Los daños generados por los flamencos obligan al Consell a activar ayudas al arrozal

Transición Ecológica compensará los daños en los campos de arroz de l’Albufera y estudiará medidas pasivas para disuadir a las aves

Colonia de flamencos en l’Albufera de València

Colonia de flamencos en l’Albufera de València / German Caballero

Abraham Pérez

Abraham Pérez

La conselleria de Agricultura compensará a los agricultores de arroz de l'Albufera los daños que los flamencos están provocando en los cultivos. Así lo confirmó ayer Franciso Candela, secretario autonómico de Transición Ecológica, tras la reunión mantenida con representantes del sector arrocero de Unió Llauradora y AVA-Asaja para buscar soluciones a los perjuicios que el tránsito de estas aves por los arrozales están causando en las cosechas. "Vamos a estudiar medidas económicas para compensar los daños que se puedan demostrar", aseguró Candela.

Para calcular el alcance de los perjuicios durante las próximas semanas los agricultores registrarán en un censo las parcelas que han sido afectadas. Un grupo designado por la cartera de Agricultura los certificará y a partir de ese punto se platearán las compensaciones económicas que podrán recibir los agricultores cuyas cosechas se hayan visto afectadas.

Así, el departamento de Isaura Navarro mostró su compromiso por asumir las pérdidas económicas de los agricultores y manifestó su predisposición de escuchar las propuestas de medidas disuasorias "para que las aves hagan el menor mal posible pero con todo el respeto que se merecen estos animales", afirmó Candela. Además, el secretario autonómico planteó ofrecer a partir del próximo año una nueva línea de ayudas específicas para compensar este tipo de daños. A falta de saber la cuantía, estas ayudas podrían ser similares a las que se ofrecían hasta 2004, cuando la Generalitat destinaba 120.000 euros para afrontar situaciones parecidas.

Sobrecostes sin garantías

Con las cosechas recién sembradas, el arroz está sirviendo de alimento de los 14.000 flamencos que han nidificado por primera vez en l'Albufera fruto del buen estado del humedal valenciano y de la sequía que afrontan otros espacios como Doñana. Además, el tránsito de estas aves en los fondos también está afectando a los cultivos ya que al pisar y filtrar la tierra para comer insectos o algas de los campos inundados impiden el crecimiento del arroz.

Como resultado, los agricultores se han visto obligados e tener que replantar los campos para no perder la cosecha, con el sobrecoste que ello conlleva y sin la garantía de que se vuelva a repetir el problema, ya que las aves podrían echar a perder de nuevo todo lo sembrado. Además, este sobrecoste no afectará al precio del arroz ya que viene marcado por el mercado internacional, por lo que reducirá los márgenes de beneficios de los campesinos.

Otro problema que afecta a los agricultores está en los seguros, y es que estos no ofrecen una respuesta adecuada para cubrir este tipo de situaciones. Además de que establecen una franquicia demasiado elevada, del 20 por ciento, la cobertura no incluye los daños que sufre la siembra del arroz en las primeras fases, que es precisamente cuando se concentra los ataques de las aves, sobre todo de los flamencos. "Ninguna compañía quiere asegurar un daño que saben que seguro van a tener que cubrir", explica Enric Bellido, responsable de la Sectorial del Arroz de la Unió Llauradora que añade que "las aseguradoras solo empiezan a cubrir los daños cuando la planta llega al estado fenológico en el que tiene tres hojas".

Un problema agravado

Este tipo de perjuicio en los campos no es nuevo. Sin embargo, el problema se ha agravado este año debido al incremento de flamencos en el Parc Natural de l'Albufera, que este año ha acogido a la mayor colonia de aves de la historia, con más de 121.000 ejemplares.

"No estamos en contra de la presencia de aves", aclara Bellido, aunque añade que "sus daños no podemos siempre asumirlos nosotros los arroceros". El responsable del sector del arroz explica que la estampa de los flamencos en la reserva natural puede ser muy bonita, sin embargo reclama que "hay que socializar las pérdidas".

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