Vecinos de Peris y Valero piden demoler dos fincas convertidas en estercolero

Los residentes denuncian que la presencia de una decenas de okupas en los dos edificios colindantes, declarados en ruinas hace tres años, ha tensado la convivencia

Fogatas y caída de cascotes son algunas de las amenazas

Tejados y el patio de los edicios se han convertido en una especie de estercolero

Tejados y el patio de los edicios se han convertido en una especie de estercolero / Germán Caballero

Claudio Moreno

Claudio Moreno

Varias decenas de vecinos de Peris i Valero llevan años denunciando la inseguridad e insalubridad de dos edificios situados en los números 100 y 102 de la citada calle, declarados en ruinas en 2020 y okupados desde entonces de forma ilegal por una cantidad creciente de personas. Los vecinos y vecinas de los inmuebles colindantes han denunciado la situación ante el Ayuntamiento y urgen a demoler las fincas en evidente estado de degradación, donde además se ha montado un estercolero a cielo abierto, pero mientras no haya una orden judicial que permita el desalojo, los propietarios de estos edificios no pueden tramitar su demolición. 

"Esta situación ya la denunciamos en prensa hace un año, pero las cosas han empeorado. La Policía viene a menudo porque ahí viven unos 10 o 12 chavales jóvenes que la lían cada día. Y no solo eso. El lunes cayeron trozos de fachada en la acera", cuenta una vecina de la finca aledaña. "Hace poco subimos unos cuantos vecinos a la terraza comunitaria para ver en qué estado están las fincas y nos encontramos un estercolero en uno de los patios interiores. Están tirando la basura en medio y justo al lado hay una casa de comidas". 

Basura y escombros en el deslunado

Basura y escombros en el deslunado / Germán Caballero

Escandalizados ante tal acumulación de suciedad, los vecinos formularon una denuncia por registro de entrada en septiembre y el Ayuntamiento respondió abriendo un expediente para requerir a la propiedad de la finca -una inmobiliaria- que subsanara la insalubridad. Pero la situación no ha mejorado: "Dentro tienen un vertedero, pero los contenedores de fuera también se han llenado de colchones y muebles rotos. Han sacado el problema a la calle", denuncia otra vecina, igualmente indignada por la degradación de su manzana. 

Intento de atraco

Pero la insalubridad y la caída de cascotes no son las únicas incidencias descritas por los residentes de la zona. Según cuentan, en los números 100 y 102 es fácil ver a gente trapicheando en la puerta y rara es la semana que no hay un conato de pelea entre los residentes, un grupo cada vez más numeroso. "Muchos hacen vida en el bar que tenemos en el bajo de nuestro edificio, allí se emborrachan y alguna vez hemos visto cómo intentan pegarse con palos. Hace un mes a mi vecina de rellano la intentó atracar un chaval que lleva poco tiempo aquí, pero uno de los más veteranos retuvo al compañero porque sabe quiénes somos y dónde vivimos", relata la residente de Peris i Valero. "El viernes pasado se llevaron a dos de los okupas esposados, pero al rato vimos a uno de ellos otra vez en la calle. Eso es con lo que convivimos", añade incrédula por la aparente ausencia de autoridad frente a un inconveniente que ya se lleva prolongando demasiado tiempo. 

En los patios crece la vegetación sin control

En los patios crece la vegetación sin control / Germán Caballero

Por todo ello, algunos vecinos han cambiado sus rutinas para no pasar por delante de los edificios conflictivos, y aseguran vivir con miedo de que las fogatas que prenden en el patio pasen a sus casas. "Hay una separación intermedia pero nunca sabes", dice una vecina. "Estos edificios hay que derribarlos cuanto antes. Llevamos denunciando la ruina de estas edfificaciones desde el año 2018 y la okupación desde hace dos años. La Policía viene a menudo en atención a nuestras llamadas, que son constantes, pero ellos no pueden pasar de la puerta porque no tienen la orden judicial, y este problema cada día está más descontrolado. Nos preocupan la inseguridad ciudadana, la insalubridad y la precariedad arquitectónica. Cualquier día se nos cae encima", lamenta la vecina de una de las fincas colindantes.