La ronda da un respiro a Oliva

La puesta en servicio de la conexión entre la N-332 y la AP-7 al sur de la ciudad elimina de facto la travesía de la «nacional» y el paso diario de miles de vehículos, algo que ha marcado la vida de los olivenses las últimas décadas 

El tráfico se reduce en Oliva tras la entrada en servicio del enlace sur

J.C.

El pasado 17 de noviembre el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana puso en servicio el enlace sur de Oliva, un tramo de 2,5 km de carretera convencional que conecta la N-332 desde Alicante en sentido València con la autopista gratuita AP-7 antes de llegar al núcleo urbano, por lo que, sumado a la salida norte de la misma autopista, actúa perfectamente como ronda de circunvalación. Esto libera de miles de vehículos diarios a una travesía que durante décadas ha marcado la historia de la ciudad. 

Los olivenses ya habían asimilado a la «nacional» como parte de su vida cotidiana, con lo que ello implica de esperas para cruzarla a pie, ruido y contaminación atmosférica, suciedad en las fachadas, pérdida del valor de las viviendas al paso de la vía e incluso accidentes de tráfico, algunos mortales. Pero todo esto tiene los días contados desde aquél histórico 17 de noviembre, un éxito colectivo tras numerosas reivindicaciones a todos los niveles. 

La inversión total de este entramado complejo (también se hicieron vías de servicio, conexión con la carretera de Pego, carriles bici y se plantaron árboles y matorrales) ascendió a 35,8 millones de euros, la mayor del Estado en la Safor en los últimos años. Las obras se adjudicaron en el año 2019 a la UTE formada por las empresas Becsa y Copcisa. 

A falta de datos estadísticos oficiales, que tardarán en llegar, la sensación generalizada es que en el último mes y medio el tráfico ha disminuido considerablemente, sobre todo el paso de camiones y otros vehículos pesados. 

Desde el Gobierno olivense confirman que la reducción del tráfico es notable. El primer teniente de alcalde, Joan Mata, señala que en el caso de los viernes, día de mercado, en los que el paseo siempre ha tenido una gran saturación y se generaba una retención mayor de la circulación por la carretera, «ahora esta es mucho más fluida por ambas vías». En general, añade Joan Mata, el hecho de que la carretera N-332 vaya menos saturada «ha mejorado la fluidez de circulación en todas las arterias principales de la ciudad». 

Por ahora el ayuntamiento no ha impulsado ningún cambio en materia de movilidad en la ciudad. «Estamos observantes, hay que ver cómo se consolida esta reducción del tráfico durante las distintas épocas del año y cómo pueden verse alteradas las dinámicas circulatorias internas», explica el concejal. Durante el puente de la Inmaculada, no hubo retenciones. 

En un principio se habló de prohibir la circulación de camiones, pero de momento esta decisión no está tomada. Mata confía en que «poco a poco los camiones pierdan la costumbre de pasar por dentro de la ciudad y tomen los enlaces norte y sur. El objetivo es que sólo crucen la ciudad los camiones que realmente lo necesiten; valoraremos si es necesario prohibir o la mera práctica distribuye el tráfico de forma distinta». 

Por lo que respecta a cuestiones como la regulación semafórica o recuperar plazas de aparcamiento, el ayuntamiento todavía no puede entrar ahí, ya que la travesía sigue siendo de titularidad estatal. Respecto de los semáforos hay que distinguir entre aquellos que cumplen una función de regular los cruces principales de los que tienen una misión más enfocada a facilitar el paso de peatones. «En estos últimos casos podría plantearse instalar semáforos de pulsador», señala Mata. 

Además, es ahora, que la carretera está dejando de ser una barrera divisoria, real y psicológica, cuando Oliva puede atreverse con más políticas de movilidad, como por ejemplo ampliar su paupérrima red de carril bici. 

De izquierda a derecha José Luis Molina, Loli Matías, Pepe Martínez y Ester Castellanos.

De izquierda a derecha José Luis Molina, Loli Matías, Pepe Martínez y Ester Castellanos. / J.C.

Comerciantes y hosteleros consultados por este periódico, situados en puntos estratégicos de la N-332, corroboran esta versión, y aportan otros aspectos interesantes. Por ejemplo, que hay menos suciedad. «Yo antes encargaba la limpieza de la fachada cada mes, y pintaba cada dos años, y desde que no pasan tantos coches no se ensucia tanto, además se recoge menos carbonilla al barrer», apunta José Luis Molina, gerente de Multiópticas Borja. 

Apunta otra observación, como vecino:«Hay menos ruido, tenemos momentos de silencio que ahora nos sorprenden, porque el cuerpo ya se había acostumbrado, y por las noches esto recuerda a los días del confinamiento en pandemia, la tranquilidad es increíble».  

Loli Matías es propietaria de la cafetería y panadería Blat i Sucre, situada desde hace 27 años en la conocida como «curva del Segonero». «La ronda no me ha afectado a la clientela, sigue siendo la misma, además, antes tampoco paraban tantos turistas, porque siempre ha habido problemas para aparcar», cuenta. También es vecina de la zona y en su día tuvo que insonorizar las ventanas. 

Pepe Martínez regenta el bar Porta del Sol, que abrió su abuela en el año 1942. «El tráfico ha bajado también en las horas punta, entre las 7 y las 8 de la mañana y desde las seis a las ocho de la tarde», comenta. Como aspecto negativo dice que echa en falta algunos «collidors», que ya no quedan para desayunar allí, pero al igual que el resto sigue conservando a la mayoría de su parroquia local.  

Ester Castellanos, de Gauss Moda, observa que también hay menos afluencia de gente por la calle, pero todavía no tiene claro cómo repercutirá eso en su comercio. «Si en su día las tiendas se abrieron en la carretera sería por algún motivo», opina, por tanto, está aún a la expectativa. 

El enlace sur quizá perjudique a las dos gasolineras que hay en los extremos de la ciudad, pero aún existe una población fluctuante de trabajadores de la comarca que necesita la travesía para moverse. De hecho, la gratuidad de la AP-7, desde enero de 2020, apenas tuvo impacto para Oliva. Tras su liberación el tráfico en la N-332 se mantuvo en unos 10.000 vehículos al día con un 7% de pesados atravesando el casco urbano de Oliva. Además, el enlace sur ya aparece en Google Maps y otras rutas por GPS, cosa que contribuirá a seguir expulsando al tráfico de la ciudad. 

Aspecto de la conocida como «curva  del Segonero», en la travesía de la N-332 en  Oliva, el pasado sábado, 23 de diciembre,  por la mañana.

Aspecto de la conocida como «curva del Segonero», en la travesía de la N-332 en Oliva, el pasado sábado, 23 de diciembre, por la mañana. / J.C.

El esperado enlace sur, por tanto, ha traído más ventajas que inconvenientes. Sin embargo, ha dejado una espinita clavada. La conexión obligó a cerrar, ya desde las obras, un importante acceso al Camí Vell de Dénia. Muchos vecinos han expresado su malestar por este hecho, sobre todo a través de las redes sociales.  

Resulta que el camino ha pasado a ser también de titularidad estatal. Desde el ayuntamiento se están realizando gestiones ante el Ministerio para que se pueda reabrir el ramal, al menos para peatones y bicicletas. Pero en caso de que el Ministerio acepte el tráfico a motor, este sólo podría ser en una única dirección, hacia la nueva rotonda, es decir, en sentido hacia Dénia, porque viniendo desde el sur, desde la gran rotonda en altura, que hace de distribuidor, ya no se dan las condiciones adecuadas de seguridad vial para incorporarse a esta vía. Por el momento no hay novedades. 

La ronda abre nuevas posibilidades para la movilidad en la ciudad.

La ronda abre nuevas posibilidades para la movilidad en la ciudad. / J.C.

En el futuro se prevé transformar la travesía de la N-332 a su paso por Oliva en un bulevar, hacerla una arteria más amable que priorice a los peatones con zonas verdes, lo que supondría una revolución para el urbanismo local. La intención del Gobierno local es que el Ministerio financie la redacción del proyecto. Pero eso, al igual que el prometido y esperado Tren de la Costa, todavía no está escrito y quedará como reto para las próximas generaciones.

Una larga lucha de políticos y vecinos

Todavía no llega el Tren de la Costa, pero en apenas cinco años Oliva ha experimentado un cambio radical en carreteras. La gratuidad de la autopista AP-7, el enlace sur y la mejora de la conexión norte de la autopista, con una gran rotonda que mejora la seguridad vial, todas ellas inversiones del Estado, son fruto de una larga reivindicación de los políticos locales, en diversas corporaciones, y también de los propios vecinos. 

Protesta para pedir la ronda, el 20 de octubre de 2006.

Protesta para pedir la ronda, el 20 de octubre de 2006. / Levante-EMV

Durante décadas, y especialmente en los años noventa, la Safor reclamó la gratuidad de la autopista AP-7 para que sirviera como ronda de circunvalación comarcal. Era la opción más lógica y respetuosa con el medio ambiente, a pesar de los intereses de la concesionaria. Tras casi 50 años de pago y varias prórrogas, por fin la Autopista del Mediterráneo levantó las barreras en el tramo Alicante-Tarragona, a las 22 horas del 31 de diciembre de 2019, siendo ministro de Fomento el socialista José Luis Ábalos. 

Por otra parte, la muerte de una mujer arrollada por un camión mientras cruzaba la travesía, en julio de 2006, motivó la creación de la plataforma vecinal «Carretera No, Circumval·lació Ja!», para pedir la construcción de la variante. La plataforma convocó varias protestas, la más numerosa el 20 de octubre de ese año, que cortó la carretera.