Ginés Marín: "València fue clave en la evolución de mi concepto"

El diestro nacido en Jerez de la Frontera hace el paseíllo esta tarde en la primera corrida de toros de la Feria de Fallas. El valenciano Román y el mediático Cayetano completan el cartel. Se lidian toros de Montalvo

Ginés Marín antes de hacer el paseíllo en la Feria de Julio del año pasado.

Ginés Marín antes de hacer el paseíllo en la Feria de Julio del año pasado. / Estefanía Azul

Jaime Roch

Jaime Roch

Ginés Marín vive las horas de su preparación inmerso en el campo. Concretamente en Fuenlabrada de los Montes, un municipio de Badajoz en el que sus suegros tienen una finca llamada El Sotillo. Allí se concentra sin prácticamente cobertura en el móvil y en soledad: «Desde el año que tomé la alternativa, me fui allí para concentrarme y es lo que me ha hecho ser fuerte y lograr lo que he conseguido hasta ahora en el mundo del toro». En la Feria de Julio, que venía con la barbilla partida de Teruel y con el mismo vestido azul de la grave cornada de Las Ventas, dejó una ola de toreo y madurez.

Vuelve a València esta tarde.

Sí. Me encuentro muy ilusionado porque estoy en un buen momento. Tengo muy buenas sensaciones y estoy disfrutando delante del toro estos últimos días en el campo. Pero también tengo las incertidumbres lógicas.

¿Cuáles son esas incertidumbres lógicas?

Siempre le doy mil vueltas a cómo puede salir la tarde. Si saldrá todo lo entrenado, si me pasará algo, si seré capaz de estar mentalmente bien para que todo fluya y salga como tiene que salir. Pero la ilusión lo puede todo y tengo mucha confianza puesta en la ganadería.

Se enfrenta a toros de Montalvo.

Sí, es un hierro conocido para mí porque he triunfado con él en Palencia, Salamanca o Herrera del Duque. Aunque no tuve suerte en Valdemorillo hace unas semanas.

¿Cómo definiría su toro?

Un animal con nobleza y, sobre todo, con buen fondo.

Su ausencia el año pasado en Fallas fue injusta.

Sí, después de salir a hombros en la Feria de Otoño de Madrid, esperaba torear en València. Pero no le di importancia, son cosas que pasan y, afortunadamente, entré en la Feria de Julio.

Ginés Marín se lía el capote de paseo antes de la primera corrida de toros de la Feria de Julio de València

Ginés Marín se lía el capote de paseo antes de la primera corrida de toros de la Feria de Julio de València / EFE/Biel Aliño

¿Qué recuerda de esa tarde?

Fue clave en la evolución de mi concepto. Empecé a apreciar los avances que había entrenado de salón con mi apoderado Curro Vázquez. También recuerdo que me puse el vestido de la cornada de Madrid y, vistiéndome en el hotel, intenté encontrar el boquete remendado por el sastre. Era una cornada pasada y asumida.

¿Cuáles son esos avances?

Esa pureza y esa torería llena de clasicismo que creo que me identifican. Es la que siempre he buscado para crecer como torero. A partir de València, empecé a encontrarme más a mí mismo y vinieron tardes importantes en Santander, Bilbao, Sevilla o Zaragoza.

¿Mejoró en detalles?

Claro, pero no sería capaz de resumirlos. Es el gesto, la postura, la colocación, la forma de coger los trastos. Muchas veces, el maestro Curro me manda fotos y vídeos de toreros antiguos para que me quede con esos detalles.

Entiendo.

No me fijo en el muletazo o en la tanda, que también. Sobre todo, intento impregnarme de esa torería antigua, de esa forma de salir de la cara del toro, de mirar al público, de dar la vuelta al ruedo, de hacer el paseíllo...

¿De qué toreros hablamos?

Sobre todo, de Paco Camino. Es mi gran referente en el toreo y uno de los toreros más completos de la historia.

¿Por qué?

Por su categoría de figura del toreo y por la facilidad que tenía delante de la cara del toro. Por ejemplo, sus chicuelinas, sus inicios de faena, esas trincherillas o esa colocación en el natural... son tantos detalles.

¿Lo ha conocido?

Sí y me cautivó su enorme humildad. Y, al final, solo hablando con ese tipo de toreros, por el gesto y la forma de expresarse, me hacen mejor torero y mejor persona. También me ha pasado con Rafael de Paula.

¿Cuál es la importancia del maestro Curro Vázquez en su vida?

Es tener a una persona al lado que me comprende porque ha pasado por todas las situaciones que yo ahora estoy pasando. Me aporta, por encima de todo, sosiego y tranquilidad, además de esa madurez y ese conocimiento del toreo del que hemos hablado.

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