La Virgen protagoniza el discurso de la misa mayor de San Vicente Ferrer

El dominico Vicent Grau vuelve a pronunciar el discurso tras su intervención "virtual" en 2020

El sermón corrió a cargo del fraile Vicent Grau

El sermón corrió a cargo del fraile Vicent Grau / Víctor Gutiérrez / Avan

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

El día grande de la festividad de San Vicente Ferrer ha empezado con la misa de Pontifical celebrada en la Catedral, la primera presidida por el arzobispo Enrique Benavent. La costumbre manda que el oficio se celebra íntegramente en valenciano y que la homilía corre a cargo de un dominico.

Vicent Grau Monrós recordó su anterior presencia en este mismo cometido. Fue el 20 de abril de 2020, con la sociedad confinada y con la única posibilidad de celebrar la misa a puerta cerrada. No olvidaba, efectivamente, aquel discurso con una catedral completamente vacía. "Entonces nos preguntábamos si esa pandemia nos iba a ayudar a vivir de otra manera, a ser mejores personas. La situación actual es diferente. Está a la vista. La normalidad ha llegado y damos gracias a Dios". La normalidad fue una catedral abarrotada, presidida por la Honorable Clavariesa y una nutrida presencia de concejales de diferentes signos.

Primero rezó un avemaría para recordar lo que hacía el propio "pare Vicent" antes de cualquier predicación. "Comenzar con esa plegaria ya dice mucho de la devoción de San Vicente a la Mare de Dèu. Y si alguna vez no lo hacía, se veía obligada a explicar el porqué". Recordó en ese sentido un Viernes Santo en Toulouse: "hablaré de Cristo como si lo viéramos crucificado y del dolor de la Mare de Dèu. A quien está llena de dolor no se le saluda con una Salve, ni se le dicen palabras de gozo. Eso aumentaría su dolor y ella se preguntaría por qué "Salve" si estoy lleno de amargura".

Compraraciones entre el santo y el fraile

Con las fiestas de San Vicente y de la Virgen de los Desamparados tocándose en el tiempo, y más con el centenario de la coronación a punto de llegar, dedicó a ésta gran parte de su discurso, de marcado carácter didáctico. Incluyendo una larga comparación entre los dos protagonistas de la predicación: el padre Juan Gilabert Jofré y el, éste sí, santo, Vicente Ferrer. "Los dos nacieron en 1350 y en València. Los dos tenían cerca de sus casas un convento: Mercedarios y Dominicos. Los dos inauguraron en 1410 dos ob ras de caridad: el primer hospital "de folls", y el primer colegio de Huérfanos, dos obras sociales que continúan su labor. Los dos fueron priores de sus conventos en València; los dos fueron grandes predicadores y evangelizadores y los dos compartieron etapas de predicación en diferentes lugares de València y del mundo. Eran amigos. Y yo me pregunto: ¿es una coincidencia o una providencia?"

No hizo referencia, eso sí, al eternizado enquistamiento del proceso de beatificación de Jofré. Tan sólo que "este año, en el centenario, los dos (Jofré y Ferrer) se unen en la misión común de predicar el evangelio, a través de las obras de caridad. Demos gracias al señor por las personas que mantienen vivas ambas".

San Vicente no conoció la advocación de Madre de los Desamparados "porque es posterior a su advocación. Ni pretendía dar lecciones de teología. Cuando habla de ella no le interesa crear cuestiones técnicas, sino suscitar la devoción y la penitencia. En sus sermones, a veces con oportunidad que venian o que buscaban, hacía "escapadas" a la Virgen. Es un predicador con habilidad para hacerla aparecer en sus discursos. A veces, con razón; a veces, sin razón que se vea, pero siempre al dictado de su piedad mariana. Es como el enamorado que, oportuna o inoportudamente, acude a ver a la persona que quiere, le diga o no una palabra". Siempre con ejemplos extraídos de la historia. "En un sermón de Domingo de Pascua ha generado controversia: "¿Jesús resucitado se apareció a su madre? Los Evangeliso no mentan esa parición. Pero San Vicente defiende que se le apareció y que fue la primera de ellas. En muchos pueblos se celebra ese encuentro, que es una tradición de muchos años".

La historia de una imagen

El padre Grau estableció el relato de las versiones dadas por el pare Vicent a la vida y advocación de la Virgen, acabando con una cuestión actual: "de la misma forma que el Hospital quedó bajo la advocación de la Virtgen de los Desamparados, también San Vicente puso a la Mare de Deu puso bajo su advocación el colegio de Huérfanos. Una imagen que, según la tradición, hablaba con él, la que llevaba en sus predicaciones por los pueblos. Le dio el nombre de la Virgen de los Niños Perdidos, en relación a los niños acogidos en el colegio. Estabais perdidos antes de ser acogidos por ellas. Cuando se abandonó el coelgio, la imagne fue recogida por los frailes de San Agustín y la llevaron a Caudiel. La imagen original aún se conserva. Es muy pequeña, pero tiene un valro histórico yu artístico incalculable. Por eso no está expuesta al público. Perdida la vinculación con los niños huérfanos, pasó a ser la Virgen del Niño Perdido, en relación al pasaje de Evangelio de cuando el niño se pierde en el templo"..