunto, Enric Amer contaba cómo ha sido necesario trasladar una tortuga de Florida hasta el centro de recuperación de la dadas sus quemaduras. "Sospechamos que puede haber alguna más. A pocos metros también se han quedado decenas de colmenas y no hay que olvidar la existencia de caballos", añadía

Tortuga afectada por el fuego

Tortuga afectada por el fuego / LEVANTE-EMV

Control de la vegetación

Ante lo ocurrido y en aras de evitar un "desastre medioambiental", además de los personales dada la proximidad de urbanizaciones al humedal saguntino, desde Agró se propone que se habiliten los mecanismos necesarios para "una mejor gestión de la vegetación en la zona de cultivo".

Es decir, la entidad pide a las administraciones que recomienden a los propietarios de terrenos agrícolas que los tengan en buenas condiciones. "No se trata de obligar, porque encima de que no producen no vas a aumentar su carga, pero sería conveniente algún protocolo de actuación para que mantengan los campos en condiciones y evitemos posibles tragedias con el fuego", explicaba.

Según Agró, el problema reside en el abandono de estas zonas. Ni siquiera las aproximadamente 30 casas de aperos cuentan con un perímetro de seguridad. La vegetación campa a sus anchas y eso supone un peligro, describía Amer. "Antes esto era impensable porque las propiedades se trabajaban ya que daban beneficios. Pero ahora, no es el caso, y está todo naturalizado", una situación que convierte en "un polvorín" algunas áreas del marjal. "Antiguamente, la Hermandad de labradores y ganaderos se ocupaba de estas tareas. Ahora es la administración la que vela por la buena gestión de las acequias, pero no en las propiedades privadas y esto debe regularse también como medida preventiva", añadía.

"La quema de vegetación no es un problema, porque ya estamos viendo cómo se regenera el carrizo pocos días después del incendio. Todo está rebrotando y, en el caso de la microrreserva de flora, la protección está en las plantas subacuáticas a las que no alcanza el incendio. Sin embargo, el fuego sí que supone un claro peligro para muchas especies que residen en el humedal, algunas de ellas protegidas como es la Cerceta Pardilla, que cuenta con un programa de reintroducción en este marjal".

"También es importante optimizar esta gestión de la vegetación, dada la proximidad de urbanizaciones", terminaba Amer.

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