El sistema de riego a goteo del Serpis reduce un 37% el agua consumida

En los Canales Bajos el riego a manta rondaba los 8 hectómetros cúbicos anuales, y en goteo se ha pasado a 5

Los técnicos advierten sobre la implantación de cultivos que requieren más agua

El dato de ahorro también supone un reto para los propietarios y comunidades que siguen con el sistema a manta

Un agricultor inspecciona una de las gomas del sistema de riego a goteo en su huerto.

Un agricultor inspecciona una de las gomas del sistema de riego a goteo en su huerto. / Levante-EMV

Sergi Sapena

La implantación de sistemas de riego a goteo y el abandono definitivo del riego a manta o por inundación conlleva un ahorro de agua muy considerable, y ese es un factor que se va a mirar mucho de ahora hacia el futuro ante el escenario de cambio climático y la reducción de las lluvias que prevén los meteorólogos.

Esa mayor eficiencia en el agua se comprueba también en la Safor, donde según los últimos datos la Comunidad de Regantes de los Canales Bajos del Serpis ha podido reducir de forma muy significativa el volumen de agua que suministra a 24.000 hanegadas.

Si bien hay que tener en cuenta que en los últimos años se ha producido una reducción del área cultivada, tanto por la expansión urbanística de los pueblos como por el abandono de algunas parcelas, con el anterior sistema a manta los Canales Bajos requerían alrededor de ocho hectómetros cúbicos de agua para cumplir con las necesidades de los propietarios. 

Ahora que ya se ha dado por completada la implantación del goteo en todo el sistema, la cifra ha bajado hasta los aproximadamente cinco hectómetros cúbicos anuales.

Es, por lo tanto, una reducción del 37% que, en años muy secos como el presente, resulta especialmente significativa y que permite mantener una mínima reserva de agua en el pantano de Beniarrés. Hasta ahora no se han tenido que aplicar restricciones, pero eso puede cambiar en cuestión de semanas si no se producen lluvias y regresa un mínimo caudal a los ríos.

La Comunidad de Regantes de los Canales Bajos del Serpis es titular, desde hace años, de una concesión de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) para captar hasta diez hectómetros cúbicos al año. Esa cantidad ha resultado suficiente para sus necesidades, y más todavía ahora que el sistema de goteo ha permitido ahorrar más de un tercio del volumen de agua. 

Ahora bien, los expertos alertan de que va a producirse un incremento de las necesidades de agua en la Safor debido a la cada vez mayor implantación de cultivos que consumen más líquido que los naranjos. Entre ellos está el aguacate, que se sigue vendiendo muy bien en el mercado y anima a los propietarios a crear huertos para mejorar la rentabilidad de las explotaciones.

El dato sobre el ahorro en el consumo de agua cuando se implanta el goteo también es una llamada de atención para aquellos propietarios y entidades que aglutinan a regantes que siguen optando mayoritariamente por el sistema a manta. Entre ellas figura la de los Canales Altos del Serpis, que va muy retrasada en el goteo y que acaba de iniciar las gestiones para ir extendiendo este uso.

La sequía deja el pantano de Beniarrés con apenas 5,4 Hm3 a las puertas del verano

El mes de abril, aquel que en algunos lugares se une al refrán «aguas mil», ha vuelto a ser en la cuenca del Serpis como los meses precedentes: con lluvias escasísimas, allí donde han llegado a caer. La sequía, por lo tanto, no solo se prolonga sino que alcanza a partir de ahora una situación de emergencia.

En este periodo seco que se viene produciendo desde la primavera del año pasado, no solo los acuíferos notan un descenso en el nivel freático, obligando a consumir más energía para sacar el agua. También en Beniarrés, la gran reserva de agua para riego agrícola de la Safor, se aprecia a la perfección la emergencia a la que se ha llegado.

A mediados de junio del año pasado el pantano, con una capacidad máxima de 27 hectómetros cúbicos, rondaba los 20 de reserva, de manera que permitió afrontar el verano con recursos más que suficientes para abastecer todas las necesidades de los agricultores que, en la Safor, se concentran en los sistemas de los Canales Altos y de los Canales Bajos.

Sin lluvias significativas, desde entonces el nivel de Beniarrés comenzó a bajar. Ni llovió en otoño, ni en invierno, ni lo ha hecho en lo que se lleva de primavera, de manera que, a fecha de hoy, el embalse se sitúa en apenas 5,4 hectómetros cúbicos. Más que preocupación, el dato pone en alerta ante lo que puede ser una situación de emergencia en muy poco tiempo.

En esta situación, no hace mucho lo advirtió la Confederación Hidrográfica del Júcar en un claro mensaje a las principales comunidades de regantes. Si sigue sin llover, y ante el previsible aumento de las necesidades de agua para alimentar las extensas zonas agrícolas de la Safor, no habrá agua suficiente, de manera que no hay otra alternativa que ahorrar, consumir solo lo necesario y prepararse para poner en marcha los motores de bombeo para extraer el agua subterránea.

Atendiendo a baja pluviometría que en estas comarcas presenta la segunda mitad de la primavera y el verano, los expertos temen que, a este paso, se repita una situación como la que afectó a la Safor entre los años 2015 y 2016, cuando Beniarrés tuvo que cerrar las compuertas.