Opinión

Mompó, el silencio y el valenciano

El incidente del presidente provincial del PP por usar valenciano no es un hecho aislado y no sucede en un partido menor. La mayoría puede seguir callada y mirar hacia otra parte, pero es preocupante

Momento en que un asistentedel mitin de cierre de campaña del PP increpa a Vicent Mompó.

Momento en que un asistentedel mitin de cierre de campaña del PP increpa a Vicent Mompó. / M.A. Montesinos

Ha pasado casi desapercibido. Como si no hubiera sucedido. O como si no tuviera importancia. Pero la tiene. Eso creo. Sobre todo porque no es un hecho aislado, no es el primero. Y no sucede en un partido menor. Hablo del nuevo incidente del presidente provincial del PP y de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó, en el mitin con el que el partido cerraba la campaña de las europeas, en presencia de la plana mayor: Alberto Núñez Feijóo, Cuca Gamarra, Dolors Montserrat… 

Mompó, que estaba en València, se dirigió en valenciano, la lengua que usa habitualmente, al auditorio, pero no gustó a todos. «En castellano, que no lo entendemos», gritó varias veces, de pie, un simpatizante del partido, mientras algunos (no la mayoría, pero algunos) le aplaudían. Mompó calló unos segundos. Respiró. No replicó. Y siguió en valenciano.

El caso es casi un calco del que Mompó sufrió el 16 de diciembre de 2022 en otro mitin en València también con Feijóo. Le dijeron lo mismo desde el público. Entonces sí respondió: «Esto del bilingüismo cordial tenemos que trabajarlo un poco todavía». Eso del ‘bilingüismo cordial’ es el concepto acuñado en Galicia por el líder para expresar su posición sobre las otras lenguas oficiales españolas. 

El caso es que el viernes en València volvió a pasar y nadie de la dirección ‘popular’ ha salido en público, ni en ese acto ni en los días posteriores, a defender al presidente provincial. Como si lo mejor fuera olvidar. No parece la mejor manera, porque el silencio supone dejar solo a Mompó y, de alguna manera, dar por buena la actitud de los que se levantan a recriminar que hable en valenciano en público. 

¿Estaría bien preguntar a los protestantes qué hizo mal Mompó? Surgen tres opciones: hablar en valenciano (en general), hablar en valenciano en público o hablar en valenciano ante ilustres de otras partes de España. Apostaría por la segunda o tercera opción y ambas suponen incidir en el valenciano como lengua subordinada, para uso en privado, círculos íntimos y folclore (con el himno no hubo ningún problema). Significaría que cuarenta años después de la Llei d’Ús poco hemos avanzado en la dignificación del valenciano. Significaría la confirmación de que, en este momento, el problema no es qué valenciano se emplea. Ya no es de conflicto de un valenciano con ‘otro’ (si hay otro), sino que volvemos al problema entre el castellano y el valenciano, una lengua de respeto y otra, para otras cosas, usos menores.

Lo bueno (siempre lo hay) es la actitud de Mompó, que no se arredró, no pidió perdón y continuó su discurso en su lengua más normal.

Lo peor es que estos incidentes no se dan en un partido pequeño, sino en aquel que hoy es el más votado y que lo ha sido en los tres últimas décadas, salvo una isla de ocho años en las que la mayor crisis en un siglo y una sucesión de casos de corrupción provocaron su repliegue. La mayoría puede seguir callada y mirar hacia otra parte. A mí me parece preocupante.

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