La Llacuna y la Drova, máximos de lluvia en la Safor en el año más cálido

Las dos zonas montañosas, a más de 300 metros de altura, han caído casi dos mil litros en los últimos 12 meses. Los registros, algo por encima de la media, han tenido efectos positivos en todos los ámbitos

El río Serpis, en el Pas de la Guàrdia de Villalonga, durante la crecida generada por las fuertes lluvias el pasado mes de abril.

El río Serpis, en el Pas de la Guàrdia de Villalonga, durante la crecida generada por las fuertes lluvias el pasado mes de abril. / José Ripoll

Sergi Sapena

Los datos que en estos momentos se están procesando seguramente concluirán que el año 2022 que acaba de terminar pasará a la historia como el más cálido desde que hay registros, pero desde el punto de vista pluviométrico, y en lo que a la Safor y comarcas vecinas se refiere, se puede considerar normal, e incluso con un ligero superávit respecto a la media de precipitaciones de las últimas décadas.

Así, y según datos recogidos por Associació Valenciana de Meteorologia y sus socios o colaboradores, en la Safor dos espacios de montaña han compartido este año el máximo de lluvia acumulada. Se trata de la Drova, en el término de Barx, donde a lo largo de los 12 meses se han recogido 1.857 litros por metro cuadrado. Muy de cerca le sigue la Llacuna, en Villalonga, con 1.851 litros. Además, con los datos históricos que ya comienzan a ser muy prolongados en ambas zonas, puede decirse que se trata de los lugares más húmedos de la comarca de la Safor y de los más húmedos de toda la Comunitat Valenciana. En no pocos años, y durante la pasada década así se pudo constatar, la lluvia supera los dos mil litros por metro cuadrado.

Según la red de pluviómetros instalados en la comarca, a esas dos cantidades le siguen las del casco urbano de Barx, con 1.816 litros por metro cuadrado y el centro de interpretación del paraje Parpalló-Borrell, en Gandia pero justo en el límite con el término de Barx.

La bonanza de las precipitaciones que se han producido a lo largo y ancho de la Safor y de las comarcas vecinas han situado registros por encima de los mil litros por metro cuadrado en Pinet, Benifairó de la Valldigna, la zona del Cambro de Tavernes de la Valldigna o el casco urbano de Villalonga, donde se han alcanzado los 1.437 litros. En los dos grandes núcleos urbanos, Gandia y Oliva, la lluvia superó con creces los 800 litros.

Igualmente positivos han sido los registros en localidades cuyas aguas drenan a ríos y barrancos que desembocan en la Safor, como Pinet con 1.431 litros, l’Orxa, con 1.512, o la Vall de Gallinera, con 1.530. En Agres, Beniarrés y Muro la lluvia superó la barrera de los mil litros, y tanto en Alcoi como en varios pluviómetros del entorno de esta ciudad casi se llega a los mil litros, lo que supone un registro por encima de la media. Esa es la explicación de que el caudal del río Serpis siga discurriendo con alegría hasta su desembocadura, igual que ocurre con el Vernissa o con el Vaca en todo su recorrido.

Esas precipitaciones, que además se han producido de forma secuenciada a lo largo del año, han tenido efectos positivos en todos los ámbitos, hasta el punto de que los expertos en medio ambiente señalan que, en cierta medida, ha permitido paliar las consecuencias negativas de las olas de calor intenso sufridas.

En primer lugar, la precipitación garantiza el suministro de agua a la población y cubre con creces las necesidades de la agricultura sin tener que recurrir a los costosos bombeos allí donde el líquido se puede captar directamente de los cauces, como ocurre en diversos puntos del Serpis y el Vernissa. El riego natural registrado en los distintos episodios de lluvia de 2022 ha ahorrado miles de euros a los agricultores.

En segundo lugar, la humedad aportada al suelo ha mantenido la biodiversidad y ha alimentado los procesos de crecimiento de vegetación lo que, a su vez, evita la erosión del suelo, especialmente en aquellas zonas donde se han producido incendios en los últimos años.

Sobra decir que para los marjales litorales, y en la Safor se encuentran tanto el que va desde Gandia a Tavernes de la Valldigna como el parque natural de Pego-Oliva, esta lluvia no solo es una bendición, sino el elemento fundamental de su misma existencia.