Esponja, sí o no en la ducha: los dermatólogos lo tienen claro... mucho cuidado
Muchos creen que la esponja garantiza mayor limpieza pero otros piensan que es más rápido y eficaz no usarla
La ducha diaria se ha convertido en parte de la rutina diaria. Ya sea por la mañana o por la noche, el obligado paso por el cuarto de baño para ducharse ayuda a empezar el día con energía o bien a conciliar el sueño. Sea a la hora que sea, lo cierto es que la ducha ayuda (y mucho) en la higienización diaria. Atrás ha quedado la época en que la ducha diaria era la excepción, reservada a deportistas o personas con trabajos muy concretos, para extenderse ahora como un hábito diario que, en algunos casos, hasta se repite varias veces al día.
En cualquier caso, hasta algo tan básico como ducharse también tiene sus polémicas. La última no tiene nada que ver con el hecho de ducharse más o menos ni cuándo (sobre lo que también se puede escribir ríos de tinta) sino sobre cómo hacerlo. Aunque puede parecer sencillo no lo es... al menos a raíz del último debate surgido en redes sociales sobre si es mejor ducharse con esponja o no.
Team esponja y team mano
El debate, en principio en clave de humor, tiene mucha más enjundia de la que parece. Ducharse no es solo mojarse bajo el agua sino también higienizarse y ahí es donde entra en juego el jabón y la gran duda... frotarse la piel con una esponja mojada o no y recurrir directamente a la mano.
Quienes defienden el uso de la esponja lo tienen muy claro. La esponja actúa como exfoliante, limpia y permite higienizar más en profundidad que la mano. Quienes prefieren hacerlo sin esponja tampoco están faltos de argumentos: creen que es más higiénico y más rápido.
Sin embargo, y precisamente por la polémica surgida en redes sociales, los sanitarios han tenido que aclarar algunas dudas y apostar por uno de los dos teams... con esponja o con mano.
La opinión de los expertos
Aunque es cierto que la esponja ayuda a la exfoliación de la piel, los expertos creen que son más los problemas que puede generar su uso que las ventajas que reporta. La esponja, especialmente las más duras, pueden llegar a irritar la piel ya desescamar más de la cuenta provocando daños en la parte más superficie de la piel. Además, el gran problema de los tejidos o materiales empleados para la confección de esponjas es que retienen mucha agua y pueden acabar convertidos en un caldo de cultivo para gérmenes en caso de que la esponja no se seque correctamente.
Por eso, es conveniente reservar el uso de esponjas no para la ducha diaria sino quizá para momentos puntuales. Quizá una vez a la semana. De esa manera la ducha puede beneficiarse de las ventajas del uso de la esponja sin caer en sus peligros. Para ello hay que tener muy en cuenta la limpieza correcta de la esponja tras su uso.
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