Los vecinos de la Punta blindan sus casas para frenar la ola de atracos
Tras los problemas de seguridad continuados entre los vecinos de la zona, muchas casas han instalado alarmas y rejas en puertas y ventanas
Las empresas del sector aprovechan los robos para hacer buzoneo y captar clientela entre los afectados y no afectados
Muchos vecinos de la Punta están cansados. De vivir atenazados por el miedo y de contar que viven atemorizados. Porque desde noviembre apenas de se habla de otra cosa. Y no es para menos. En los últimos seis meses han sufrido una docena de asaltos en las pedanías del sur, la mayoría en casas diseminadas de la huerta donde viven, aisladas, personas mayores sin capacidad de defenderse.
Vicente Romeu es el presidente de la asociación de vecinos la Unió de La Punta y cuenta que en febrero sucumbió a la psicosis colectiva por la proliferación de atracos con fuerza: «Después de un robo salvaje vinieron varias empresas de seguridad buzoneando puerta por puerta y yo me instalé alarma y videovigilancia en casa». Romeu dice que muchos vecinos han apostado por contratar sistemas de seguridad en sus viviendas, pero recela de las patrullas vecinales porque son la Policía Nacional y la Guardia Civil, y no civiles mal organizados, quienes tienen la competencia de devolver la seguridad a las calles. «Yo siempre digo a los vecinos asaltados que denuncien a la Policía, y me consta que lo han hecho», dice.
También ha puesto alarma y videovilancia un vecino con casa en la carretera de en Corts que prefiere no facilitar su nombre pero sí su historia. A las 2.30 de la mañana del 21 de febrero estaba durmiendo cuando cuatro atracadores aparentemente jóvenes le pegaron una paliza y se llevaron dinero y joyas. Tenían guantes, pasamontañas y un acento que parecía de Europa del Este. Dos meses después este residente de la Punta asegura que los ladrones tienen bajo vigilancia a todas sus víctimas y que antes entraban de madrugada aprovechando las horas más oscuras, pero ahora se han «envalentonado». Hace cuatro semanas le entraron a un vecino a las 8.30 de la mañana. Tenía alarma y todo, le estaban esperando en la calle y cuando él entró en casa se metieron con él. Nos tienen muy controlados», afirma.
Años en el punto de mira
Por su parte, José Manuel Vidal, presidente de la asociación les Casetes de la Punta, explica que los 70 realojados por la ZAL de momento no han sufrido atracos pero viven igualmente asustados y con las mismas precauciones. «Después de un atraco también nos buzoneó una empresa de seguridad y también hubo vecinos que se instalaron la alarma. Esto no es solo de ahora. Yo hace tres años me tuve que elevar el muro porque me entraron a robar por el patio, aunque es cierto que últimamente se ha recrudecido. No sabemos quién puede estar detrás, aunque hay casas okupadas con movimiento en el centro histórico. Lo que está claro es que conocen perfectamente la zona donde están robando», coincide Vidal con el resto de residentes, que ya empiezan a vislumbrar un patrón: casas aisladas, víctimas vulnerables y huida a pie o en bicicleta a través de las menos despejadas de la huerta.
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