Tribuna

Cartografías del bien común

Miguel Ángel Martín- Profesor Asociado de la UV en Política Social -Master Oficial en Gestión Cultural por la UPV/UV

Un mapa siempre parte de la necesidad del regreso. Dejar constancia para no perderse en la vuelta a ese territorio en el que fuimos felices o que simplemente al que valió la pena llegar. Los planos son imprescindibles para eso e incluso para enfilar la proa hacia lugares que nunca existieron pero que merecerían la pena existir. Desde los grandes descubrimientos del siglo XV la ficción literaria ha disfrutado de introducir cartografías entre sus textos; y más recientemente en obras trasladadas a la pantalla como los juegos de tronos de George R.R. Martin, donde estos son básicos para entender la trama de ficciones exóticas e intemporales. No voy a hablarles de ficciones lejanas, aunque a veces lo parezca, voy a hacerlo de un territorio muy próximo, de nuestra ciudad. No lo voy a hacer desde un punto de vista partidista, solo atendiendo al título de este mapa, resumen de lo que debe contener, es decir el Plano del Bien Común de este territorio que habitamos. No soy muy de RAE, pero entiendo que es necesario comenzar definiendo que entendemos por Bien Común: la Real Academia Española de la Lengua define el bien común como “aquello de lo que se beneficia toda la ciudadanía”. Para esta tarea además de esta escueta y clara definición, solo dispongo de mi experiencia en la gestión de lo público. Con ambas pretendo adentrarme por esta senda comunitaria…

Es evidente que el próximo 28 de mayo, vecinos y vecinas, al menos 25 de los 200 que configuran las 8 candidaturas que se presentan en la ciudad, iniciaran una experiencia inolvidable, la de gestionar lo público. Para quien la sabe aprovechar, un auténtico doctorado en ciudadanía. También es cierto que habrá algunas personas que, como el mal alumnado, pasen cuatro años y no se enteren absolutamente de nada… El problema es que, para iniciar este viaje, por lo que hemos podido ver en campaña, muchos de estos partidos llevan poco “Bien Común” en la mochila. Y sinceramente eso es un hándicap cuando se aspira a gestionar lo de todos y todas. ¿Qué puedo aportar yo y esta candidatura al bien común de este pueblo? Esa es la pregunta que candidatos y candidatas deberían haberse hecho antes de figurar en esas listas.

Personalmente hay varias cuestiones que me preocupan como miembro de esta comunidad y deberían preocupar a esas candidaturas: en primer lugar, me preocupan las repercusiones socioambientales de ese macroproyecto industrial que representa la Gigafactoría, comenzando por la irracional ubicación de esas plantas fotovoltaicas que van vinculadas al proyecto. Hay muchos deberes por delante que no veo en los programas electorales (organización territorial, previsible aumento de la población y por tanto necesario aumento de servicios públicos de sanidad, educación, cultura, servicios sociales etc…); en segundo lugar, me preocupa mucho el Malecón de Menera, la irracional postura de la demarcación de costas, y que ahora mismo haya partidos que estén defendiendo la postura de la empresa que quiere urbanizar en ese espacio (inquietante); y otros que lo hagan de puertas para adentro (opaco); Y en tercer lugar, y no por ello un reto menor, la necesidad de establecer urgentemente estrategias que nos permitan adaptarnos y resistir a ese cambio climático que ya está aquí y que va a hacer complicada nuestra cotidianidad (movilidad, refugios climáticos; zonas verdes…)

En política, no hay mejor cartografía que programas electorales realistas. Lo que cuesta ponerlos en marcha en cuatro años, pues imaginen ahora lo que haces cuando no tienes ningún programa. Quizás por eso escasean tanto los programas realistas. Y para terminar es importante que en nuestro mapa haya una buena “Rosa de los vientos”, que te haga no olvidar que, y quienes te han llevado hasta ahí, y que dirección es la que debes seguir….

Recuerde que incluso si NO va a votar, está eligiendo a sus gestores. Buena suerte y póngase calzado cómodo, son cuatro años.