Los vecinos del Cabanyal defienden el bosque urbano al final de Blasco Ibáñez: "no es una barrera, es una zona verde"

La asociación rechaza las mejoras en la permeabilidad que anuncia Catalá si son para favorecer al coche

Sandra Gómez asegura que el jardín del entorno de la estación es el "símbolo de la victoria" de los vecinos sobre el plan de la prolongación del PP

Figuración del bosque urbano que se construye al final de Blasco Ibáñez

Figuración del bosque urbano que se construye al final de Blasco Ibáñez

La Asociación de Vecinos del Cabanyal ha mostrado su preocupación por la "deriva" del nuevo gobierno del PP y Vox en relación al Plan Especial del Cabanyal (PEC). Así lo han hecho tras anunciar la alcaldesa, María Jose Catalá, su intención de modificar algunos aspectos del nuevo plan para acabar con la proliferación excesiva de apartamentos turísticos y mejorar la permeabilidad del encuentro de la avenida de Blasco Ibáñez con el Cabanyal y evitar que se genere una muralla verde. Los vecinos se muestran "muy preocupados" por lo que la mejora de la permeabilidad del barrio pueda suponer dar facilidades al coche.

Las declaraciones de la alcaldesa señalan a los ejes verdes que vertebrarán de norte a sur el barrio, que incluyen un nuevo parque en el entorno de la estación del Cabanyal. Las obras de esta gran zona verde donde acabará la avenida Blasco Ibáñez, cuya prolongación hasta el mar amenazó durante años al barrio del Cabanyal, ya están en marcha. Los vecinos aseguran que un bosque urbano "no es una barrera sino una zona verde" e insisten en una reunión con la alcaldesa para clarificar estas cuestiones.

El bosque urbano que rodeará la estación del Cabanyal, cuyas obras arrancaron en mayo pasado con un presupuesto de cinco millones de euros, "cierra una herida tan grande como la infligida en el barrio y en los vecinos". Así lo considera la Asociación de Vecinos del Cabanyal, uno de los colectivos implicados en el conflicto con el ayuntamiento por el plan de la prolongación de Blasco Ibáñez, que amenazaba con derribar 1.500 viviendas del conjunto histórico protegido. El plan de la prolongación fue anulado por expoliador por el Ministerio de Cultura y quedó derogado en 2015, cuando arrancó la redacción de un nuevo plan del Cabanyal, aprobado definitivamente en junio pasado. Los vecinos se preguntan quién puede ver una barrera en un jardín que renaturaliza un poco las islas de calor que son las ciudades y las avenidas de asfalto. Las zonas verdes acompañadas de espacios peatonales están "en sintonía con las políticas urbanas que se hacen en Europa", destacan.

Catalá ya ha dicho que apoyará el nuevo plan del Cabanyal y que las modificaciones que se introducirán no supondrán retrasos en las ejecución de las obras previstas

El símbolo de la victoria contra la prolongación de Blasco Ibáñez

En la misma línea se ha pronunciado la portavoz del PSPV, Sandra Gómez, quien ha asegurado que María José Catalá “debe ser la única alcaldesa y me atravería a decir que la única persona del mundo que donde hay un parque ve una muralla”. “Lo que le molesta a Catalá del jardín de Serrería es que simboliza la victoria del Cabanyal-Canyamelar frente a la prolongación del PP que impulsó Rita Barberá para destruir el barrio”, ha asegurado.

Así, ha recordado que el jardín que Catalá quiere eliminar se erige sobre la "zona cero" de la prolongación de Blasco Ibáñez y se diseñó para permeabilizar el paso desde la avenida hasta el barrio marinero, protegiendo la trama urbana y las viviendas de las destrucción. "Los jardines son muros que molestan a los coches”. “Lo vemos con cada paso que da en materia de movilidad para que los vehículos y la contaminación recuperen el espacio que perdieron en favor de las personas y de la sostenibilidad”, ha lamentado la dirigente socialista.

“Me parece increíble que califique de muralla verde un parque”, ha manifestado y ha planteado si Catalá “también piensa que el jardín del río Turia es una gran muralla que parte la ciudad en dos”. Algo que ha considerado “posible” ya que “tiene un concepto absolutamente desfasado de ciudad”.

Sandra Gómez ha advertido a Catalá que el jardín de Serrería es “una de las obras que dejé empezada porque precisamente sospechaba que esto iba a suceder” y ha recordado que las calles del entorno ya están peatonalizadas. “Sabía que al PP no le iba a gustar porque Catalá se siente más cómoda con una rotonda que separa el barrio de Blasco Ibáñez pero sobre todo porque es una obra que va dirigida precisamente a que nunca más nadie sienta la tentación de hacer la prolongación de Blasco Ibáñez”.