AUTOMÓVIL
Grandes proveedores de Ford, al borde del adiós por la progresiva pérdida de la Transit
La furgoneta, que irá perdiendo producción en Almussafes durante lo que queda del año hasta su adiós en 2024, pone en jaque al menos un millar de empleos en empresas proveedoras de piezas directamente ligadas a la firma del óvalo
Ford Almussafes representa -a la espera de próximas llegadas- el gran símbolo de la automoción valenciana y, con ello, de una industria auxiliar que mira con incertidumbre las muchas dudas que flotan alrededor de la planta. Quizás una de las más certeras sea que la Transit Connect acabará dejando las líneas de producción en menos de un año a pesar de que a día de hoy la firma del óvalo no ha confirmado fecha oficial. Sin embargo, que el momento de su adiós no esté completamente claro no impide que algunos grandes proveedores directos de la furgoneta se encuentran ya en riesgo máximo de bajar la persiana.
Es lo que señalaron ayer fuentes de Comisiones Obreras a este diario. Como adelantó 'Economía Digital' y confirmaron las citadas fuentes, son dos las empresas que se encuentran en una posición más delicada. En concreto, se trata tanto del proveedor de asientos de este modelo, Lear, como de salpicadero, SAS, dos compañías que conjuntamente suman 300 trabajadores que se ven directamente afectadas por lo que sucede en la planta valenciana. En ambos casos, desde CCOO aseguran que "es posible que tengan que cerrar, no van a poder aguantar". No obstante, no son las únicas en peligro.
Desde la central explican que es una realidad que se pueden replicar a corto plazo en otras empresas y, si no se garantiza una carga de trabajo suficiente o no se pueden adaptar ciertos puestos tras el fin de la Transit, el riesgo "es que desgraciadamente pueden desaparecer al menos un millar" de empleos. En este sentido, recuerdan, "cada puesto de trabajo que desaparece en Ford supone perder tres indirectos en las empresas de componentes".
El final de la Transit
Y es que la realidad de la furgoneta resulta complicada. En cuanto a su calendario de salida, se prevé que tras el verano se reduzca su fabricación progresivamente hasta que, en la primavera de 2024 -según confirmó esta semana UGT aunque otras fuentes de la planta apuntan a que podría ser antes- diga definitivamente adiós, una desaparición que conllevaría una nueva reducción de empleo tras el ERE aplicado este mes de mayo. Pero, más allá de futuros, el presente de este modelo tampoco está dejando buenas sensaciones.
No en vano, entre el 15 y el 26 de mayo no se produjo ni una sola unidad de este modelo -una situación que se repetirá la última semana de este mes de junio- debido a una crisis de componentes que se ha cebado especialmente con la Transit, dejando incluso miles de furgonetas sin completar por la ausencia de un módulo del sistema eléctrico. Todo ello provocaba que, hasta finales de mayo, la producción del modelo estuviera un 24 % por debajo de la del mismo periodo de 2022.
Esperanza con matices
Pero más allá del horizonte de la Transit, la realidad es que -como le pedía esta misma semana el sindicato mayoritario en Almussafes, UGT- son varios los puntos claves que Ford tiene que aclarar y que también repercutirán en el empleo de su industria auxiliar. El más inmediato es si se suma -tras renunciar el año pasado por no llegar a los plazos- a la segunda línea del Perte del vehículo eléctrico, una ayuda relevante en una apuesta por la electrificación de la factoría que aún hoy es una promesa fijada para 2026.
Queda concretarla con plazos de inversión y modelos adjudicados, un asunto para nada menor. Porque, tienen claro desde CCOO, "con el Kuga solo no se pueden mantener los niveles de empleo" actuales y el riesgo para todo el sector ligado a Ford estará "hasta que haya una nueva asignación". Frentes abiertos a la espera de noticias.
Tesla, un horizonte demasiado lejano para ser alternativa: Pero más allá de Ford, la Comunitat Valenciana recibirá otras grandes multinacionales como Volkswagen y Tesla. Desde CCOO aseguran que la primera no resulta una alternativa para los proveedores porque las empresas «no están hechas para fabricar componentes de baterías». En el caso de la segunda, de confirmarse, las citadas fuentes creen «que los tiempos no encajan» porque «habría que hacer pruebas, empezar a poner en marcha los procesos y ese tiempo la plantilla de las empresas de la automoción se verían mermadas porque no tendrían ninguna carga de trabajo».
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