La mascletà pide arroz, seco si es posible. Comer paella es un acto festivo que nos identifica como pueblo y también como amigos cuando nos congregamos a su alrededor y nos atrevemos a comer directamente del recipiente. Proponemos tres restaurantes de València, cercanos a la plaza del Ayuntamiento de València donde se dispara la mascletà, con garantías para que ese día de fiesta sea inolvidable.

Quique Dacosta en Llisa Negra Urban

Llisa Negra

Carrer de Pascual i Genís. Tlf: 963 94 60 79

Quique Dacosta es el gran sabio del arroz. Lo viene demostrando desde el 2005, cuando decidió profundizar en su estudio a través de aquel libro mítico que tituló «Arroces Contemporáneos». Hasta entonces nadie se había atrevido a tratar el arroz desde la vertiente creativa y desde entonces casi nadie lo ha vuelto a hacer. Nadie duda de la cátedra de Dacosta en la materia, pero a muchos les sorprendió que se atreviera con la paella cuando inauguró Llisa Negra. No porque no supiera hacerla, faltaría más, sino por la controversia a la que parece condenado el plato. En Llisa Negra hay más arroces, pero la paella es el más demandado. Es una auténtica paella valenciana, con sus ingredientes tradicionales y el sabor reconocible de la paella de los domingos. Eso sí, con una atención especial a la cantidad y calidad de aceite y el punto de carnes y verduras, que salen en un punto de cocción muy medido. Hay otros arroces. Unos creativos, como su conocido ‘socarrat’ y otros más tradicionales, como el de magro con verduras. Antes, entrantes con mucho producto matizados por el ingenio de un chef talentoso.

Carlos Julian en la cocina del restaurante AMPAR J.M. Fernández

Hospes Palau de la Mar

Av. de Navarro Reverter, 14, València. Tlf:  963 16 28 84

Hospes Palau de La Mar anda consolidando su oferta gastronómica. En su restaurante Ampar siempre hay arroces en la carta. El cliente del hotel quiere conocer la gastronomía local y el arroz parece obligado. Sin embargo, para estos día ofrece un menú con el arroz como protagonista dirigido más bien la público local. El responsable de la propuesta es Carlos Julián, chef ejecutivo del grupo. Carlos sabe jugar muy bien entre la cocina confortable y la imaginativa. Hay que dar bien de comer al huésped que anda de viaje sin perder la ilusión de hacer algo diferente. En este menú encontramos platos de la ortodoxia arrocera como la paella o el arroz de bogavante con ajos tiernos que conviven con unas buenas croquetas de cecina y una ensalada de buey de mar con costra dulce. A poco que se conozca estará lleno después de cada mascletà. Al fin y al cabo tiene un buen precio (29 €), está bastante bueno y se sirve en un comedor muy bien vestido.

Toni Boix en Lavoe Urban

Lavoe

Carrer de la Creu Nova, 4 Tlf: 663 77 64 25

Toni Boix se ha convertido en un referente de la restauración local gracias a dos atributos. El primero es la calidad de sus arroces, el segundo hacerlos en el centro de València. Lo segundo tiene tanta importancia como lo primero. Tradicionalmente, los valencianos han tenido que emigrar a la periferia para poder comer un buen arroz. Se asumía como inevitable y no se cuestionaba. Hacer paellas requiere de una infraestructura especial y mucho espacio, algo que es escaso y caro en el centro de las ciudades. Pero Toni se empeñó y lanzó una arrocería a un paso de la plaza del ayuntamiento. Y fue un éxito. Y ahora todo el mundo quiere imitarle. La propuesta es delgada y clara. No más de ocho arroces en carta. Todo exuberante, con nombres sencillos pero productos de campanillas. Arroz de marisco, de gamba rayada, de bogavante… paella de cocido, valenciana por encargo… En los entrantes similar cantidad y variedad. No hace falta más para comer bien. De hecho, a lo mejor hasta es necesario. Las cartas largas ralentizan la rotación del producto y ensombrecen su frescura. Toni maneja un género de escándalo. Gran parte viene de Galicia: impresionantes berberechos, navajas, angulas y percebes… pero no sólo. También cosas de aquí y ricas como su calamar, su gamba rayada o un tomate de los que saben a tomate. Aperitivos de calidad que quitan poco el hambre. Porque aquí la gente viene a comer arroz. De capa extremadamente fina (demasiado tal vez), pero de sabor rico, potente y servido en su exacto punto de cocción.