Los artistas falleros y el "corcho eco": "si no baja el precio, será la puntilla"

Los artistas falleros señalan como básicas las ayudas a la producción para poder pagar el material que pueda sustituir al contaminante «y si no, habrá que acostumbrarse a fallas a mitad de tamaño» 

Los artistas falleros analizaron la situación de la profesión.

Los artistas falleros analizaron la situación de la profesión. / M. Domínguez

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

«Claro que estamos preocupados. Es una de las muchas preocupaciones que tenemos». Así resumían los artistas falleros el penúltimo debate que les afecta, dentro de la reflexión sobre el estado del oficio que llevan a cabo todos los años con motivo de la «Festa per a Tots» de la Sección Especial.

Aún no se han repuesto de las consecuencias de la pandemia y de la crisis arrastrada previamente. La «crisis permanente, en la que nos hemos instalado. La endémica» aseguraba Mario Gual a la que se une ahora algo que, de momento, es amenaza latente, que no efectiva: que el día menos pensado no se pueda plantar y quemar con poliestireno, con el «corcho blanco» derivado del petróleo, material ahora mismo esencial en la elaboración de fallas, sobre todo en las de la máxima categoría. 

"Lo necesitamos más barato"

El material alternativo es el Neops, procedente de residuos vegetales. Y ahí llegó el debate, que lo escenificó Vicente Martínez Aparici. «Es que me hace gracia. ¿Alguien me puede decir qué precio tiene la plancha Neops y qué precio tiene el corcho normal. El doble, ¿verdad? La sostenibilidad está de lujo, pero entonces, lo que debería ser el al revés. Que sea más barata y lo utilizamos todos seguro. Yo estoy metido en un proyecto de la Universitat Politècnica buscando materiales nuevos, pero si no está a nuestro alcance, estamos en las mismas. Necesitamos que estén más baratos. Porque si no, es lo que nos faltaba. La puntilla». 

Pere Baenas, ausente este año del debate, fue quien alertó esta misma semana, en la presentación de la falla municipal: la hará íntegramente en este material, tanto porque en las bases se hacía constar la importancia de emplear material sostenible como por ir abriendo el camino ante lo que puede ocurrir con la Agenda 2030. No para este año ni para el que viene, pero se sabe que, en cualquier momento, puede llegar una revisión en forma de normativa internacional y tener que consolidar un material alternativo en unos años.

Un material que existir, existe, pero de momento es caro. El motivo de ese precio algo es, tal como reconocía Vicent Gomar, que «las necesidades que tenemos de ese material, siendo muchas, que lo son, es muy poco el volumen que manejan esas fábricas». Así, la única opción, para Toni Pérez, pasa por «la ayuda institucional, como se hace para proteger otras actividades». 

"Todos estamos preocupados"

Pedro Santaeulalia aseguraba que «estamos usando ya otros materiales ecológicos. Por ejemplo, estamos usando barnices al agua y son mucho más caros. Yo he probado el Neops, y tiene el problema de ser el doble de caro. Es como un coche eléctrico. Mientras valga el doble que uno convencional, y no tengamos enchufes para cargarlos todos, no lo compraremos. Que lo rebajen. El problema que tenemos con los materiales es eso: que se quema y que contamina. Todo. Al final, claro que estamos preocupados, tanto por el futuro del medio ambiente como de nuestra profesión. Recuerdo que, por ejemplo, en su momento, se gastaba poliéster y ahora no. Con este producto, la medida es muy sencilla: que se pueda asumir». De hecho, el precio se está equiparando, pero por arriba: «el corcho normal está subiendo tanto que igual no hay tanta diferencia». Aseguró que «el Neops es un material que se puede trabajar bien, es agradecido. Pero si vale el doble, la solución es muy sencilla: hacemos la falla la mitad de grande, que seguro que las comisiones están encantadas». O, como apuntó Aparici, «volver al cartón y la madera, claro. Pero pensemos que aquellas fallas eran muchísimo más pequeñas que las de ahora». 

Esta cuestión es una nueva piedra en el camino de los artistas, que analizaron esa crisis permanente. Visibilizaron que cerrarse, se han cerrado talleres. «Hace quince años, en Burriana había treinta talleres. Ahora somos ocho» decía Sergio Musoles. Pero estos vaivenes también lo sufren las comisiones. Se advertía que «este año hay comisiones que en junio aún no tenían artistas y que nos han preguntado quien podía hacerlas casi con desesperación». 

"Hay artistas que están aprendiendo a vivir"

Y, como aseguró Borja Llorens, «se está pasando de hacer tres fallas a hacer una sola y dos trabajos no falleros. Y también se empieza a notar entre los compañeros , sobre todo después de la pandemia, que estamos aprendiendo a tener vida. A arreglarnos con lo que tenemos y a no ir a trabajar un sábado o un domingo. A vivir». Que no quita para que los problemas no pervivan. «A las comisiones no les podemos pedir más» decía Paco Torres, artista y fallero del Pilar. Se pidió más la ayuda institucional. «No podemos ser artesanos y estar en régimen de cotización de empresarios» señaló Toni Pérez.