Inversores privados plantearon construir dos aeropuertos en la Ribera y Requena antes de la Gran Crisis

Los proyectos, que fueron diseñados por separado antes de la Gran Crisis de 2008, buscaban ser instalaciones complementarias para Manises

El aeródromo actual de Valencia se ha ido acercando a su capacidad máxima oficial de 10,5 millones de pasajeros

La gran llanura cercana a Requena en la que se preveía ubicar el proyecto de un nuevo aeropuerto privado complementario a Manises.

La gran llanura cercana a Requena en la que se preveía ubicar el proyecto de un nuevo aeropuerto privado complementario a Manises. / Levante-EMV

El éxito turístico que vive el territorio valenciano, con récord histórico de llegada de visitantes en 2023, ha puesto estas últimas semanas en el foco la cuestión de si el aeropuerto de Valencia –en sus actuales circunstancias– puede hacer frente a una demanda de trayectos que sigue creciendo mes a mes. Tanto desde el Consell como por parte del presidente de la CEV, Salvador Navarro, el mensaje al respecto ha sido claro. Es necesario tener una mayor capacidad de atracción de pasajeros y eso pasa por que Aena, el operador del aeródromo, lleva a cabo una ampliación de las instalaciones de Manises

Pero este camino, con complicaciones por la falta de terreno, tiene la oposición entre otros del ayuntamiento del municipio, un impedimento que abre la puerta a una segunda opción que dibujó la propia consellera de Turismo, Nuria Montes, en una entrevista con este diario. Y no es otra que la construcción de un nuevo aeropuerto complementario al de Manises, un sueño que hace una década y media ya estuvo sobre la mesa. En concreto, entre 2007 y 2008 –un momento marcado aún por el ‘boom’ inmobiliario– se presentaron varios proyectos de iniciativa privada que apostaban por la construcción de una nueva instalación aeroportuaria en la provincia. 

Dos zonas planteadas

El primero de ellos se fijó en el potencial de la Ribera, donde se llegó a proyectar un aeródromo privado de una superficie mínima de 5,5 millones de metros cuadrados y una inversión inicial estimada en más de 323 millones de euros. El enclave elegido para este nuevo aeropuerto se situaba en la zona delimitada por el triángulo que formaban la autovía A-7, la CV-550 y la CV-50, en los términos municipales de Alzira, Benimuslem, Massalavés y Alberic.

Paralelamente a este proyecto, otro grupo inversor apostó por otro enclave dentro de la provincia. Tal como ha podido confirmar Levante-EMV, en 2008 una empresa privada se interesó por el potencial aeroportuario de la comarca de Requena-Utiel, concretamente por los alrededores de Requena.

Al igual que en la Ribera, el grupo inversor planteaba una gran inversión para un aeropuerto privado centrado en el tráfico nacional a internacional de líneas de bajo coste y que se beneficiaría de la orografía del municipio, rodeado de llanuras sin grandes polígonos industriales, urbanizaciones ni infraestructuras que pudieran poner trabas al crecimiento posterior del aeropuerto.

La gran llanura cercana a Requena en la que se preveía ubicar el proyecto de un nuevo aeropuerto privado complementario a Manises.

La gran llanura cercana a Requena en la que se preveía ubicar el proyecto de un nuevo aeropuerto privado complementario a Manises. / Levante-EMV

Otros ejemplos

No habría sido este un modelo extraño si se compara con el de otros países de Europa. En Londres, por ejemplo, existe con esta fórmula el aeropuerto de Southend, creado hace más de un siglo pero propiedad hoy de una firma privada, Esken. A pesar de estar lejos del núcleo poblacional principal –58 kilómetros del centro de Londres, similar a los alrededor de 70 que hubiera tenido con València el proyecto de Requena–, la conexión por tren con la ‘City’ se produce cada diez o quince minutos, tardándose menos de una hora en completar el proyecto.

Justamente, era en esta conectividad donde la alternativa planteada en Requena tenía uno de sus puntos fuertes. No en vano, desde esta hipotética instalación se podía haber llegado en poco más de 15 minutos de viaje a la capital valenciana por ferrocarril gracias a la parada de AVE situada entre Requena y Utiel, una zona con espacio suficiente para albergar una instalación aeroportuaria de grandes dimensiones. 

Las iniciativas se basaban en aeródromos centrados en el tráfico nacional e internacional de líneas de bajo coste

Además, según ha podido confirmar este diario, otros de los factores que se tuvieron en cuenta era la existencia ya de un aeródromo en el Rebollar. 

Situación

Pese a todas estas perspectivas, ambos proyectos no salieron finalmente adelante. Y, hasta el día de hoy, no se conocen otras iniciativas en esa misma línea. Sin embargo, el contexto turístico valenciano actual devuelve al foco el debate sobre si será necesaria una nueva instalación. Porque en 2023, el aeropuerto de Valencia ya rozó los diez millones de pasajeros, una cifra cercana a la cifra oficial de capacidad del aeródromo.

La gran llanura cercana a Requena en la que se preveía ubicar el proyecto de un nuevo aeropuerto privado complementario a Manises.

La gran llanura cercana a Requena en la que se preveía ubicar el proyecto de un nuevo aeropuerto privado complementario a Manises. / Levante-EMV

De momento, esos 10,5 millones de pasajeros máximos –una cifra que según Aena ya ha sido ampliada mediante algunas reformas– parece que se superarán ya este año teniendo en cuenta factores como la mejora de casi 70.000 pasajeros que se ha vivido solo en el mes de enero o las previsiones de aerolíneas como Ryanair, que ha pronosticado que solo entre abril y octubre ofrecerán alrededor de 700.000 asientos más que en la misma temporada de 2023. Con ese horizonte, habrá que ver si –como pasó en el pasado– nuevas alternativas complementarias a Manises vuelven a salir a escena.

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