Vuelve la Cabalgata de la normalidad, sin sillas y con boicot de la oposición

El desfile que clausura la Navidad vuelve a su formato y recorrido original sin comercialización de butacas ni presencia de patrocinadores

La espectacular imagen de la plaza en la última cabalgata "normal", la de 2020

La espectacular imagen de la plaza en la última cabalgata "normal", la de 2020 / Oscar Miralles

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

La Cabalgata de Reyes de València vivió unos años de auténtico esplendor hasta que la pandemia se la llevó por delante. Las imágenes de la plaza municipal (ha llovido tanto que ni siquiera estaba peatonalizada) a rebosar de gente se desvanecieron y desde esta tarde-noche empieza la labor de reconstrucción de un festejo que, en su mejor momenot, podía rivalizar con el de cualquier ciudad.

Ya sin restricciones sanitarias, se recupera el formato tradicional, pero el festejo con el que finaliza la Navidad 22-23 -y el calendario vira hacia Sant Antoni, San Vicente Mártir y, ya muy pronto, las Fallas- presentará algunas novedades. 

Boicot de la oposición

Desde primera hora se sabrá si es un acierto o no dejar el cortejo sin sillas. Porque es probable que haya gente cogiendo sitio desde el primer minuto. Puede ser imprudente pensar que aquí va a pasar como en las procesiones de la Virgen o Corpus, donde existe la costumbre de poner una silla atada que se respeta. Si se llega con una, habrá que quedarse. La adquisición de las sillas generó algún que otro encontronazo en las últimas ediciones pero la oposición municipal no está nada de acuerdo y se borra del festejo: Ciudadanos entrega sus invitaciones a entidades sociales. El portavoz Fernando Giner aseguró que "no me parece correcto que Ribó deje sin sillas a los valencianos y que me entregue a mí cuatro localidades para verla sentado. Pues le digo al señor Ribó que no las quiero". Y el PP lo mismo; en concreto, a la Casa Cuna y la Fundación Mira'm. El argumento: que "si los los valencianos están de pie, nosotros también".

Tambien será la cabalgata en la que no habrá firmas comerciales pagando. Se ha invitado a una docena de entidades, incluyendo las más esperadas: el Valencia CF y el Levante UD, junto con colectivos falleros, festivos y civiles, tal como se hace en la Batalla de Flores. 

Llegada al puerto a las 16.30 horas

Y también es una novedad lo que no era: se recupera el trazado tradicional, desde Navarro Reverter a Paz, Reina, San Vicente, Ayuntamiento y Marqués de Sotelo, en cuyo final se irá disolviendo. Pero, por partes: sus majestades (cuyo aspecto sigue pareciéndose, en los tres últimos años, a Guillermo Serrano, Felipe de los Ángeles y Nady Dieunedort Nana) llegarán a la ciudad en barco, a las 16.30 horas, donde se concentra la primera gran multitud, que se da por satisfecha con esa visión y ese saludo. 

Después se produce el consabido traslado, ligero descanso e inicio del cortejo, que empezará a las 18 horas, con una duración aproximada en cada punto del recorrido de una hora y media. 

Personajes desacralizados

Mientras transitan habrá animación en la plaza, donde unas pantallas ayudarán a ver el transcurso de la fiesta. La de València es una cabalgata que tiene su propia canción: "Ja estan ací!". Tras las carrozas con las entidades ciudadanas e instituciones llegarán los personajes que se han ido creando durante los últimos ocho años y que le dan un aire más desacralizado: cabezudos y gigantes históricos de la ciudad, la Estrella de Oriente, el Ángel anunciador y el Nacimiento, el Astrónomo Real, la Mensajera Caterina y los carteros reales, la carbonería real con el Senyor Carbó, el paje Miquel, Dolça y la fábrica de caramelos, la astrónoma Perseida o el becari Trapatroles, nuevo personaje que se ha incorporado este año, así como los clásicos Herodes, la Virgen, San José y el niño. Tras los Reyes (el PP ha anunciado repetidamente que, si recuperan la alcaldía, rescatarán el rito de "la Adoración") llegará la carroza-cama "Al Llit", que invita a los más pequeños a irse pronto a la dormir. A sus majestades y sus representantes en las familias de la ciudad les quedará mucho por hacer.