Ayuntamiento y vecinos pactan un acceso de coches al Cabanyal sin dañar el futuro "bosque urbano"

La propuesta de los residentes salvaguarda la nueva zona verde del barrio, respeta el espíritu de la remodelación al final de Blasco Ibáñez y evita saturar la estrecha calle Joan Mercader

Claudio Moreno

Claudio Moreno

El proyecto de bosque urbano en el entorno de la estación del Cabanyal empieza a tomar forma. El ayuntamiento y los vecinos han pactado una solución salomónica al problema que más preocupaba a los vecinos: el acceso rodado al barrio desde Blasco Ibáñez y Serrería.

Ayuntamiento y vecinos pactan un acceso de coches al Cabanyal sin dañar el futuro «bosque urbano»

Ayuntamiento y vecinos pactan un acceso de coches al Cabanyal sin dañar el futuro «bosque urbano» / claudio moreno. valència

El pasado jueves, varios miembros de la Asociación Vecinal del Cabanyal se reunieron con Ignacio Pou —gerente de Plan Cabanyal-Canyamelar— para trasladar su propuesta de entrada al barrio con vehículos a motor desde Blasco Ibáñez por la calle Manuela Estellés y Pedro de Valencia, habilitando el antiguo acceso cortado ahora hacia Martí Grajales. De este modo, se intentaba salvaguardar el espíritu de la obra de remodelación de todo el espacio de la estación del Cabanyal con su entrada ajardinada y accesible para los peatones.

Su propuesta, que fue valorada positivamente y será la que se ejecute si nada se tuerce, se basa en las costumbres de los vecinos y vecinas que siempre accedían y salían del barrio, en el pasado cruzando las vías, para ir al Mercado del Cabanyal y tomar el eje de la calle Mediterráneo, antigua acequia d’En Gasch, hacia la playa.

Asimismo, la asociación vecinal hizo ver al gerente del Plan Cabanyal que la calle Joan Mercader en toda su longitud no puede quedar como única vía de acceso provocando una barrera de tráfico rodado en una calle que debe ser solo de uso vecinal por sus características de tamaño y de proximidad a zona verde y peatonal.

En este sentido, tras recibir el visto bueno a su propuesta, los vecinos del barrio marítimo agradecen al ayuntamiento el interés a la hora de subsanar deficiencias de movilidad relacionadas con el proyecto de bosque urbano y haber preguntado a los principales afectados por las modificaciones en el paisaje y el trazado.

Finalmente, desde la asociación vecinal lamentan que, con las obras en marcha, se tenga que rehacer y redimensionar alguna acera recientemente construida para poder ofrecer una entrada y salida de coches por Pedro de Valencia que, en su último tramo, será de doble sentido.

¿Una muralla verde?

Pese al rápido avance de las obras en la rotonda de Serrería faltaba por resolver el paso de los vehículos de Blasco Ibáñez al Cabanyal, pues en medio se planteaba una especie de «muralla verde» o frente ajardinado sin entradas sencillas para los vehículos.

Con el proyecto heredado, Catalá manifestó su intención de mejorar la permeabilidad del bosque urbano —que se erige sobre la «zona cero» de la prolongación de Blasco Ibáñez—, mientras que los vecinos mostraron su preocupación ante la posibilidad de que dicho plan no fuera más que un cheque en blanco para la circulación de coches a través del parque. «No es ninguna muralla cuando caben los peatones», alegaron los vecinos.

Además les preocupaba que el único acceso por Mercader obligara a dar una gran vuelta y desembocara en una calle por donde no cabe un tráfico de tránsito. Finalmente, el acuerdo de acceso rodado salvará este posible tapón, respetará la nueva zona verde de València en un punto enormemente simbólico para los vecinos del Cabanyal y les permitirá, cosa no menor, llegar al mercado o a sus casas en coche.

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