L’Horta Sud planta cara al cambio climático

La alianza Serà Horta Sud 2030 aborda la necesidad de interconectar los municipios de la comarca a través de cinturones verdes y pone el foco en la protección de la huerta

El proyecto «Serà Horta Sud 2030» apuesta por el impulso de las ciudades verdes en la comarca.

El proyecto «Serà Horta Sud 2030» apuesta por el impulso de las ciudades verdes en la comarca. / Levante-EMV

Conectar la huerta que todavía existe e interconectarla, realizar cinturones verdes perimetrales interconectados y cumplir el Pacto Verde Europeo con la plantación de un millón de árboles en l’Horta a través de estas zonas perimetrales es posible. Esta es la conclusión aportada por el arquitecto y urbanista Vicent Garcia, quién ha expuesto los datos y las vías para conseguirlo en el marco de la mesa de reconstrucción «Serà Ciutats Verdes», que se ha celebrado hoy en Alaquàs

La jornada, englobada dentro del proyecto «Serà Horta Sud 2030», ha reunido en el Castell d’Alaquàs a una setentena de personas procedentes del tejido asociativo de la comarca, del sector empresarial y de las instituciones políticas, con personal técnico y político de diferentes municipios de l’Horta Sud. Entre ellos, representación de Alcàsser, Alfafar, Benetússer, Quart de Poblet, Paiporta o Xirivella, y los alcaldes de Alaquàs (Toni Saura), Aldaia (Guillermo Luján), Catarroja (Lorena Silvent) y Sedaví (José Cabanes). 

Como alcalde del municipio anfitrión y como presidente de la Mancomunitat Horta Sud, Toni Saura y José Cabanes han sido los encargados de abrir la jornada. Tanto Saura como Cabanes han aprovechado para poner en valor una iniciativa como «Serà Horta Sud 2030», que «supera el cortoplacismo de una legislatura, pero mira a un período de tiempo abarcable», según Saura, y que «sirve para educar y concienciar», ha añadido Cabanes.

Además, el alcalde de Alaquàs ha destacado la importancia de la planificación urbana para poder avanzar en las ciudades verdes. Una planificación que en su municipio «ha superado los diferentes gobiernos que ha tenido» y ha incorporado también al tejido social, como una herramienta «importante en los espacios de reflexión conjunta». Por su parte, el presidente de la Mancomunitat ha puesto el foco en la necesidad de educar y concienciar a los más jóvenes «para construir un futuro verde», así como en «aprender mucho y hacer que estas políticas se desarrollen en los distintos ayuntamientos de la comarca». 

Otro representante político presente ha sido el alcalde de Viladecans, municipio del área metropolitana de Barcelona, y vicepresidente de la Red de Gobiernos Locales +Biodiversidad, Carles Ruiz, que ha participado en la mesa de modelos de éxito para contar su proyecto de ciudad, junto al concejal delegado de Desarrollo Sostenible, Servicios Urbanos, Parques y Jardines, Agricultura y Huertos Urbanos del Ayuntamiento de Alaquàs, Sebastián Ruiz.

Viladecans se ha convertido en los últimos tiempos en «un modelo a tomar de ejemplo para la comarca de l’Horta Sud», aseguran desde la alianza Serà Horta Sud 2030, «por su apuesta para la ciudad verde desde un municipio metropolitano de menos de 70.000 habitantes». Por su planteamiento en la materia, Viladecans será el año que viene Hoja Verde Europea.

El alcalde de Viladecans, Carles Ruiz, y el concejal del Ayuntamiento de Alaquàs, Sebastián Ruiz.

El alcalde de Viladecans, Carles Ruiz, y el concejal del Ayuntamiento de Alaquàs, Sebastián Ruiz. / FHS

Para su alcalde, para conseguir avances hacía ciudades verdes es imprescindible «pasar de unas políticas hechas por un departamento o un área a la corresponsabilidad», y se fijan como objetivo para 2030 conseguir la neutralidad climática. Para Ruiz, es necesario «pensar de manera distinta y trabajar colectivamente» porque las respuestas «en tiempos de futuro incierto como el actual, únicamente son colectivas».

Por todo ello, Ruiz considera muy importantes las redes como la Red de Gobiernos Locales +Biodiversidad, porque «aportan conocimiento y permiten compartirlo», y afirma que la regla 3-30-300 (que cada persona pueda ver al menos tres árboles desde su casa, tener un 30 % de cobertura vegetal en su barrio, y estar a un máximo de 300 metros de un parque decente) es una forma óptima de avanzar, al permitir ver de forma simple e intuitiva este verde que «contiene el CO2, hace absorción y tiene efectos tanto sobre el clima como sobre la salud física y mental».

Por otra parte, el concejal de Alaquàs Sebastián Ruiz ha puesto de manifiesto la necesidad de cambiar de paradigma en materia ambiental, destacando el cambio cultural que se está produciendo en la sociedad: «Antes éramos unos incomprendidos los que pensábamos en desarrollo verde; ahora ya no».

Para avanzar en este cambio de paradigma, Ruiz ha reivindicado la importancia de alinear las políticas urbanísticas con las políticas verdes, y no limitarlo a la plantación de árboles, sino «generar la máxima cobertura vegetal y generar relaciones verdes entre barrios, desde una visión verde y de crecimiento limitado». Para Ruiz, también es necesario cambiar el sistema de podas, porque «los árboles no son mobiliario y se tienen que dejar crecer», ya que, asegura, «no es necesario podarlos si se elige bien la especie que se planta, teniendo que evitarse también los monocultivos urbanos». Para terminar, Ruiz ha mandado tres mensajes claros como retos para avanzar y consolidar las ciudades verdes: valentía en las políticas, trabajo en equipo para remar en el mismo sentido y tener claro que «el planeta no nos necesita, lo necesitamos nosotros a él».

Un proyecto con visión bioterritorial

Después de conocer los modelos de éxito de Viladecans y Alaquàs, ha llegado el turno de la ponencia «El sistema verd comarcal», a cargo de Vicent Garcia. Para el arquitecto, «es posible cumplir en l’Horta con la parte proporcional que nos toca» para cumplir el Pacto Verde Europeo de plantar 3.000 millones de árboles nuevos en Europa de aquí a 2030. Concretamente, asegura, para cumplirlo se deberían plantar 6,7 árboles por habitante en 10 años, lo que «es posible a través de las zonas perimetrales». Este proyecto permitiría interconectar la comarca a través de cinturones verdes perimetrales por los municipios de la comarca y conectar las bolsas que quedan de huerta.  

Esta idea también ha sido compartida por Lorena Mulet, representante de la asociación Per l’Horta, y Salvador Pérez, de la asociación Del Camp a la Taula. Para Mulet, son de gran importancia los muros de transición entre el área urbana y la huerta, así como «la protección de lo poco que queda de huerta, mediante zonas perimetrales». La representante de Per l’Horta ha puesto en relieve la importancia tanto ambiental como agrícola de la huerta, que «ha disminuido un 60 % en los últimos años».

Para Mulet, se debe poner en valor «la huerta como despensa, y su potencial económico», y para ello «es necesario invertir dinero para que las agricultoras puedan tener trabajos y vidas dignas», lo que se consigue también «con el consumo de proximidad, también en la compra pública». La huerta como despensa sería, además, «un elemento esencial en la resiliencia ambiental frente al cambio climático», sin olvidar «los problemas de contaminación que actualmente tiene la Albufera y que se ha ido reduciendo el espacio de huerta y el espacio verde con el aumento poblacional», lo que ha repercutido en la pérdida del espacio fértil y que hace imprescindible «el trabajo racional del territorio». 

Lorena Mulet, representante de la asociación Per l’Horta, y Salvador Pérez, de la asociación Del Camp a la Taula.

Lorena Mulet, representante de la asociación Per l’Horta, y Salvador Pérez, de la asociación Del Camp a la Taula. / FHS

Para Pérez, es importante que se ponga el foco en una «mirada bioterritorial que nos permita ver todo lo que hacemos como un sistema». De hacerlo, asegura, «en el área metropolitana de València podríamos vivir con una gran parte de producción propia». Pero, para ello, «es necesario que el suelo esté sano» lo que repercute, como coinciden Pérez y Mulet, en la salud de la población. Por todo ello, afirma Pérez, «es muy importante plantar árboles, pero antes debe haber un suelo con vida».

Esto, que se conseguiría a través de procesos como el compostaje comunitario que vuelve al suelo del municipio en forma de recurso, se observa en la metáfora del iceberg: «Muchas veces trabajamos en la parte visible de la tierra, pero debajo de ella están las barreras estructurales del paradigma de pensamiento», por lo que «es necesario regarlas para transformar todo el sistema y convertirlo en sostenible, a través de la alfabetización ambiental».

Medir para mejorar

“Para mantener y mejorar l’Horta Sud primero se tiene que mapear, conocer y poner en valor los equipamientos de infraestructura verde que nos están dando beneficio”. La afirmación de Mulet se ha enlazado con el mensaje del director de la Fundació Horta Sud, Julio Huerta, quien ha presentado los avances del proyecto Serà Horta Sud 2030 hasta la fecha y ha hecho un llamamiento a los ayuntamientos para que mandaran sus datos, con el fin de poder actualizar el Observatorio Comarcal y que, hasta la fecha, ya ha recibido las actualizaciones correspondientes a Alaquàs, Benetússer y Silla. 

Sobre la importancia de la medición, Huerta también ha destacado «la importancia de la eliminación definitiva de la comarca ficticia Horta Oest», un cambio que «se produjo gracias al trabajo de todos los agentes de la comarca y que nos permite medir realmente la situación de l’Horta Sud».

Con esta clave comarcal, el concejal de Quart de Poblet y de la Mancomunitat Horta Sud, Bartolomé Nofuentes, ha anhelado «no conseguir una ciudad verde referente en Europa, sino toda una comarca». Por ello, ha afirmado que «ya no vale una estrategia donde administración pública y sociedad civil no vayan de la mano», y ha destacado el proyecto de bosque metropolitano como ejemplo que ilustra esta visión comarcal y transversal.

Junto con Bartolomé Nofuentes, han participado en la última mesa de la jornada el jefe de sección de Cambio Climático y Transición Energética de la Diputació de València, Joan Aguado, y la embajadora del Pacto Europeo por el Clima, Carmen Marqués. Desde la parte técnica, Aguado ha destacado la importancia del factor de escala, que hace que un proyecto deba tener escala supramunicipal, ya que «no sirve de nada que un municipio limpie el bosque si el colindante no lo hace».

El concejal de Quart de Poblet, Bartolomé Nofuentes, el jefe de sección de Cambio Climático y Transición Energética de la Diputació de València, Joan Aguado, y la embajadora del Pacto Europeo por el Clima, Carmen Marqués.

El concejal de Quart de Poblet, Bartolomé Nofuentes, el jefe de sección de Cambio Climático y Transición Energética de la Diputació de València, Joan Aguado, y la embajadora del Pacto Europeo por el Clima, Carmen Marqués. / FHS

En la misma línea, Aguado ha indicado que la participación de los agentes sociales no sólo aporta valor a las propuestas, sino que, además, «se valora para los fondos europeos», y que los huertos urbanos son un gran ejemplo a seguir en la estrategia de acción conjunta entre agentes sociales y políticos, además de «una buena práctica para la mitigación y la adaptación, y con un gran valor social al ser intergeneracionales y de compartir conocimiento». 

Como embajadora del Pacto Verde Europeo, Marqués ha puesto énfasis en las tres ideas clave de este pacto: el respeto a los límites del planeta, la transición ecológica justa y el objetivo de conseguir emisiones netas en la Unión Europea de aquí a 2050. Además, Marqués ha mostrado su preocupación por el hecho que «las partidas de huerta son cada día menos, fragmentadas y aisladas», y ha destacado la importancia de que «como mínimo, se mantenga la huerta existente», por lo que debe incorporarse el nuevo paradigma que plantea el Pacto Europeo por el Clima, que «no se dedica únicamente a la visión ambiental, sino a todo: a la agricultura, a la movilidad, la economía circular, la energía e, incluso, la parte diplomática».

Para terminar, Nofuentes ha apuntado a la «necesidad de incorporar el talento acumulado de todos los agentes en el concepto de la economía circular», que se ha cerrado con la reflexión de Aguado, que ha afirmado que «la visión del territorio es siempre multidimensional», y que «no todos los tejidos sociológicos son iguales, lo que se debe tener claro para llegar a todos los agentes».

Unas afirmaciones que han conectado, igualmente, con las ideas más repetidas y compartidas de la jornada: la necesidad de tejer redes y sinergias, que conecten y relacionen tanto a nivel territorial -mediante las conexiones verdes entre municipios y entre zonas urbanas y zonas de huerta-, como a nivel de forma de hacer política -en la relación entre sociedad civil y administraciones públicas-, que unan a todas las partes que forman parte del territorio y permitan tener una estrategia global compartida.