La Roqueta: Treinta años de abandono y ocho esperando uso
El gobierno actual tiene en fase de adjudicación la redacción del proyecto para acondicionarlo al nuevo uso: oficinas de cultura y espacios vicentinos
Como cada año cuando se aproxima la celebración de San Vicente Mártir, patrón de València, se pone sobre la mesa el estado del monasterio de San Vicente de la Roqueta, que sigue cerrado después de tres décadas abandonado esperando su restauración y ocho años esperando que se le dé un uso una vez restaurado. En la actualidad, el proyecto se encuentra en fase de contratación de la redacción de proyecto de acondicionamiento del edificio para trasladar allí las oficinas de la Concejalía de Cultura y reservar parte de la planta baja para las actividades de las asociaciones vicentinas, entre ellas un centro de recepción de peregrinos. Pero eso tardará al menos dos años.
Caer en el olvido
El monasterio de San Vicente de la Roqueta, situado en la calle del mismo nombre junto a la Plaza de España, está considerado la cuna del cristianismo valenciano. Allí está la iglesia sepulcral de San Vicente Mártir, martirizado hasta su muerte en el año 304, y allí se supone que podría estar enterrado el santo, extremo que las distintas excavaciones no han podido confirmar. La iglesia, ahora parroquia de Cristo Rey, siempre ha estado activa, pero el monasterio contiguo, comprado por el Ayuntamiento de València en los años 70 para salvarlo de la piqueta, ha corrido distinta suerte. Durante más de treinta años estuvo olvidado y abandonado, más cerca de la ruina que de su salvación. Solo vio la luz en el último mandato de Rita Barberá, que lo tuvo en el olvido seis legislaturas y en el último suspiro lanzó un proyecto de restauración estructural que luego ejecuto el gobierno municipal actual entre los años 2015 y 2016. También se acometió por este gobierno una excavación arqueológica en busca de los restos del santo, aunque no hubo grandes hallazgos en ese sentido.
Buscarle usos
Solo había, por tanto, que darle un uso, pero ahí hubo un nuevo atasco. Han pasado varios años hasta que el equipo de gobierno actual ha decidido instalar allí las oficinas de la Concejalía de Cultura (también algunas de Cultura Festiva) y reservar la planta de abajo para la organizaciones vicentinas, que históricamente han reivindicado el edificio para dedicarlo al mártir en su integridad. Concretamente, habrá un centro de recepción de peregrinos, una biblioteca y una sala para actividades.
Y en la actualidad, aún está en proceso de adjudicación la redacción del proyecto para acondicionar el edificio a esos nuevos usos. Ese acondicionamiento se calcula que costará 1,5 millones de euros y el plazo de ejecución de las obras se estima en cerca de dos años, por lo que su puesta en funcionamiento no parece inmediato.
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