Nek Romero: "Si no hubiese nacido en Algemesí, no sería torero"

El novillero valenciano, que en la Setmana de Bous reaparece de su cornada en Cadalso de los Vidrios, hace el paseíllo con el objetivo de "cortar los dos rabos cada día"

Todos los carteles de las novilladas de Algemesí

Nek Romero: “Si no hubiese nacido en Algemesí, no sería torero”

J.Roch

Jaime Roch

Jaime Roch

No había en Nek Romero una mueca de dolor al descargar su muslo izquierdo agujereado por primera vez. Dos muletas le acompañaban en su “bautismo de sangre” mientras observa la plaza de toros de Algemesí, todavía en construcción a la dura luz de las cinco de la tarde. “Hola, Nek”; “¿Cómo estás?”; “¿Dónde fue la cornada?”; “¿Torearás en Algemesí?”; son preguntas que le lanzan los mismos obreros. No hay nadie que no sepa quién es. Todos lo saludan, lo miran, lo observan como si lo radiografiaran de arriba abajo, como si acabaran de entender que él es el nuevo ídolo del pueblo. “Vente a comer un día a nuestra caseta”, le dice otro. “Si no estás recuperado, no te la juegues que vida solo hay una”, le esputa otro después de abrazarle.

Es el eje central de la Setmana de Bous y la nueva ilusión torera de la afición valenciana. “Reapareceré en Algemesí y torearé con los puntos. Fernando Carbonell me cura y me dice que la cornada evoluciona muy bien pese a los 18 centímetros y las tres operaciones en el mismo día”, manifiesta.

Transmite una simpatía urgente, como una fuerza natural que le viene de dentro. Maduro y valiente en sus respuestas, no proyecta ni angustia, ni resentimiento, ni problemas pese a haber tenido “una infancia compleja”. Se define como “una persona hecha a sí misma que intenta no depender de nadie a sus 20 años”, revela. Y sus mejores amigos, Lluís y Juan, ambos presentes en la conversación, puntualizan que tiene una “disciplina fuera de lo normal y que es muy exigente con él mismo y con la gente que le rodea”. Y su objetivo es claro: ser figura del toreo.

¿Cómo está de la cornada?

Muy bien, casi recuperado, aunque mañana torearé con los puntos. Es mi bautismo de sangre, pero creo que me llega en un momento bonito.

¿Por qué?

Porque tenía claro que iba a llegar. A un amigo que entrena conmigo se lo dije, así que estaba muy mentalizado. Hay veces que ves a tus otros amigos de fiesta casi todas las semanas o tu familia se va de viaje y tú no puedes y me asaltan las dudas de si vale la pena jugarse la vida o no. Pero cuando he recibido esta cornada, he tenido más claro todavía que ser torero vale la pena.

El bautismo de sangre

¿Y eso?

Creo que psicológicamente me ha pillado en un momento precioso. Los 18 centímetros de cornada creo que es poco para lo que me ha dado el toro, un mundo que a mí me ha cambiado la vida completamente.

¿Por qué le ha cambiado la vida?

Me ha hecho mejor persona para avanzar en la vida y madurar como hombre. He pasado de ser un rebelde a que mi familia me pida consejo, incluso mi padre. Y me ha enseñado a competir contra mí mismo para avanzar cada día dentro de la profesión y fuera de ella.

Es el eje de la Setmana de Bous con dos tardes.

Estoy muy ilusionado, es lo soñado. Además, estoy en un momento que me da igual el novillo que salga. Eso recuerdo que Víctor Manuel Blázquez me dijo que es el momento más bonito de un torero. Así que mi objetivo es cortar los dos rabos cada día.

Romero dibuja una verónica en la plaza de Algemesí

Romero dibuja una verónica en la plaza de Algemesí / J.R.

El pueblo está contigo.

Sí, afortunadamente no quedan casi entradas para verme. Pero la clave es que soy muy llano y, cuando me paran por la calle, hablo con todo el mundo. Me considero una persona normal, como el resto.

Entiendo.

La única espina que tengo clavada es no haber podido torear sin caballos en esta plaza. Todo fue por culpa de la pandemia del coronavirus, pero me hubiese gustado tener la Naranja de Plata (novillero triunfador sin caballos) y la Naranja de Oro (novillero triunfador con caballos).

¿Qué recuerdos tiene de niño en Algemesí?

Un día de la Setmana de Bous, mi abuelo materno me llevaba a una novillada. Tendría unos ocho años cuando empecé a ir y, cuando me aficioné, empecé a ver todas las novilladas a través de las rejillas de los tablones de madera que configuran la plaza porque no había dinero para más. Un día unos chavales que iban a mi colegio se apuntaron a la Escuela Taurina de València y yo hice lo mismo que ellos. Así que, si no hubiese nacido en Algemesí, no sería torero.

¿Qué le impactó?

Los vestidos de torear y la magia que desprenden los toreros cuando se lo ponen. Incluso me gusta mirarlos de cerca y hacer fotos a los bordados sin que se dé cuenta nadie para inspirarme. Es como recuperar esa infancia en la que me aficioné.

Nek Romero está convalenciente de su cornada en Cadalso de los Vidrios

Nek Romero está convalenciente de su cornada en Cadalso de los Vidrios / J.R.

El ojedismo

¿Quién es tu referente?

Paco Ojeda. Sobre todo, por la naturalidad de hacer lo que sentía delante del toro sin darle importancia a lo que la gente pensara. Hoy en día, a los toreros nos obsesiona cortar las orejas para poder funcionar, pero, muchas veces, no nos damos cuenta que mostrándonos cómo somos es de la manera que hay que andar en esta profesión.

¿En qué sentido?

Antes de torear en la Feria de Fallas, le saqué la muleta a una vaca vieja en medio del campo, le hice las cosas que sentía en ese momento y acabé cogiéndola de los pitones. Eso me dio una confianza total para el resto de la temporada porque un amigo me dijo que si era capaz de hacerle eso a un novillo en la plaza, me irían bien las cosas.

¿Conoce a Ojeda?

Todavía no. Santiago me ha dicho de presentármelo, pero prefiero no forzar el encuentro. Lo admiro y lo respeto muchísimo y creo que esa distancia hace que su leyenda aumente todavía más si cabe. Seguro que lo conozco pronto.

¿Por qué eligió a Santiago López como apoderado?

Porque siempre lo admiré y por la cercanía que tuvo con José Tomás. Desde que entré en la Escuela Taurina de València he escuchado hablar de él y ahora es en una de las personas que más confío. Hemos podido torear muchas más novilladas, pero él ha luchado por mis condiciones y solamente hemos ido donde se han ajustado a lo que pedimos. Juan Ruiz Palomares hijo también nos ayuda mucho.

Hasta cuatro tardes va a torear en València este año.

Ha sido muy fuerte lo vivido en esa plaza, especialmente la tarde de mayo con aquel novillo de Guadaira. Esa tarde, después de ser el triunfador de Fallas, fui muy presionado a torear por el ambiente que se había creado y salí muy feliz.

Ahora torea el 8 de octubre con Morante y Talavante.

Todavía no me creo ese cartel, pero ahí estoy. Mi forma de quitarme presión es entregarme cada tarde de la misma forma, sin reservas, independientemente de la plaza o los compañeros. Yo no salgo a cortar las orejas, yo salgo a disfrutar. Y eso también haré ese día.

¿Piensa en la alternativa?

Buf, todavía queda mucho. Creo que es pronto y, por ejemplo, todavía debo pisar otras grandes plazas como Madrid o Sevilla.